𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐁𝐀𝐋𝐋𝐄𝐑𝐎 𝐁𝐋𝐀𝐍𝐂𝐎

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Tras acomodar todas mis cosas llamaron a mi puerta. Era Lord Grigory, quería que pasearemos por los jardines mientras mi madre disfrutaba de su audiencia con la reina. Al ver que no se me ocurría ninguna excusa, acepté. De todas formas iba a ser mi marido, y tendría que pasar tiempo con el quisiera o no, asi que más valía hacerlo aunque fuese mínimamente agradable.

Ambos paseábamos cerca del lago, yo estaba agarrada de su brazo mientras caminábamos.
-Nunca me acostumbro a estar aquí. -
Menciono. -Es como si no perteneciera a este lugar.
-Los jardines de mi mansión son tan espectaculares como estos, y allí si que encajaras, porque serás mi esposa, destinada a ser amada por un hombre como yo.
Le sonreí. -Que poeta.
Por mi gusto por la lírica, Grigory siempre intentaba sacar su lado romántico y decir algo profundo, pero no le salía demasiado bien, aún así, valoraba su intento.

Pasamos cerca de la escuela de los niños Grisha que entrenaban para el Segundo Ejército. Observé con alegría como los niños practicaban con sus poderes mientras reían y jugaban.
-Son tan monos.
-Espero que nuestros hijos no nazcan así.
Ese comentario me hizo enfurecer.
-¿Disculpa? ¿Qué tendría de malo que fueran Grishas?
-Que nos los arrebatarían, los traerían aquí y no volveríamos a verlos.
-No seas exagerado. -pensé.- Siempre podemos ir a Novy Zem para que no los recluten, una vez pasada la edad de reclumentamiento volveríamos a Ravka, como hizo mi padre conmigo.
-Aún así serían vistos con malos ojos, tendrían que vivir ocultando sus poderes.
-¿Pero qué dices?
-Como tu padre y tú.
Dijo esto con un tono que no me gustó nada. Le solté el brazo.
-¿Tiene algo de malo ser como yo?
-No, no he dicho eso, lo que quería decir-
Le interrumpí.
-Dejalo.
Me dirigí hacia otro lado del jardin.

Caminé hasta llegar a una fuente, me senté, pensativa. Si algo de lo Grigory había dicho era cierto era que mi padre y yo no le dijimos a nadie sobre nuestros poderes, mi madre guardaba el secreto puesto que muchos de nuestros clientes a lo mejor no les gustaría llevar ropa hecha por un grisha, todavía había mucho rechazo hacia nosotros. Además de que se menospreciaría nuestro talento. Mi padre y mis abuelos lucharon tanto para sacar adelante su taller hasta convertirse en importantes comerciantes, todo para que ahora me viera forzada a abandonar mis sueños y su legado para casarme con un hombre que podría ser mi padre, salvo por que mi padre si era un hombre culto, cariñoso y amente del arte. No un hombre que vivía de la herencia de su familia por ser amigos de la realeza.
Estaba tan ocupada autocompadeciendome que no me fijé en el libro que había sobre la fuente. Lo reconocí de inmediato. "El caballero blanco" una épica sobre las hazañas de un caballero. Me pregunté que hacía el libro allí, y enseguida llegó mi respuesta.
-Disculpe señorita Ivanov.
Al alzar mi vista vi a Tolya.
-Buenas tardes señor Bataar.
-No hace falta que me llame así.
-Usted tampoco.
-¿Debería llamarla por el apellido de su prometido? ¿ Smirlova?
Mi cara se tornó seria. -No.
El chico se sorprendió. -Lo siento, no ha sido educado de mi parte eso.
-Tranquilo.
Me levanté con el libro aún en las manos.
-Mi libro...
-Oh, es suyo. -le entregué de vuelta el libro.- Es un clásico.
-¿Lo conoce?
-Mi padre solía leerme lo de pequeña. Mi gusto por la épica es gracias a él.
-Pues si usted quiere puedo enseñarle los libros de la biblioteca, hay inmensas estanterías llenas de poesía.
-Se lo agradezco, pero es difícil encontrar un libro que no me haya leído.
-Eso me suena a reto.
Dijo frunciendo levemente el ceño. Los dos nos reímos.
-Pues si está interesada en acudir a la biblioteca no dude en buscarme, le enseñaré mi colección personal.
-Me encantaría.
Cuando me iba a marchar el chico habla.
-¿Lo quiere?
Refiriéndose al libro.
-Quedeselo, yo me lo se de memoria.

Caminé de vuelta al palacio cuando me encontré con Nikolai y Alina saliendo de este. Hice una reverencia cuando estuvimos en frente.
-No hace falta que te inclines ante mi T/n, ya lo sabes.
Dijo dándome un golpe amistoso en el brazo.
-¿Y quién dice que me estoy inclinando ante ti? Egocéntrico. -me giré hacia Alina y me incliné. -General Starkov.
Se rio ante mi broma. -Llámame Alina, por favor.
-Hemos visto a Grigory entrando al palacio, no tenía buena cara. ¿A pasado algo?
Suspiré. -Que tiene la sensibilidad de un charco de agua.
-Bueno, no todos los hombres tienen mis dotes para el romanticismo.
Miré a Alina. -¿Cómo lo aguantas?
-No lo sé.
Las dos nos volvimos a reir.
-Ya veo que habéis hecho una alianza para atormentarme.

...

Leía en mi habitación cuando empezó a caer la noche. Alguién llamo a mi puerta, extrañada la abrí, y ante mí se encontraba Grigory.
-¿Qué haces aquí?
-He venido a disculparme.
Dijo mientras entraba en mi cuarto.
-De verdad que no quise decir lo que piensas, no me entendiste bien.
-¿Así? ¿Y qué querías decir?
-Lo que dije era que nuestros hijos tendrían que esconder sus poderes porque de otra forma serían vistos como bichos raros.
-Ya, ¿tanto te importaría como los viesen los demás?
-En esta vida importa la opinión ajena, T/n, quieras aceptarlo o no.
-Osea que si la gente supiera que yo soy una hacedora no te querrías casar conmigo.
-Yo no he dicho eso.
-Si tanto inporta la opinión ajena eso sería lo que hubiera pasado.
-Claro que no.
Dijo con voz firme, pero yo sabía que era mentira, lo vi en sus ojos.
Me coloqué junto a la ventana. Grigory se puso a mi espalda, sus manos agarraron mis brazos y me dejo un beso en el hombro.
-Sabes que te quiero, ¿verdad?
"Otra mentira" no pude evitar pensar.
Me giré para mirarlo y vi a Alina en la puerta, con su vestido y en compañía de Tolya.
-General Starkov.
Grigory se giró y la saludó.
-Siento interrumpir.
-No, no se preocupe, mi prometido ya se iba. -Lo agarré del brazo y lo llevé hasta la puerta. -Como puedes ver estoy muy ocupada. -le dije mientras metía a los recién llegados a la habitación para después cerrar la puerta.
-Sentimos haberos interrumpido.
-Tranquilos, solo habéis interrumpido una discusión. Mi padre solía decir que una mujer infeliz es un matrimonio infeliz, así va a ser el resto de mi vida.
Dije algo apenada. -Bueno, ¿ocurre algo con su vestido? ¿No le gusta?
-No, no, es perfecto. Pero... ¿cómo has conseguido mi talla?
-Oh, Nikolai me la dio.
-¿Y cómo ha conseguido él mi talla?
Me encogí de hombros. -Es un hombre de métodos extraños.
-Y que lo digas.
Dijeron Tolya y Alina al mismo tiempo.
-De todas formas, soy bastante torpe, mientras me lo probaba lo he rajado un poco por debajo.
Me enseñó un pequeño corte que tenía el vestido por la falda.
-Eso lo puedo arreglar en un momento, por favor sentaos.
Coloqué el vestido suavemente en la cama y en un momento lo cosí.
-Ya está. -pegué el vestido al cuerpo de Alina. -Nikolai no mr dijo que tenías la piel aceitunada, este color tan brillante no te favorece tanto como había pensado.
-¿Ah no?
-Te queda muy bien, pero...- miré a mi alrededor. Me fijé en los ojos de Tolya, eran de un color dorado oscuro, el color perfecto para Alina. -Tus ojos.
-¿Qué?
Tolya se sonrojó.
-El color es perfecto. -me fijé en su cinturón, era del mismo color. -¿Me permites?
Toqué el cinturón con cuidado, extrayendo parte del color a mis dedos, despues pase la mano por el vestido y este fue tiñiendose del mismo color.
-Eres una hacedora.
Dijo Alina.
-Así es, herencia de mi padre.
-¿Y cómo es que no estás en el segundo ejército?
-Mi padre me llevó a Novy Zem antes de cumplir la edad para que me hicieran la prueba. Estuvimos allí un par de años hasta que decidimos volver.
-El mismo truco que usó mi padre.
Miré a Tolya, no sabía que un grisha.
-Mortificador.
-Vaya.
-Solo la familia real conoce mis habilidades, le agradecería, a ambos, que no dijesen nada.
-Tranquila.

Le pregunté a Alina si le gustaba vivir en el Pequeño Palacio, comenté que yo nunca había estado allí, y ella me invitó a cenar mañana con ellos. Tolya me pidió que le hiciera un traje nuevo, y yo accedí encantada.

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⏰ Última actualización: Aug 20 ⏰

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