28. Yuwon

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Necesitaba uno, era una necesidad que no solía tener con frecuencia, pero en esos instantes me estaba pudiendo. Miraba la sartén, el humo subir lentamente, el sonido del resto de cocineros, incluso oía a Gang hablar en la ventanilla; pero mi mente solo podía pensar en una cosa.

—Pareces agobiada, ¿pasa algo?

El señor Lee emplató como siempre: rápido y eficaz. Me echó un último vistazo antes de preguntarme de nuevo si todo estaba bien. Miré a nuestro alrededor, aceché con cuidado asegurándome de que ni mi padre ni los hermanos pudieran escuchar lo que iba a decir. Era un secreto, al menos para ellos, no era un conocimiento obvio como que me gustara la cocina, era algo diferente, completamente.

—Me apetece fumar.

Lee primero se sorprendió, el hombre no se esperaría tampoco eso viniendo de mí: un angelito. Pero después buscó en sus bolsillos bajo el delantal y me ofreció mi mayor deseo en esos momentos.

—Te doy dos, pero eres muy joven para tener estos enganches.

—Gracias—los metí en mi bolsillo con cuidado, pero con rapidez—Juro que no lo hago frecuentemente.

—Lo sé, si no estarías tosiendo como yo todo el día.

Sonreí, una pequeña subida de comisuras que no podía evitar dedicar a un ser de luz como él. Todos en aquel restaurante eran realmente increíbles.

—Yuyu—mi padre se asomó por la ventanilla me hizo dos señas para que fuera, pero antes de ir tuve que mirar al señor Lee.

Ambos hicimos la mítica señal de guardar silencio como si nuestras bocas fueran una cremallera. No quería que mi padre se enterara de que de vez en cuando, necesitaba una mierda de esas entre mis labios.

Cuando estuve frente a él no dijo nada. Pensé que era una pequeña venganza por robarle el sitio en la cocina, que solo quería hacerme perder tiempo. Pero cuando su sonrisa se ensancho y empezó a mover las cejas lo comprendí.

—Tu noviecito está aquí—murmuró alto.

—No lo digas así—respondí avergonzada, no porque mis mejillas se fueran a sonrojar, si no porque el tono que había usado y esa palabra salir de él me daban ganas de fingir no conocerle.

—¿Quieres que lo grite?—comenzó a girarse, y pude ver que el restaurante estaba a rebosar—Últimamente no hay buenos cotilleos en el pueblo...

Lo callé con ambas manos, casi me subí a la encimera de la ventana. La punta de mis dedos eran lo único que tocaban el suelo.

—¿Qué estáis haciendo?

Yeonjun estaba frente a la caja, justo detrás de mi padre. Sang también estaba ahí dejando lentamente una bandeja, y su cara era idéntica a la de Yeonjun. Ambos nos miraban fijamente, tenían las cejas curvadas y la boca entreabierta como si tuvieran la intención de decir algo y no supieran qué.

Aparté las manos rápidamente. Volví a tener ambos pies en el suelo, y hasta me coloqué el delantal nerviosa. Yeonjun había ido a hacerme una visita, y encima venía con el pelo húmedo y una camiseta blanca de tirantes. Me había matado, sin duda. Su piel tan blanca, sus ojos tan rasgados, esa pequeña sonrisa de comisuras, su metro ochenta con el que me sentía de alguna forma intimidada...¡Por qué era tan guapo? No podía ver otra cosa más que un atractivo envolvente.

—Yeonjun, mi hija está como un tomate—mi padre se dio la vuelta al instante, se había vuelto un tono poco bromista, uno serio y aterrador viviendo de alguien tan deslumbrante—¿Qué le has hecho?—apoyó la mano sobre la encimera llamando algo la atención de algunos consumidores cercanos—¿le guiñaste el ojo? ¿Te relamiste los labios? ¿le mandaste un beso mientras yo no miraba?

Part Of Me -Yeonjun (PAUSADA)Where stories live. Discover now