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— ¿Sabes lo difícil que fue dar contigo? — dijo el mayor molesto, pero ella no contesto.
Aún con el semblante serio camino en círculos, rodeando a la albina como si fuera su presa.
— Eres una mocosa escurridiza, tendrás que darle créditos a tu madre — sonrió burlón — Ella se ofreció para entregarte.
Una vez termino de hablar, una mujer de unos treinta años se acercó al hombre.
— ¿Nunca te dije que no hicieras esperar a tu padre? — le dió una cala a su cigarro — Bastarda tonta. ¿En serio prefieres jugar a la madre perfecta?
Se acercó y tomo del cabello a su hija.
— Ya debiste haber vendido ese mocoso hace tiempo — sonrió con sorna — ¿De que sirve un niño llorón?
— Más que vale que cierres la puta boca si no quieres perderla — dijo por primera vez con la voz temblorosa — ¿A ti nunca te dijeron que ser una sucia ramera estaba mal? — escupió.
Se escuchó un golpe secó, la mujer colérica le dió una fuerte bofetada a la menor.
— Solo eso sabes hacer... — escupió sangre — Hagan lo que quieran, no me interesa — dijo indiferente.
— ¿Dirás lo mismo si voy por ese niño? — la puso a prueba y observo con atención la reacción de la contraria — Digo, por algo te ocultabas como una rata.
Se puso de cuclillas.
— Me dirías ahora quien te estuvo ayudando, es imposible que una muerta de hambre logrará hacer tanto dinero.
— Es simple cuando no eres un puto fracasado — le escupió en la ropa.
Molesto la arrojo de un golpe, no importaba cuánto la golpeara, simplemente no reaccionaba. Ni siquiera cuando atento contra su vida. Solo estaba ahí observando, estaba perdiendo la paciencia, ya habían pasado casi 3 horas.
Tenía una ligera sospecha de que era esa mujer la que estaba detrás de todo, no había otra persona capaz de hacer todo desde las sombras que no fuera ella.
Yeseul, la mujer que fue una gran amiga de su difunta esposa. La mujer que engatuso y enamoró. Pero aunque fuera ella, no entendía la razón del porque hacía esto.
Si el amor que sentía hacia el era real, tendría que odiar a muerte a la mocosa que lo observa con odio desde el suelo.
Pero ante todo ¿Que es lo que está pasando? Tendremos que volver a hace unas horas.
[...]
Recién hace unas horas la albina había tomado el valor necesario para regresar a su casa. Aún con inseguridad llego hasta su vieja casa.
Solo basto poner un pie ahí para que todo su valor se fuera al carajo.
Sentada en su cama se encontraba la mujer que se encargo de joderle la vida, sentada tranquilamente mientras miraba un teléfono en su mano.
