Capitulo 6

70 11 4
                                    


Era muy temprano en la mañana y como todos los días salia de la casa a alimentar a sus animales, saco agua del pazo para regar sus cultivos y cosecho las verduras que estaban ya listas colocandolas en una canastilla. Antes de que saliera el sol solia llevarle parte de su colecta a personas que no tuvieran mucho para comer, dejaba las canastas (que el mismo hacia) frente a las puertas de las personas en la madrugada, las llenaba de frutas y verduras junto a botellas de vidreo que contenian leche fresca. El no necesitaba consumir muchos alimentos por lo que se desperdiciaria mucha comida a lo que opto de regalarla, por que no cosechaba menos? Simple, le gustaba cuidar plantas como si fuera una de las poblaciones de hongos que tenia su amigo George.


Después de su "atareada" agenda se encontraba haciéndose unos huevos fritos que acompañaría con pan y una buena taza de café. Al terminar se sentó en una de las sillas del comedor y se dispuso a comer.

q: Que puedo hacer hoy?

Se preguntó en su mente mientras desayunaba. Todo se había vuelto bastante repetitivo y tranquilo; no se quejaba, pues era mejor que estar en un lugar lleno de guerras, pero ya llegaba a ser aburrido. Al terminar, se dispuso a lavar lo que usó y lo acomodó en su respectivo lugar.

Mientras observaba la luz del sol entrar por la ventana de la cocina, una idea cruzó su mente. "Tal vez podría visitar el pueblo hoy", pensó. Había pasado mucho tiempo desde su ¨última¨ visita y, aunque apreciaba la soledad y la paz de su vida en el bosque, también extrañaba un poco la interacción con otras personas.

Decidido, se puso (lo que esta en la imagen pero en vez del cubre hombros tiene una capa roja larga), tomó una de sus canastillas vacías y salió de su casa. El camino hacia el pueblo era un sendero serpenteante a través del bosque, bordeado de altos árboles y flores silvestres. A medida que caminaba, el sonido de los pájaros y el crujir de las hojas bajo sus pies le daban una sensación de tranquilidad.

Al llegar al pueblo, lo primero que hizo fue dirigirse al mercado. Era un lugar bullicioso, lleno de gente comprando y vendiendo productos frescos. A pesar del ajetreo, siempre había algo reconfortante en la familiaridad del mercado. Le devolvio el saludo a algunos vendedores que lo veian pasar y se detuvo en el puesto de un chico que vio hace tiempo entre las personas que buscaban a aquel pequeño, Miguel, que vendía pan recién horneado.

"¡Nunca te he visto por aquí!", exclamó Miguel con una sonrisa. "¿Qué te trae al pueblo hoy?"

"Pues me lo encontre de camino, he estado viajando últimamente y pensé que una caminata hasta este pueblo me haría bien", respondió.

Después de charlar un rato y comprar un par de panes, continuó su recorrido por el mercado. Compró algunas semillas para plantar en su huerto y se detuvo a escuchar a un grupo de músicos callejeros que tocaban una melodía alegre la cual le encanto a lo que dejo unas cuantas monedas y pepitas de oro en el sombrero que se alojaba en el suelo ya que no entendia muy bien el sistema monetario de ese lugar.

Cuando el sol comenzó a descender, decidió que era hora de regresar a casa. Caminó de vuelta por el sendero del bosque, con el corazón un poco más ligero y la canastilla llena de pequeños tesoros del mercado.

De vuelta en casa, se sentó en su porche y observó cómo el cielo se teñía de tonos rosados y anaranjados al atardecer. "Tal vez la vida no sea tan aburrida después de todo", pensó. Había pequeños momentos de felicidad y conexión que, aunque breves, hacían que cada día valiera la pena. Con una sonrisa en el rostro, se levantó y entró en la casa, listo para preparar la cena y descansar, sabiendo que el mañana traería nuevas oportunidades y sorpresas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 21 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Quackity en la fundación S.C.PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora