4. Entre Menorca y tú

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'Última llamada para el vuelo 435 con destino a Menorca. Pasajeras, Violeta Hódar y Chiara Oliver, por favor, diríjanse de inmediato a la puerta de embarque.'

Violeta y Chiara estaban sentadas en unas incómodas sillas de plástico en la sala de espera del aeropuerto, absortas en una conversación animada sobre sus planes de viaje, sin prestar atención a su alrededor. Chiara, con la emoción de un niño, gesticulaba mientras hablaba, y Violeta, con su sonrisa permanente y ojos brillantes, la miraba con adoración.

- Que ganas tengo de enseñarte mi isla, Vivi, ¡me muero de la ilusión! Podríamos hacer algo que nunca hayamos hecho las dos juntas, ¿no? - decía Chiara, iluminándosele el rostro con una idea repentina. - ¡Podríamos hacer paracaidismo!

- ¿Paracaidismo? - Violeta soltó una risa nerviosa. - En ese caso, prefiero quedarme en tierra firme, muchas gracias.

En ese momento, la voz del altavoz resonó de nuevo:

'Última llamada para el vuelo 435 con destino a Menorca. Pasajeras, Violeta Hódar y Chiara Oliver, por favor, diríjanse de inmediato a la puerta de embarque.'

Ambas se miraron con los ojos abiertos como platos.

- ¡¿What?! ¡Esas somos nosotras! - exclamó Chiara, poniéndose de pie de un salto.

- ¡No podemos perder el vuelo, Kiki, date prisa! - exclamó Violeta con su acento granadino más marcado de lo habitual, levantándose con rapidez. Sin embargo, al hacerlo, tropezó con su mochila y estuvo a punto de caerse.

Chiara la atrapó justo a tiempo, sosteniéndola por la cintura y riendo.

- Vamos, torpecita, tenemos un avión que coger. - pero mientras Chiara intentaba ayudarla a levantarse, también tropezó, empujando sin querer a la mayor y cayendo justo a su lado. Ambas empezaron a reírse sin poder contenerse, formando una escena caótica y adorable en medio de la sala de espera.

- ¡Vaya par, no damos una! - dijo Violeta entre risas, tratando de ponerse de pie de nuevo y ayudando a su novia.

Agarradas de la mano, empezaron a correr hacia la puerta de embarque, esquivando a otros pasajeros y maletas. A mitad de camino, Violeta se detuvo bruscamente.

- ¡Mi libro! Me lo he dejado en la silla.

Chiara se giró, sin soltar su mano.

- ¿En serio? ¡Espera aquí!

- Voy yo, Kiki, no tardo nada.

- Mejor no, my love. Eres capaz de volver con una pierna rota y el libro hecho pedazos, hazme caso. - dijo traviesa, caminando de espaldas con una sonrisa burlona, para luego echar a correr.

- Pero si ella también se ha caído... - murmuró Violeta para sí misma, negando divertida con una sonrisa mientras mordía su labio inferior.

La pelinegra corrió de vuelta a la sala de espera y volvió unos pocos minutos después con el libro en la mano, jadeando y riendo.

Violeta la recibió con un abrazo rápido y un beso casto, sonriéndole agradecida.

- Eres un caso perdido. - dijo, entregándole el libro a la pelirroja. - Ahora sí, ¡vamos!

Llegaron a la puerta de embarque justo cuando la azafata estaba a punto de cerrarla. Con las mejillas sonrojadas y respirando agitadamente, mostraron sus tarjetas de embarque.

- Gracias por esperarnos. - dijo Chiara con una sonrisa radiante.

- No hay problema. - respondió la azafata, también sonriendo. - Buen vuelo.

One Shots | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora