Mushoku Tensei: Tuatha Dé Danann

Capitulo 03: Maestra

Parte 1°

Había transcurrido una semana desde mi quinto cumpleaños, y en este mundo peculiar, las celebraciones se producían cada cinco años.

Así que, en lugar de los típicos aniversarios anuales, aquí festejábamos los 5°, 10° y 15° cumpleaños. Este último marcaba la transición a la mayoría de edad y la entrada en la etapa adulta. Un sistema extraño, sin duda, especialmente considerando que nuestro mundo estaba gobernado por una monarquía.

Reflexioné sobre el porqué de esta particularidad mientras observaba las velas parpadeantes en la mesa ese entonces. ¿Por qué precisamente a los 15 años? ¿Había alguna razón oculta detrás de esta tradición? Me preguntaba si la monarquía tenía algo que ver con ello, aunque no podía evitar sentir cierta inquietud al respecto.

En ese momento, mi madre se acercó a mí con una sonrisa radiante. Sostenía un libro en sus manos, cuyo título decía "Runas Gaélicas", escrito por alguien llamado Scáthach. La portada mostraba símbolos arcaicos y un gran árbol ilustrado a mano.

-Parece que te gustan los libros, pequeño -dijo mi madre con una risita, entregándomelo.

Tomé el libro con cuidado, sintiendo su peso y la textura de las páginas. Era una enciclopedia sobre las runas mágicas que se utilizaban en la vida cotidiana. Algunas servían para proteger las plantaciones, mientras que otras tenían aplicaciones más bélicas, como trampas en el suelo que se incendiaban al activarse al pisar la runa.

Me pregunté si estas runas eran similares a los círculos mágicos que había leído en otros libros. Compartirían los mismos fundamentos y criterios. Recordaba que trazar líneas y canalizar mana eran parte esencial de la magia. Tal vez estas runas también requerían un proceso similar para activarse.

Por el momento, solo mi abuela conocía mi secreto. No había compartido nada sobre mi magia con mi madre durante todo este tiempo, y algún día le estaría agradecido por ello. Sin embargo, el temor por mi propio bienestar persistía.

Este mundo seguía siendo un misterio para mí. ¿Presentar mi talento mágico me traería beneficios o problemas? Tal vez había reencarnado en un lugar donde la caza de brujas era moneda corriente, o quizás la magia aquí era tan natural como respirar.

Aunque existían libros de magia en este mundo, lo que sugería que la magia no era considerada anormal, no estaba seguro de si estaba completamente aceptada socialmente. ¿Acaso creerían que la magia debería ser exclusiva de los adultos? Además, había descubierto que el uso excesivo de la magia provocaba desmayos, lo que podría considerarse perjudicial para el crecimiento.

Por todas estas razones, decidí mantener mi magia oculta de mi madre. Aunque, en el fondo, sospechaba que quizás ya lo sabia. Después de todo, había disparado algunos hechizos hacia el exterior desde la ventana de mi estudio.

"Pero no debo retrasarme mucho más; tengo que probar conjuros más avanzados."

Durante estos dos años, mi cuerpo y mi mente se habían acostumbrado a una rutina implacable. Horas específicas, total de horas, libros en brazos: todo formaba parte de mi disciplina inquebrantable. Pero ahora, la ansiedad por explorar lo desconocido me embargaba.

Había pasado tanto tiempo estudiando y repasando, sumergiéndome en conocimientos arcanos, que mi mente había cambiado por completo. Cada día, al menos tres horas dedicadas al aprendizaje, y ya no sentía aburrimiento ni nervios al enfrentarme a los libros. Sin embargo, había llegado el momento de trascender lo teórico y abrazar lo práctico.

La magia que había estudiado con devoción, ahora exigía más que palabras escritas en pergaminos. Ansiaba sentir la energía fluir a través de mis circuitos, moldearla con gestos y palabras, y ver los resultados tangibles. ¿Sería como blandir una espada?