Salir con alguien a quien no le importas es duro. Bueno, pues Eiza lo sabe mejor que nadie. Atsuno Tokoyoda, su novio desde hace años, es un chico coqueto, amable, guapo y deportista.
Eiza, ciega de amor, ignora los comportamientos de su novio, con...
La luz del amanecer deslumbró mis aún pesados ojos grises. Me estiré cogiendo mi móvil para apagar el molesto zumbido del despertador. Al levantarme sentí el frío del suelo bajo mis pies descalzos, y me dirigí al baño. Mi corto y liso cabello marrón casi se mezclaba con las sombras. Con un suspiro, lo peiné rápidamente y me vestí con el uniforme de la escuela.
Antes vivía en la zona rural de Japón, pero a papá le ofrecieron un trabajo en la capital, y ya hace un año que vivimos aquí él, mi hermano y yo. El tiempo pasa volando.
Bajé las escaleras y un aroma a café inundaba la planta. Mi padre estaba en la cocina, viendo las noticias matutinas como siempre.
—Buenos días, papá —dije, dándole un beso en la mejilla.
—Buenos días, cielo. ¿Dormiste bien?— respondió él con una sonrisa.
Asentí y me serví un vaso de leche, mientras mi hermano, Ryota, estaba cocinando los almuerzos. Era alto y robusto, con el mismo pelo oscuro que tenía papá, siempre peinado de manera desordenada.
—Vámonos, Eiza, que no quiero llegar tarde— dijo Ryota con una mirada de hermano mayor que sabía que no aceptaría objeciones.
Salimos de casa juntos, camino hacia la escuela. Aunque Ryota y yo éramos muy distintos en muchos aspectos, compartíamos una conexión especial, probablemente debido a la ausencia de nuestra madre. Nunca la conocimos; relativamente sí, pero yo era tan pequeña que apenas la recuerdo.
—¿Hoy vas a ir a ver a Atsuno después de las clases?—preguntó Ryota interrumpiendo mis pensamientos.
—Sí, tiene entrenamiento— respondí sin poder ocultar una sonrisa.
—No llegues tarde—.
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No pude evitar perderme en mis pensamientos. Que me llevaron hacia el mismo nombre de siempre. Atsuno, mi novio. Nos conocemos desde pequeños y siempre hemos tenido una relación especial. Nos entendemos con miradas. Aunque a veces él se aleja apartado la mirada cuando intento acercarme a él, poniendo excusas tímidas. Sé que es por su edad, él va a 1° año, y supongo que no quiere ser visto como menos maduro. Es muy mono, y siempre es tan atento...
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