Acostada en la cama, Violeta empezaba a sentir la calidez de la luz que se colaba por las cortinas, acariciando su cara y torso.Remoloneó en la cama con los ojos cerrados, negándose a despertar, ya que no había dormido demasiado esa noche. Después de terminar la primera de las dos fechas de la gira en el Palau Sant Jordi, todos los triunfitos estaban demasiado eufóricos como para ir a dormir directamente, por lo que se quedaron en la habitación de Álvaro y Bea charlando hasta tarde mientras se tomaban unas cervezas.
Intentó desperezarse estirando los brazos, dándose cuenta de que tenía una mano inmovilizada debido a que estaba entrelazada con la de la persona que la abrazaba desde detrás, con un firme agarre en su cintura. No pudo evitar sonreír y morderse el labio por la repentina sensación de felicidad que inundaba todo su cuerpo.
Se giró con cuidado sin romper el contacto para encontrarse de frente con una imagen a la que se estaba empezando a acostumbrar, y no le podía gustar más el sentimiento. Chiara seguía dormida, las largas pestañas rozaban sus mejillas y sus labios entreabiertos estaban ligeramente hinchados. Se le caían los mechones del moño improvisado de forma desenfadada por la cara. Era preciosa.
La miró embelesada, con una adoración que, estaba segura, se podría percibir desde fuera, pero ya no le importaba, demasiado tiempo había estado ocultándola. Queriendo retener esa imagen, cogió su móvil que reposaba en la mesita de noche y le hizo varias fotos, para después guardarlas en el álbum dedicado a ella y mirarlas con una sonrisa bobalicona.
Lo dejó en su sitio y se dispuso a seguir observándola. Subió la mano y acarició con cuidado y suavidad su cara, desde sus cejas, bajando por la nariz y terminando en sus labios. Un suspiro involuntario se escapó de la boca de la morena, que aún seguía perdida en sus sueños.
De repente, un ruido molesto y exageradamente alto resonó por toda la habitación, causando que Chiara apretara los ojos molesta, revolviéndose incómoda en la cama.
- Apaga esa alarma ya, Vio.
La nombrada hizo lo pedido y no pudo aguantar la pequeña carcajada repleta de ternura que le produjeron sus caras y quejas amortiguadas al tener la cara enterrada en la almohada.
Nada más oír el sonido de su risa preferida, la pelinegra sonrió cansada y abrió los ojos todavía con algo de dificultad. No quería perderse por nada del mundo esa imagen. Su sonrisa se ensanchó tanto que le empezaron a doler las mejillas.
- Eres guapísima - expresó encandilada y con su voz ronca por el despertar. No podía creerse la suerte que tenía de tener a aquella chica a su lado. Con ese pensamiento se acercó para besar sus labios con tranquilidad y cariño, sin prisas.
Violeta dejó de reír para corresponder al beso, pero al terminar mantuvo la sonrisa, enseñando todos los dientes y el hoyuelo al completo. Le dedicó una mirada cargada de sentimiento.
- Eso es porque no te has visto a ti, Kiki.
Esta rio avergonzada y se acercó, aún con la mano en su cintura, para apoyarse en su lugar seguro; el pecho de su novia.
- Estoy cansadísima, tengo la sensación de que he dormido dos horas como máximo. - dijo suspirando y cerrando de nuevo los ojos ante las caricias que la pelirroja había empezado a hacer en su pelo.
Violeta alargó su brazo libre para mirar la hora en el teléfono. - Pues son las doce del mediodía, amor. Deberíamos ir levantándonos, que tenemos que comer con esta gente e ir a las pruebas de sonido para hoy.
- ¿Y si no vamos? - preguntó totalmente convencida - Nos sabemos la coreo perfectamente, la hemos ensayado mil veces. - le dijo mientras dejaba un tierno beso en su esternón y acariciaba la suave piel de su cintura.
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One Shots | Kivi
RomanceHistorias cortas de dos románticas del romanticismo. (mayoritariamente softs y con mucha intensidad, suficiente drama tenemos ya en la vida real)