Capítulo 1

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💼🖇️☕️💤

Desde el principio, el día pintaba mal para John. Se despertó quince minutos más tarde de lo habitual, omitió la ducha, y al lavarse los dientes, la pasta dental manchó su camisa favorita. Además, la leche para su cereal estaba echada a perder, las bujías del motor de su auto decidieron dejar de funcionar, y la cadena de su bicicleta se rompió en pedazos.

Cuando finalmente llegó al trabajo, ya tarde, no solo afectaba su situación, sino también a su encargado, un hombre homosexual de 48 años que parecía tener dificultades para lidiar con su calvicie y tenía el nombre más raro del mundo; Lucio.

—¡Llegas tarde!— apareció Lucio moviendo sus pequeñas piernas lo más rápido posible, casi derramando su café.

—Lo siento, per- apenas pudieron salir aquellas palabras de la boca de John cuando Lucio estiró la mano con el horario del día enrollado y lo puso sobre los labios de un John agitado y empapado en sudor—

—Shsssss!!! No quiero saberlo, tenemos mucho trabajo, tenemos mucho que hacer, pero no te tenemos aquí, eres buen elemento, pero últimamente te pasa algo... No podemos seguir así—

John estaba sumido en sus pensamientos. No solo había sido rechazado en un trabajo más decente, sino que también estaba endeudado y recientemente había perdido a su madre. La pérdida de su madre era un golpe devastador, y la ausencia de sus palabras de aliento y apoyo lo afectaba profundamente, aún más porque él nunca agradeció todo aquello que su medre le brindaba, era como si por más que él quisiera llevar una buena relación terminaba arruinando todo.

— John, te necesito aquí ¡las llamadas! ¡Las llamadas! Ring ring! Tienes que atender o me harán despedirte— Dijo Lucio muy desesperado dando pequeños brincos.

—Está bien, lo juro, no se volverá a repetir —

—Queda en ti, cariño. Para la otra dudaré en ayudarte — Lucio era una persona algo enfadosa e irritable, pero aún así ayudaba mucho al personal de su área. Era obvio, si no, a él le iría mucho peor si alguien hacía algo mal.

John, exhausto por la mañana caótica y la carga emocional que llevaba, se quedó dormido en su escritorio. Y fue entonces cuando sucedió lo peor... Lo despidieron.

—Lo siento demasiado, John — habló Lucio.

— No... no te preocupes — John estaba más que derrotado, no se había sentido tan mal, no había tenido tanto en su cabeza... nunca se había sentido tan decepcionado de sí mismo.

Podría resolver sus problemas, a excepción de uno; disculparse con su madre...

A veces hay días malos, pero para John parecían ser más frecuentes que excepcionales. Sin embargo, era una persona que superaba fácilmente los obstáculos. Aunque creía en vivir la vida al máximo, también sabía que estaba bien tomarse un momento para llorar y procesar las dificultades. Vivir el momento, recordaba, porque la muerte es inevitable.

...

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