𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐢𝐞𝐜𝐢𝐬é𝐢𝐬

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∙:♛:∙ᴀᴄᴛᴜᴀʟɪᴢᴀᴄɪᴏɴ ɪ/ɪ∙:♛:∙

⚠️𝐀𝐃𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀⚠️
𝑬𝑺𝑻𝑬 𝑪𝑨𝑷Í𝑻𝑼𝑳𝑶 𝑪𝑶𝑵𝑻𝑰𝑬𝑵𝑬:
𝙴𝚜𝚌𝚎𝚗𝚊𝚜 𝚍𝚎𝚜𝚌𝚛𝚒𝚙𝚝𝚒𝚟𝚊𝚜 𝚍𝚎 𝚟𝚒𝚘𝚕𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚙𝚞𝚎𝚍𝚎 𝚛𝚎𝚜𝚞𝚕𝚝𝚊𝚛 𝚜𝚎𝚗𝚜𝚒𝚋𝚕𝚎.

⚠️𝐀𝐃𝐕𝐄𝐑𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀⚠️𝑬𝑺𝑻𝑬 𝑪𝑨𝑷Í𝑻𝑼𝑳𝑶 𝑪𝑶𝑵𝑻𝑰𝑬𝑵𝑬:𝙴𝚜𝚌𝚎𝚗𝚊𝚜 𝚍𝚎𝚜𝚌𝚛𝚒𝚙𝚝𝚒𝚟𝚊𝚜 𝚍𝚎 𝚟𝚒𝚘𝚕𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚙𝚞𝚎𝚍𝚎 𝚛𝚎𝚜𝚞𝚕𝚝𝚊𝚛 𝚜𝚎𝚗𝚜𝚒𝚋𝚕𝚎

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LA OTRA CARA DE
LA MONEDA
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𝙰𝚛𝚒𝚜𝚑𝚊 𝚁𝚘𝚘𝚜𝚎𝚟𝚎𝚕𝚝 – 𝙿𝚛𝚎𝚜𝚎𝚗𝚝𝚎

Conforme el tiempo pasaba menos frío sentía.

Tumbada en el suelo mantenía la mirada fija en el reflejo de la escaza luz que se colaba por la ranura de la puerta, con toda mi fuerza de voluntad trataba de no cerrar los ojos, de esa forma evitaba tener que revivir momentos que me provocaban desesperación, tal como lo que sucedió con Edgar noches atrás, también quería evitar el desconsuelo y la tristeza que me agobiaban en exceso a causa de Lila y tío Gian.

Quería no pensar en eso, pero mi cabeza me jugaba en mi contra y, empecé a sentirme culpable; desistí de imputárselo a esa mujer, si la razón de la muerte de ellos fue por tratar de cuidarme de estas personas, es ilógico que tratara de ver más allá cuando solo debía fijar el ojo en mí.

Lo que más me aterraba era tener que decirle a Adelaida lo sucedido y el por qué, no estaba segura de si yo podía darle tal noticia, no quería ni siquiera imaginarme haciéndolo. Tal vez cuente con la suficiente suerte para que ellos, los que estaban fuera de estas cuatro paredes, acabaran con mi existencia y, así no tener que verle la cara a Ade y tener que decirle que ahora estaba huérfana... al igual que yo.

Sombras pasaban de un lado a otro a cada momento, solo pasaban, hasta que una de ellas se quedó estática obstruyendo una parte de la luz que se colaba. Me abracé un poco más al escuchar el ruido del metal hacer eco en la habitación y en lo profundo de mis oídos, entrecerré los ojos por la luz que me cegó un instante, al parpadear un par de veces me acostumbré a ella, se trataba de ese hombre otra vez, antes había venido otro, pude utilizar el baño, sin embargo, no me dejaron ducharme, mi piel aún estaba manchada por la sangre de Lila y Zet, aunque sí me dieron una camiseta para cubrirme y, honestamente con eso me bastaba.

Saqué fuerzas de donde no tenía para levantarme del suelo, ignorando el hecho de que por un poco y quedo estampada en donde antes estaba tirada por mi falta de equilibrio; él, al quedar frente a mí me tomó del brazo jalándome para sacarme de la habitación, pero fijé todas mis fuerzas en resistirme, repetir una escena como la de hace rato no se me apetecía mucho.

—Hören Sie auf, sich zu widersetzen. (Deja de resistirte.)

Desplazó su mirada hacia la mía; no me acostumbro a ver esos ojos helados y cargados de odio.

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