Capítulo 8

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-Hey, Marcos- grito Lucía, llamando su atención 

-Ah, hola- respondió con voz tímida el

-¿Como que "ah, hola"? ¿Y eso tan importante que me tenías que decir?-

-Ehhh... Yo... Bueno...-

-¿Que, Marcos? ¿QUE?- una fuerte sacudida demostraba lo preocupada que estaba Lucía en ese momento 

-Bueno... mi perro... murió- Marcos sollozo

-¿El pequeño Tommy? ¡No puede ser!- ella soltó los hombros del chaval y rápidamente le 'proporciono un abrazo -Es, es una pena, lo siento tanto, Marcos...- susurro 

-Es mentira- la voz del chico apenas se escuchaba

-¿Que?- Lucía sonaba confundida -¿Menti...? 

Marcos no la dejo terminar, no podía aguantar mas, ella estaba muy cerca, y el la acerco mas (si es que eso es posible) agarrándola de la cintura. No aguantaba mas las ganas de... besarla. Marcos beso los labios de Lucía, aunque rápido se aparto, avergonzado. Quito las manos de la cintura de su amiga y susurro un "lo siento", pero Lucía reacciono de una manera inesperada. Le agarró del cuello y le acerco a ella, lo beso apasionadamente, siempre lo habían deseado. Después de un largo rato, y casi sin respiración, le susurro algo en el oído.

-Yo lo siento, por haber sido una ciega tanto tiempo- y volvieron a la carga, un beso tras otro, de todas las maneras posibles, cuando un sonoro trueno les interrumpió.

-Se acerca una tormenta enorme- filosofo Lucía, observando el cielo

-¿Y que mas da ahora?- Marcos la miro, y la volvió a besar, mientras las primeras gotas caían.

Ambos se dejaron llevar, Marcos llevo a la joven a un lugar mas tranquilo y abandonado y comenzó a visitar los lugares inexplorados del cuerpo de Lucía. Pero ella no se quedó atrás, le quito la camiseta al chico mientras sus lenguas seguían pegadas. Ellos siguieron, tuvieron un momento de pasión que llevaban años deseando. Nada les importaba: ni la lluvia, ni lo que puedan decir sus padres. 

Sin embargo, a mucha, mucha distancia, los observaba alguien que no estaba preocupado, si no enfadado, y sobre todo desolado. A mucha, mucha distancia se encontraba el desconocido que había estado escribiendo a Lucía, roto por dentro. La amaba con locura. Aquel empapado chico, lloraba. No se sabía de donde era el charco del suelo, si de la naturaleza, o de el. 



Idiota está escribiendo [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora