+21 | MAFIA RUSA
Ella vive un infierno... sin saber que es la legítima heredera de la mafia Alemana, Rusa e Italiana, capaz de hacer el mundo arder si así lo desea.
Arisha Von Nacht es la heredera de una dinastía marcada por el poder y el peligro.
Tumbada en el suelo mantenía la mirada fija en el reflejo de la escaza luz que se colaba por la ranura de la puerta, con toda mi fuerza de voluntad trataba de no cerrar los ojos, de esa forma evitaba tener que revivir momentos que me provocaban desesperación, tal como lo que sucedió con Edgar noches atrás, también quería evitar el desconsuelo y la tristeza que me agobiaban en exceso a causa de Lila y tío Gian.
Quería no pensar en eso, pero mi cabeza me jugaba en mi contra y, empecé a sentirme culpable; desistí de imputárselo a esa mujer, si la razón de la muerte de ellos fue por tratar de cuidarme de estas personas, es ilógico que tratara de ver más allá cuando solo debía fijar el ojo en mí.
Lo que más me aterraba era tener que decirle a Adelaida lo sucedido y el por qué, no estaba segura de si yo podía darle tal noticia, no quería ni siquiera imaginarme haciéndolo. Tal vez cuente con la suficiente suerte para que ellos, los que estaban fuera de estas cuatro paredes, acabaran con mi existencia y, así no tener que verle la cara a Ade y tener que decirle que ahora estaba huérfana... al igual que yo.
Sombras pasaban de un lado a otro a cada momento, solo pasaban, hasta que una de ellas se quedó estática obstruyendo una parte de la luz que se colaba. Me abracé un poco más al escuchar el ruido del metal hacer eco en la habitación y en lo profundo de mis oídos, entrecerré los ojos por la luz que me cegó un instante, al parpadear un par de veces me acostumbré a ella, se trataba de ese hombre otra vez, antes había venido otro, pude utilizar el baño, sin embargo, no me dejaron ducharme, mi piel aún estaba manchada por la sangre de Lila y Zet, aunque sí me dieron una camiseta para cubrirme y, honestamente con eso me bastaba.
Saqué fuerzas de donde no tenía para levantarme del suelo, ignorando el hecho de que por un poco y quedo estampada en donde antes estaba tirada por mi falta de equilibrio; él, al quedar frente a mí me tomó del brazo jalándome para sacarme de la habitación, pero fijé todas mis fuerzas en resistirme, repetir una escena como la de hace rato no se me apetecía mucho.
—Hören Sie auf, sich zu widersetzen. (Deja de resistirte.)
Desplazó su mirada hacia la mía; no me acostumbro a ver esos ojos helados y cargados de odio.