Único.

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Christian había decidido que Mónaco era una semana para olvidar, realmente no tenía la mente para poder procesar todo lo que había pasado.

Seguía bastante molesto por el hecho de que Magnussen no fue sancionado, incluso Ocon fue sancionado y el accidente había sido mucho menos peligroso que el choque que provoco Magnussen con Checo.

Para que incluso Marko dijera que no fue culpa de Checo y que deberían de haber aplicado las sanciones necesarias cuando debían, decía mucho, el austriaco no era el mayor fanático del mexicano y aprovechaba cada oportunidad que podía para menospreciarlo, incluso si en el fondo sabía que no era su culpa.

Max había sido otro tema, cuando vio el video del choque estuvo a punto de ir a golpear al danés por haber chocado de aquella manera a su pareja.

Tuvieron que detenerlo cuatro hombres, y solo se calmo hasta que el mexicano fue a abrazarlo y pedirle mimos, Christian todavía no podía creer que el león holandés se tranquilizará solo con una mirada de Checo.

Porque volvió a funcionar luego de que Max terminará la carrera, nadie en el equipo estaba contento con los resultados, pero su piloto holandés era el menos feliz, estuvo a punto de gritarles a sus mecánicos cuando una mirada del mexicano lo detuvo e incluso hizo que se disculpara.

Tuvo conversaciones con todos, escucho los gritos de Jos Verstappen hasta que apago el teléfono, eso había sido hace unos 20 minutos, había decidido que era suficiente estrés por el día, con los patrocinadores, los inversionistas y los accionistas presionandolo todo el tiempo estaban a punto de volverlo loco, así que no tenía cabeza para soportar al Verstappen mayor.

A cualquiera de los Verstappen de hecho, tendría que agradecerle a Checo por distraer a Max.

Sabía que el mexicano se dio cuenta de la manera en la que Max estaba dispuesto a dialogar con él, y Checo lo había salvado de ese argumento el día de hoy.

Para aliviar su estrés había decidido ir al gimnasio del complejo donde podían entrar todos los pilotos y los directivos. Afortunadamente la mayoría de los pilotos ya se habían ido, y los directivos que quedaban no utilizaban el gimnasio.

Así que estaba calentando para empezar a ejercitarse, pero su mente seguía volviendo a la carrera, las estrategias y todo lo mal que había salido el fin de semana.

Subió a la caminadora y la programo para correr a una velocidad media, con sus audífonos puestos al menos había acallado un poco sus pensamientos.

Tan concentrado estaba en correr que no se dio cuenta de cuando entro otra persona que lo miro durante algunos minutos antes de empezar su entrenamiento.

Una vez que pensó que era suficiente, empezó a bajar la velocidad, hasta apagar el equipo por completo.

Cuando se dio la vuelta casi grita, no había visto el momento en el que Wolff llegó y honestamente se asustó mucho al verlo.

El hombre estaba vestido con una playera negra pegada, unos pantalones deportivos grises y esa maldita sonrisa socarrona que tanto lo desesperaba.

- Buenas noches Christian - estaba seguro de que se sonrojo.

Si algo siempre lo volvía loco era el acento del mayor, pero que estuviera vestido así, haciendo esos ejercicios con pesas remarcando sus músculos en los brazos definitivamente hizo que sintiera cosas.

- Toto, ¿Qué tal tu día? - el hombre suspiro como si hubiera sido el mejor día de su vida, sabía que iba a decir antes de que el hombre lo dijera.

- Maravilloso, no obtuvimos tantos puntos, pero estoy viendo la caída de un imperio - rodó sus ojos y camino directamente a las máquina de sentadillas profundas.

Pretty PleaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora