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El chico caminaba por el sendero de árboles, su padre le había dejado salir del pequeño pueblo sabiendo que había obedecido sus reglas de permanecer dentro de la manada.

Iba sumido en la hermosura de los árboles de cerezo que en aquella temporada de otoño siempre florecian, decidió tomar rumbo hacia la manada del Sur, también quería verificar y asegurarse de que todo estuviera en orden.

Quería aprovechar ese tiempo para dedicarse a buscar alguna señal de su destinado, sabía de ante mano que su padre le había aconsejado buscar un omega, pero él...él quería y deseaba a su destinado, no sentía atracción hacia otros Omegas, por más que haya intento hacerlo no podía, muchas veces intento darse por vencido si, pero su lobo le decía que no estaba muy lejos que lo podía sentir y el simplemente tomo la decisión de seguir en su búsqueda.

Se para de frente ante las grandes puertas del pueblo del Sur, habían algunos Betas encargados de vigilar la entrada en caso de que algún intruso quisiera invadir su territorio, Hyunjin al notar la mirada amenazante de los hombres decidió hablar.

-Fui enviado por el jefe del lado Norte-el pelinegro hizo una reverencia antes de seguir hablando-soy el hijo mayor de Kim Namjoon.

Y con esas palabras los hombres parecieron relajar un poco sus facciones mientras se susurraban algo al oído para después asentir de forma ligera, Hyunjin vio como uno de los hombres abría las grades puerta que daban la entrada a la manada del Sur.

-Adelante-habló uno de los hombres permitiendo le la entrada.

Hyunjin no se hizo esperar y a pasos lentos fue ingresando al otro lado, debía de admitir que todo era muy lindo, nunca había tenido la oportunidad de conocer ese lado, y ahora que lo hacía no iba a desperdiciar la oportunidad, sin más se adentro por entre las pequeñas casas, su padre le había dicho que la más grande era la del líder Lee Seojun.

Se detuvo en una plaza al ver la cantidad de cosas que tenían, la curiosidad lo mató cuál gato y corrió.

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-¡Hannie hyung!-Gritó el menor al verlo salir de una pequeña farmacia-¡ven aquí!..

Han Jisung era el mejor amigo de Jeongin, era un Omega muy hermoso, sus ojitos eran cafesitos como almendras y su piel blanca como la nieve. Jeongin de verdad que admiraba la belleza que se cargaba.

El omega mayor al ser llamado por el menor no dudo en correr hacía su dirección y estrecharlo en un cálido abrazo.

-Mi pequeño Innie~-Canturreo el Omega mientras deshacía el abrazo-te he extraño mucho en estos días- hablo limpiándose una lagrima falsa.

-No sea exagerado hyung- respondió el menor en una pequeña risa-solo han pasado dos días.

-Dos días en los que me he sentido más solo que mi propia soledad- pucherio el mayor mientras lo volví a estrecha en sus brazos, pero al olfatear sus cabellos olió algo dulce- Innie-le llamó.

-Um.

-¿Estas en celo?-Pregunto curioso.

-Eh, si hyung-respondió el menor algo avergonzado.

-¿¡QUE¡?.

Y ahí esta Jisung, como siempre de dramático pegando el grito en el cielo.

-Shhhh- le callo el menor tapando le la boca- no es para tanto.

-Innie, es tu primer celo- le recordó el mayor viéndolo incrédulo.

-Lo sé, no tienes que recordarmelo-reprochó el Omega.

-Y entonces que haces fuera de casa- le reprochó el muchacho frunciendo el ceño.

-Hyung, estoy en celo no inválido- respondió con una sonrisa socarrona.

-Si ajá..

-La verdad esque ya estaba aburrido en casa, por eso quise salir-Explicó el menor- pero ya iba de vuelta.

-Bien, entonces te acompaño-ofreció el mayor con una sonrisa.

-Bien..

Ambos chicos caminaban hacia la casa del pelirrosa, no queda muy alejada de la plaza así que podían llegar en un abrir y cerrar de ojos.

Y como dije, ambos chicos ya se encontraban frente a la puerta de la gran casa.

-Bien, hyung, muchas gracias por acompañarme-agradecio el Omega en una reverencia.

-No es nada Innie, ya me tengo que ir, nos vemos mañana- y sin más que agregar el mayor se alejó dejado al chico solo.

Jeongin se adentro a su hogar encontrando todo muy callado y solo.. no recuerda aver escuchado que saldrían. No le tomo mucha importancia y siguió de largo hasta la cocina y abrió la nevera de donde saco un pote grande de helado de vainilla, relamio sus labios de solo ver el embace, tomó una cuchara de los cajones y camino hasta las escaleras pero un estruendo proveniente del jardín trasero lo hizo detener sus acciones en seco.

Se asomó por el umbral de la puerta que daba hacia el jardín trasero y en todo un rincón pudo visualizar a su madre cargando grandes materas hasta un barandal.

—Mamá, que fue ese ruido— Pregunto el chico desconcertado.

—Oh, Innie, ya regresaste, no fue nada bebé es solo que se me cayó una maseta de seramica y se rompió— respondió sus madre mientras veía lo que quedaba de la maseta en el suelo.

— Está bien, ¿necesitas ayuda con algo?....

— No no no, tu ve a descansar, ya casi acabó con ésto— le respondió sus madre con una sonrisa.

— Está bien mami, me iré a mi habitación— solo hubo un sonido de afirmación por parte de su madre y con eso caminó de vuelta a las escaleras las cuales subió casi corriendo.

Ya estando tumbado en su cama destapó el pote de helado llevándose una buena cucharada a la boca sintiendo el frío en toda su cavidad bocal.

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⏰ Última actualización: Jul 09 ⏰

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