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ÉI también era fuerte. Levantó a Fourth del suelo, pisoteando los pantalones de vestir, que aún colgaban alrededor de sus delgados tobillos y sacándolos por completo, mientras levantaba los pies del pequeño pelinegro fuera de ellos. Apoyó precariamente el regordete trasero blanco del chico en la esquina del ascensor, encima de la barandilla que rodeaba las paredes, y lo sostuvo allí con dos grandes manos debajo de sus muslos, Presionó las delgadas rodillas para abrirlas y volverlas contra la pared.
Fourth gritó cuando la polla comenzó a presionar dentro de nuevo, cerrando los ojos y apoyando la cabeza contra la pared, mientras jadeaba por respirar impotente. No se le dió respiro de la dolorosa penetración.
Los labios del hombre cubrieron los suyos nuevamente y esta vez los abrió fácilmente, conteniendo el aliento mientras la lengua del otro hombre devastaba su boca, distrayéndolo del dolor ardiente de la gran intrusión en su pequeño culo. Esa enorme polla comenzó a entrar y salir, lentamente abriéndose camino más y más profundamente con cada golpe, como un minero perforando en busca de petróleo.
— N-nunca había hecho esto antes. – jadeó Fourth, mientras el hombre se abría camino sin piedad hacia su sexo virginal. El otro hombre tarareó en su oído:
— Yo tampoco. – Fourth se dió cuenta, que el hombre probablemente pensó que estaba hablando de follar en un ascensor o tal vez de follar con un extraño, no de sexo en general pero no se molestó en corregirlo. Tenía otras cosas en qué pensar.
Labios recorrieron su cuello, calientes chupando la tierna carne de forma intermitente y dejando pequeñas marcas rosadas. El pelinegro dejó escapar un gemido suplicante, y el hombre misterioso respondió con un rápido y fluido empuje, golpeando su punto dulce como una diana, golpeando un punto dentro del pobre Fourth, que lo hizo gritar de puro éxtasis.
Se le salieron pequeñas lágrimas de los ojos . Nunca antes en su vida lo habían tocado allí. Se sintió como un relámpago blanco. Quería sentirlo de nuevo. Los golpes se hicieron más superficiales como si el hombre pensara que podría haberlo lastimado, por la forma en que habia gritado.
Ahora le faltaba el punto. Sus embestidas se detenían justo antes de llegar a eso. Fourth comenzó a retorcerse, trató de moverse contra el eje dentro de él, pero no podía mover ni un músculo. Estaba completamente a merced del hombre corpulento.
Unas manos grandes lo sostuvieron sin esfuerzo, abriendo aún más sus piernas, soportando el pequeño peso corporal del chico casi por completo.
— ¡Más adentro ! – Fourth gritó desesperadamente : – ¡Más fuerte por favor! – Los ojos dorados brillaron de emoción, y la dura mandíbula del hombre se endureció con determinación. La parte superior de su cuerpo, densamente musculosa, permaneció quieta, pero la parte inferior se convirtió en un borrón de movimiento. Atravesó el sexo de Fourth una y otra vez. Metiendo su impresionante circunferencia sin piedad, dentro de la suave carne aterciopelada.
