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[ narrador ]

El chico se levantó observando su habitación, el sudor le recorría la cara y espalda, sus ojos asustados y desorbitados...apenas lograba dormir... Y no hace mucho que aquellas pesadillas le atormentaban

¿A quien no?

Después de todo, aquellos recuerdos le lastiman de una forma horrible..

Las náuseas siempre vienen junto a aquel chico que juró ser su amigo

Observó sus manos, alucinando aquella sangre que le salpicó aquella vez...
Definitivamente no se sentía bien..
Sin embargo;

— ¿Willy?

Aquella voz le sacó de sus pensamientos observando el saco de dormir que estaba a un lado de su cama, el albino dió una pequeña risa observando a su amigo adormilado.

— duerme fargan, aún queda una hora antes de tener que levantarnos — dijo observando el gran reloj que tenía en la pared.

"4:30 am"

— no..— dijo negando con la cabeza mientras sonreía — ¿Puedo subir contigo?, me duele un poco la espalda..

El de ojos achinados asintió de forma tranquila y dió leves palmadas sobre el colchón.

— ¡Yay! — dijo emocionado— ¡La hermandad gana!

—  ¿que quieres comer hoy?— dijo acariciando levemente su cabeza de forma amable.

No era secreto que más de una vez habían actuado cariñosos sin embargo ni siquiera ellos sabrían decir que son.

Guillermo no deseaba una relación
Y  David no sabría definir su sexualidad

Era extraño.

[ • • • ]

—  ¡buenos días!

Ambos chicos llegaron al salón saludando, recibiendo las respuestas de algunos de sus compañeros.

— ¿Rubius no vendrá hoy?— pregunto el de cabello blanco

El contrario iba a responder sin embargo pudo ver cómo aquel asqueroso grupo pasaba fuera de su salón riendo.

Sabía lo que significaba.

— Willy ya vengo , iré al baño un poco.

Sin más que decir salió corriendo del salón en dirección contraria a la que los otros adolescentes se habían ido

Cruzando los dedos fue directamente al baño, no había que ser tonto, era día jueves, ya llevaban casi  una semana en clases  y desde que "vegetta" consiguió el castigo los inútiles habían estado insoportable.

Entró en el baño que estaba en el segundo piso y observó detenidamente , empujó las puertas de los cubículos una por una hasta que le vió, se agachó para quedar a su altura y suspiró

— Rubén, aquí estás...

— fargaaaan, buenos días— dijo de forma juguetona.

- Después de clases - [rubegetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora