Capítulo 1: El Niño Abandonado

6 0 0
                                    

"Me quedé solo hace mucho tiempo".

 
Esta frase envuelve mi mente, llevándome de regreso a esos días en los que todo cambió. Recuerdo a ese niño que se juntaba con todos, que aceptaba a todos, que buscaba amigos y anhelaba sentir el amor por primera vez. Ese niño deseaba que alguien confiara en él, o al menos creía que alguien lo haría. Pero la realidad se desplomó sobre él como un teatro en ruinas.

Ese niño esperaba las felicitaciones del profesor que tanto admiraba y respetaba, pero nunca llegaron. En cambio, los otros profesores, aquellos a quienes también apreciaba, le dieron la espalda. Ya tenían a alguien preparado para su evento, alguien que no era él. Peleó con ansias, pero tantas cosas sucediendo a la vez lo destrozaron. Vio el teatro derrumbarse, las verdaderas caras de las personas, y comprendió nuevos sentimientos. Finalmente, fue abandonado en la batalla por su madre, quien, ofendida, solo pensó en sí misma.

Para un niño de 10 años, cansado de tantas caras, tantos "tratos" y tantos hipócritas, aquella situación fue traumática. Hasta que le hicieron la pregunta que cambió todo: "¿Y tu mamá, dónde está? ¿Ya firmó?" En ese momento, el niño forjó y dominó la habilidad de reprimir sus sentimientos, una habilidad que había aplicado inconscientemente años atrás con la muerte de su abuelo, la única persona que realmente creía en él.

El niño reprimió sus ganas de llorar por el odio que sentía al saber que su madre no estaba. Pensaba: "Huyó como siempre lo hace. Me dejó solo. ¿Por qué siempre pensando en ella? ¿Por qué simplemente no firmó y me llevó con ella? ¿Por qué a mí? ¿Por qué tuve que participar en este tonto examen?" Desde ese día, el niño perdió las ganas de estudiar para sus exámenes. Desde ese día, el niño aplicado y estudioso murió, y en su lugar surgió un niño diferente.

Decidió ser él mismo, buscar un sentido a la vida, pero su necesidad de amor y protección creció. El vacío se hizo más profundo al presenciar tantas traiciones y el abandono de su propia madre en un momento crucial. Con el orgullo roto, el niño se convirtió en alguien tímido, irresponsable, frío, calculador y manipulador.

Desde ese día, el niño se quedó solo porque decidió cerrarse al mundo. Decidió que él mismo determinaría lo bueno y lo malo para su vida, y forjó su propio camino de soledad. Aceptaba a las personas, pero sabía que, por más cercanas que fueran, algún día lo traicionarían. Sí, el niño inseguro de sí mismo y de los demás, el niño que ya no participaba, simplemente cumplía.

El niño en el que nadie confiaba, que todos abandonaron, que todos dejaron caer, el que nunca fue elegido primero. Ese niño decidió que las personas eran una mierda, pero a su vez, ese vacío le hizo dudar de sí mismo. Se preguntaba: "¿Por qué yo no puedo ser feliz?" Al ver cómo otros tenían oportunidades y no las aprovechaban, al ver que otros recibían amor y él no, pensaba: "¿Por qué ellos sí y yo no?"

Con sus dudas, decidió huir de la realidad, solo, a su propio mundo. Un mundo donde solo él podía controlar lo que sucedía y nadie podría dañarlo.

Desde ese día, me quedé solo.

El Diario de Daniel (Versión en Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora