𝘜𝘯𝘪𝘲𝘶𝘦

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Todo empezó una noche, donde la pareja decidió salir a pasear por las calles de Santiago Del Estero. 

Argentina era el país más soñado por ambos. 

Era su primera vez en Argentina, cosa que los emocionaba.

A pocas cuadras se encontraba su amigo, Ivan, que los esperaba ver desde hace tiempo.

    —Dale, los invito a un boliche de aca.

    —Decile a la puta de tu vieja…—Hablo Sam.

    —Por boluda, no te voy a pagar nada.

    —¡Dale, no seas así!

    —Solo por esta vez, Rivera. Vamos.

Francisco tomó la mano de Samantha haciendo que se girará levemente hacia él.

    —Son re tiernos, amigo —habló Rodrigo, quien recién llegaba—. ¿Cómo están?

    —Bien, ¿tu?—habló Samantha.

    —¿A dónde iban sin mi?

    —Es verdad, ahora que participas en la velada te crees superior ¿Verdad?

    —El minion de medio metro se va a partir su madre —Comentó Francisco, haciendo reír a su pareja.

    —Soy más alto que Nicki Nicole ¿Que decis? Y más alto que ella —Señalo a Sam— No es mi culpa que ustedes midan dos metros, amigo, dejen de romper las pelotas.

    —Vámonos.

Fueron al boliche, había poca gente, cosa que no hacía aburrir al cuarteto.

Las tres y media de la madrugada ya se habían hecho presentes. La pareja estaba cansada.

    —Amigo, nosotros ya nos vamos, luego te pago lo de hoy, ahorita mismo estoy en bancarrota.

    —Na, no se preocupen. Espero que la hayan pasado bien, nos vemos mañana, entonces.

Rodrigo y Ivan se quedaron otro rato, sin saber que sus amigos iban a sufrir una tragedia.

    —Oye, quiero invitarte a una cena, ¿Jalas? —Sam sonrió.

    —¿Qué quieres hacer? ¿Me vas a secuestrar?

    —Ya veo—  la acercó a él, y susurro a un oído: —¿Acaso no puedo invitar a mi novia a una cena? — la estremeció al segundo. Sabía perfectamente lo que quería hacer. 

Ya llevaban varios años siendo pareja, él ya estaba listo para dar el siguiente paso. Ya lo habían platicado, ambos querían. Le quería pedir matrimonio.

Le planto un beso en sus labios.  Aquel había sido el último beso. 

Dos sujetos los agarraron con facilidad.

Francisco trató de defenderse, pero el otro sujeto puso un cuchillo en la nuez de Samantha. Quedó paralizado, no sabia que hacer.

El amarrado a un árbol y ella sujetada por ambos sujetos para abusar de ella. La tocaron, la hicieron sentir una mierda, en esos momentos solo quería morir. Por otro lado, él solo quería que lo matasen a él, antes de que la hagan sufrir a ella.

El sujeto sacó el cuchillo que anteriormente había amenazado con el. Toco sus venas con el cuchillo, para luego clavarlo en ellas, haciendo que su cuerpo quede paralizado al instante. Un inmenso dolor apareció en el corazón del pelinegro al escuchar el grito agudo de ella.

Ambos sujetos escaparon de ahí, dejando el cuerpo de ella en el suelo, y al pelinegro aún amarrado al árbol.

    —Amor… Por favor… Levántate— Las lágrimas caían fácilmente de sus ojos— Amor… cumplamos nuestros sueños… despierta, por favor. Tengamos los niños que siempre quisimos, — su voz se entrecorto— Valeria te espera—lloro aun mas fuerte al recordar cómo le había dicho que quería una niña llamada Valeria— Sam… te amo, amor— había perdido la esperanza de que ella seguía viva.  

No había sido un sueño, no fue como él quería, no fue un maldito sueño.




Fin.



















Aegentina RiverduccionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora