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Había asistido a la modista, aunque después de la carta de esta mañana no deseaba nada más que recostarme y tratar de averiguar quién podría haberme mandado semejante carta.
Estaba apenas subiendo los pocos escalones de la entrada cuando me tope directamente con Penelope.
—Oh, lo siento–Dijimos ambas.
—¿Estás bien?–Pregunte al ver su expresión intranquila. Ella asintió.
—Eloise...
—Oh...
—Quiero cambiar, quiero poder encontrar un esposo esta temporada, necesito salir de esa casa.
—Está bien, pero ¿qué te hizo desear eso?
—Luego te cuento.
—Claro.–Asentí y ella se fue.
Antonia se acercó a mi.
—¿Ella está bien?
—Ella estará bien.-Me adentré a la tienda, encontrandome con la Bridgerton ya antes mencionada, la saludé moviendo la cabeza de arriba para abajo.
—Supongo que Penélope se siente mal por nuestra charla.
—No sé que le hayas dicho, pero no creo que lo merezca.-Ella se acercó a mi.
—Ya hemos hablado sobre esto, yo no la perdonaré.
—Eloise, ella es nuestra mejor amiga.
—Te equivocas, ella es tu mejor amiga, nunca podría ser amiga de alguien como ella.
—A veces no te entiendo Eloise.
—Lo sé.-Ella enganchó su brazo con el mío y nos adentró más en la tienda.
[...]
Era hoy, uno de los bailes más esperados siempre era el de Lady Dambury, el primer baile que además marcaba el como sería la temporada.
Me puse los guantes blancos que me habían dejado para la ocasión y Antonia se acercó para retocar mi maquillaje.
