1. Sobredosis

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Era una mañana soleada de otoño. Siete de la mañana mientras la castaña terminaba de atar los cordones de sus zapatos azules.

—Mi mochila, el proyecto... Esta todo listo...— recordaba las cosas que necesitada llevar mientras murmuraba.

La jovencita observó la mesita al lado de su cama en donde se encontraba aquel manhwa temática Bl, se lo había regalado su vecina quien pensó que le gustaría. No lo iba a negar, le pareció entretenido pero la forma en la que los intereses amorosos de ese libro de enamoran del protagonista era muy poco realista y la villana fue vencida tan fácilmente que le dio pena ajena. Muchas partes no tenían nada de sentido por lo que nisiquiera lo había terminado de leer. Sin embargo, decidió guardarlo también en la mochila ya que tal vez y hoy lo acabaría de leer.

Una vez lista, camino hacia la pequeña cocina y se sirvió un vaso de agua luego, sacó un frasco de su mochila que contenía unas píldoras blancas.

—Anoche no pude dormir haciendo el proyecto y me siento muy cansada, pero si tomó una pastilla estaré bien el resto del día, apenas regrese dormiré toda la tarde... - suspiró con fascinación, imaginandose a ella misma envuelta en sus cálidas sabanas mientras tomaba una larga siesta.

La falta de sueño se podía ver en sus ojos, grandes bolsas negras estaban debajo de ellos y la piel pálida por falta de luz solar solo las resaltaba más.

—Muy bien... — limpio el resto de agua que había quedado en sus labios con la manga de su camisa larga para finalmente caminar hacia la puerta del apartamento.

Una vez afuera entrecerro sus ojos con molestia, su apartamento estaba demasiado oscuro en comparación con el exterior. Eso no la detuvo a seguir su camino pero por supuesto antes de irse le puso llave por seguridad.

Camino a paso rápido mientras sacaba su teléfono dispuesta a revisar mensajes y correos. Un chat en especial fue el primero en abrir, en este ella había sido la última en escribir espero unos segundos y al no ver actualizaciones simplemente siguió revisando los chats.

—Parece que se acostó temprano ayer...— pensó para si misma. Su rostro se arrugó por la decepción.

(...)

Ya había pasado media hora y finalmente había llegado a la universidad, una vez ahí se encontraba buscando su aula y en pocos minutos ya se encontraba dentro.

Acomodo su mochila en su asiento girando la cabeza en varias direcciones buscando a alguien en especial.

—Hey... Hola Aline... — saludo suavemente a la rubia teñida quien al voltear a verla le devolvió la sonrisa.

—¡Hey! Lo siento por no responder ayer Anne estaba realmente ocupada ¿Trajiste el proyecto, cierto? — pregunto la chica sin dejar de sonreír.

La castaña también mantuvo su sonrisa, verdaderamente feliz —Lo entiendo y sí lo traje... Por cierto, se que normalmente estas muy ocupada y eso pero... ¿Crees que este fin de semana?... — apretó su brazo con claros nervios pero continuó la oración.

—¡Oye Aline ven a ver esto! — en eso otra voz se hizo presente llamando a la rubia quien de inmediato se levantó.

—¡Ahí voy!... Mira Anne, me caes bien pero solo somos compañeras de clase realmente no me interesa que seamos otra cosa, ¿Lo entiendes, cierto? — la rubia dijo con voz suave mirándola con ojos suplicantes.

La castaña apretó sus manos detrás de la espalda y asintió mientras sonreía.

—Oh sí, lo entiendo... —

—Sabía que lo harías — fue lo último que dijo para caminar hacia el grupo de féminas quienes empezaron a hablar entusiastas.

—A pesar de que fui tú amiga de la infancia... Esta bien...— Anne se sentía frustrada pues sabía que aquella chica que alguna ves fue su amiga ahora solo le hablaba para hacer sus proyectos y tareas.

Reviso la hora en su teléfono y al ver que todavía faltaba media hora para iniciar las exposiciones decidió despejar su mente así que camino hacia el baño.

Se echó agua en el rostro y suspiró melancólica apretando el aparato en su mano, lo miro un segundo y finalmente decidió prenderlo.

En ese momento un ligero quejido sonó detrás de ella a lo que miro extrañada el cubículo donde provenía aquel gemido, al parecer había una pareja bastante entusiasta dentro.
No quiso incomodar al par así que decidió salir en silencio, pero antes de salir completamente ya estaba marcando a un número que estaba guardado con varios corazones.

Este tardo en responder pero antes de caminar hacia su aula pudo escuchar un tono de llamada dentro del baño, su cuerpo se paralizó rogando para que no fuera lo que se imaginaba. Espero, y en unos segundos este fue atendido.

—¿Sí, qué pasa cariño? Te dije que hoy llegaría tarde... — la voz sonaba agitada y para Anne quien estaba afuera de aquel servicio pudo escuchar la voz claramente. Era la voz de su pareja.

Los labios pálidos temblaron pero antes de soltar algún ruido cubrió su boca con la palma de su mano sin poder creerlo, las lágrimas no faltaron.

—¿Anne, estas ahí? — sin poder soportarlo más corto la llamada. No quería escucharlo más o mas bien, nunca.

Las lágrimas se desbordaron y los sollozos también pero ella trataba de esconderlas con la palma de sus mano.

(...)

Anne se preguntaba que había hecho mal ¿Era acaso su culpa el que las personas que amaba la tratarán así? No, definitivamente no era su culpa, pero ella no podía pensar en otra causa.

Ella seguía llorando sintiendo un agudo dolor en su pecho, levanto la cabeza ligeramente y vio el bote de pastillas que había tomando en la mañana en el suelo tirado, seguramente ya había tomado tres de estas pero no había mejora.

Furiosa empuja la botella bruscamente hacia la pared —¡Que se mueran todos...!— gritó frustrada y con el rostro rojo por el enojo.

Con movimientos lentos intento levantarse de la fría esquina donde se escondía pero al hacerlo esta sintió un mareo terrible luego de náuseas, por lo que cubrió su boca evitando que el vómito salga. Respiro profundo y trago fuertemente para después quitar su mano y ahora ponerla en su abdomen adolorido. Intento respirar lentamente pero debido al sollozo de su dolor volvió a hiperventilarse, provocando que su garganta se secara y empezará a toser. Al ver su mano esta pudo ver sangre en ella, asustandola.

—¿Qué... Me está pasando...?— su vista se volvió borrosa y pronto cayó al suelo inconsciente.

"Tal vez... Yo soy la que debería morir..."


𖦹★𝐍𝐨𝐭𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐮𝐭𝐨𝐫★𖦹

Hola! Cómo les ha ido?, finalmente ya termine el capítulo número uno. Sinceramente si me dio un poco de lastima escribir esta parte, ¿Ustedes también sintieron un poco de lastima por la protagonista o no sintieron nada?

Realmente tampoco soy la mejor escribiendo así que posiblemente no exprese muy bien esa tristeza pero bueno, me esforzaré en cada capítulo más.

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𖦹★𝐅𝐢𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐧𝐨𝐭𝐚★𖦹







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