Cada sonrisa oculta por una tristeza eterna, puede ser liberada con la lucha interna entre mostrarte cómo eres, o continuar con la máscara que te asfixia al grado de apagar tus ganas de vivir.
Un chico que se refugia en sus dibujos, y un invasor que...
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El único consuelo a este dolor, es que pude ver aquella sonrisa.
Con gusto pasaría mil infiernos si al final del camino me llevara a su felicidad.
Es fuerte, siempre lo fue. Tuvo miedo a tomar vuelo, pero ahora no dejará que lo vuelvan a encadenar.
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A veces la clave está en volar alto hasta que el viento susurre nuestro destino.
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Sus manos entrelazadas dolían por la intensidad del agarre.
La espera de aquellos resultados los estaba enloqueciendo.
Desde hace días los malestares no lo abandonaban, el dolor punzante lo hacía jadear como nunca.
Pensaron que era agotamiento, al menos uno de ellos lo pensó. Pero el otro sabía que se aproximaba la hora. Rogó tantas veces para que no lo hicieran sufrir. Pero ya estaba escrito, lo sabía, lo vio, claramente vio aquel nombre y los días restantes.
Su corazón dolía aún más que su espalda. Le era difícil mantenerse en aquella forma. Pero lo haría por aquel chico. No lo dejaría en esta nueva batalla. Él sería el último en marcharse.
