Perversiones de Otro Mundo +18 [Lemon] [Eldarya] [Nevra]

Lazo dorado

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Tercera temporada de Otro Mundo, Nuestro mundo.

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Si eres menor te invito a NO seguir leyendo. En Wattpad tienes contenido apto para tu edad, esta no es una historia para ti.

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Te invito a seguirme en mis redes de arte que las dejaré en comentarios de este párrafo.

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Capítulo 15 de Nuestro mundo

– Nevra –

El paisaje nevado, las luces en el cielo y la gran luna llena que se alzaban sobre nosotros podían esperar, pues siempre que la besaba el tiempo se detenía para mí, ya nada importaba, solo estábamos nosotros.

No sabemos cuánto tiempo nos quedamos abrazos mirando el cielo, disfrutando de nosotros, dándonos leves besos y caricias que nos iban calentando más de la cuenta.

Comenzamos a recoger nuestras cosas para aparecernos en la entrada de Derdranë. Mi esposa se abrazó a mi cuerpo para ello, aun no estaba acostumbrada a trayectos largos para aparecerse, pero lo usó más de excusa para pegarse a mí, robarme el calor y pasar sus labios por la piel de mi cuello, diciendo que mi olor la embriagaba y le daba calidez. A mí eso me estremecía y me emocionaba por igual.

Al llegar a las calles de Derdranë, estas se encontraban casi vacías, muy poca gente se encontraba aun observando el cielo nocturno cuyo espectáculo continuaría hasta el amanecer. Las tabernas habían cerrado y las pocas parejas que quedaban caminaban de vuelta a sus hogares o habitaciones, como hacíamos nosotros.

No evitaba acercarla a mí para besarla, a besar su mano, su mejilla, sus cabellos, a pegarla a mi cuerpo para robarle parte del calor también, como ella hacia conmigo. Algo que nos atrasó más a nuestra llegada al castillo, pero que no me importó nada. Hacer dos apariciones de largo trayecto podrían marearla, por lo que decidí aparecernos en nuestra habitación cuando entramos en el vestíbulo principal.

—Menos mal que me puedo quitar esto ya —nos quitamos rápidamente los zapatos, sobre todo ella. Luego dejó sobre el sofá la manta y los cojines que habíamos llevado y caminó por la estancia quitándose su abrigo ocre, mirando hacia la ventana del balcón que se encontraba entreabierta, mostrando aún ese cielo cubierto de magia.

—¿Mucho calor? —dejé la cesta sobre la mesa baja frente al sofá, quitándome también mi abrigo, sin dejar de mirarla.

—Si, al igual que estos pantalones. Para estar fueran son geniales, pero para estar dentro... —iba a caminar hacía el armario cuando me acerqué por detrás para abrazarla.

—Bueno, eso tiene fácil solución —bajé un poco el cuello alto de su camisa, para besar levemente su cuello. Noté como la piel se le iba erizando con cada uno de mis besos, haciendo que soltara un leve suspiro.

—¿Ah sí?

—Yo puedo ayudarte en eso —tomé sus caderas con firmeza, acercándola más a mi cuerpo —¿No te había dicho que es tradición que las parejas hagan el amor en esta noche? —le susurré en el oído.