|| NIGHT

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—¿abro?— preguntó en alto Valentín, volviendo al living en donde estaban todos reunidos. el timbre de la casa acababa de sonar.

—que vaya Maia— dijo Iara, sentándose en el sillón grande.

—¿por qué yo?— consultó la nombrada, dejando que le gane un poco la incertidumbre.

—¡no! dejá— negó Valentín, interviniendo antes de que Maia le haga caso a su amiga.

Iara, luego de una mirada amenazadora del ojiazul, adhirió.

por lo tanto, Maia decidió caminar hasta el baño a lavarse la cara para despertarse. había sido un día muy largo de colegio, en el que tuvo una materia pesada tras otra. ya no daba más del cansancio, pero no podía negarse a una reunión con sus amigos. total, era viernes.

lo único que la contentaba entre tan poca energía, era que iba a volver a ver a Daniel, a quien no veía hace varios días por él estar faltando al colegio. sólo se había dignado a salir de su casa para ir a la casa de Valentín y, por supuesto, verla a ella.

mientras se miraba al espejo, Maia escuchó unas voces entrando a la casa, pero tuvo que quedarse estática en su lugar en cuanto reconoció la voz del que no quería escuchar. el mundo se le frenó en su eje, era la última persona a la que quería ver. tomó aire y se controló mentalmente para no salir a putear a sus amigos, quienes le habían dicho que iba a ser una juntada, dentro de todo, pacífica.

sin más, apagó las luces del baño y salió del mismo con una buena cara larga.

del otro lado del plano, Mateo estaba terminando de saludar a los presentes con una sonrisa, aún sin saber que Maia estaba en la casa. toda esa alegría y esa buena onda, se le cambió al ver a la morocha pisando nuevamente el living. ambos se habían puesto la misma cara de pocos amigos al ver al otro, fue casi instantáneo que la casa se haya vuelto un silencio infernal.

por eso mismo fue que Valentín no quiso que Maia abra la puerta. alguno de los dos decidiría irse, y esa no era la idea.

fueron obvias las razones por las que los dos decidieron no saludarse, Maia pasó a saludar directamente a los que venían detrás de él. justo y daba la casualidad de que Daniel había caído al mismo tiempo que el morocho, ambos llevándose pésimo.

la verdadera pregunta era, ¿había alguien que se llevara bien en ese grupo o no se falseen?

—¿por qué no me avisaron que iba a venir este pelotudo?— le preguntó en murmuro Maia a su amiga, ella alzó los hombros.

—igual de sorprendida que vos— negó Iara.

era mentira.

la suerte de Maia y Mateo no era de las mejores. ninguno de los dos estaba mentalmente preparado para ver al otro, puesto que luego de ser casi novios y terminar de la peor forma, las ganas de esquivarse mutuamente eran evidentes. ambos habían caído en la mentira de sus amigos, quienes estaban hartos de que no se puedan ver ni por cinco minutos. siempre tenían que juntarse con uno y después con el otro. una tortura.

one shots; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora