|| OHH BABY

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a Mateo le era inevitable no sentirse incómodo cada vez que veía a sus amigos tan alzados con las chicas, no era la primera vez que pisaba una juntada del curso a la cual fue de reemplazo de otra persona, pero juraba ser la última. se cruzó de brazos en cuanto percibió la vibra rara que abundaba por la casa de su compañera, y trató de recordar cuándo fue el día que había aceptado ir a dicho lugar.

al único que aún no le había subido el alcohol a la cabeza, era a él. intentó tomar y tomar, pero siempre fue de ser muy lento en ganar una buena borrachera, por eso estaba más aburrido que estufa en verano. no sólo que nadie de su curso llegaba a darle ni cinco de pelota, sino que también tenía que aguantar escuchar música a la cual él no estaba acostumbrado.

maldecía el momento en el que aceptó que era mejor quedarse a disfrutar con su curso y no jugando a la PlayStation en su casa hasta tan tarde. Mateo admitía que, lamentablemente, tenía que integrarse un poco más con sus compañeros, pero su timidez no lo dejaba. era una persona tan cerrada, que sólo sus amigos tenían la suerte de escucharle la voz.

agarró el vaso que todavía tenía unas gotas de Fernet para darle un largo sorbo. no le era familiar este tipo de tragos, ya que no contaba con la cantidad de salidas y boliches que sus amigos, pero no le disgustaba tomar o disfrutar de una lata de cerveza de vez en cuando. en ese momento, le daba un poco de vergüenza estar en frente de gente que era de uno o dos años más grandes que él; personas de otros cursos, como de quinto año, también estaban en aquella juntada.

mientras tanto, y del otro lado de la casa en donde se hacía esa "juntada", se encontraba Florencia, quien también iba por su segundo o tercer vaso, ya no se acordaba. ella estaba haciéndole la segunda a su amiga Esther, ese famoso 2pa2, pero no le atraía ni un poco el chico con el que le había tocado chamuyar. estaba harta de escucharlo hablar de su ego y sus logros como persona o en el fútbol, por lo que mientras él le hablaba y hablaba, ella decidió mirar a su alrededor, chequeando quién o qué podía juzgar sin culpa en su cabeza.

su vista terminó deparando en aquel morocho que no demostraba tener un solo gramo de diversión con la juntada, y no dudó en quedárselo mirando por bastante rato. no le daba ni un poco de pudor admitir que a ella le atraían los menores, pero Mateo era su debilidad absoluta. siempre lo anduvo ojeando demás en el colegio, y ella trataba de que él también la mire, pero nunca lo terminaba logrando. verlo tan solo y tan aburrido en su propia nube de pensamientos, la hizo querer tirar aquel 2pa2 y sacarse la duda de quién era Mateo verdaderamente.

—disculpame, voy al baño— habló Florencia, teniendo la obligación de frenar aquella cantaleta que el acompañante no paraba de soltar.

—¿querés que te acompañe?— propuso el rubio, ya agarrando su vaso de la mesa con intenciones de hacer lo que dijo, acompañarla.

—no, no hace falta— negó ella, regalándole una falsa sonrisa que trató de hacerla verdadera.

el rubio, sin más, asintió.

quería matar a su mejor amiga por haberle dejado al más boludo a cargo.

Florencia había prendido todas sus lamparitas cuando dijo que iba a ir al baño, porque el mismo quedaba justo a un costado de donde estaba sentado Mateo y, encima, de espaldas al rubio.

one shots; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora