Sombras en la Oscuridad

Capítulo 1 -El Llamado de lo Desconocido

La noche se cernía sobre el pequeño pueblo de Caldera, sumiendo sus calles adoquinadas en una oscuridad profunda. Laura Martínez se detuvo frente a la casa abandonada en el extremo de la calle, una sombra retorcida entre la maleza que la envolvía. El viento susurraba entre los árboles cercanos, enviando escalofríos por su espalda mientras contemplaba la estructura en ruinas.

"¿Estás segura de que deberíamos estar aquí, Laura?" preguntó Miguel, su voz temblorosa en la quietud de la noche.

Laura le dirigió una mirada decidida. "Tenemos que descubrir qué está pasando, Miguel. Este lugar es el epicentro de todos esos rumores espeluznantes que han estado circulando."

Miguel asintió con nerviosismo, pero no se atrevió a protestar más. Laura siempre había sido así, intrépida y decidida, y aunque él la admiraba por eso, también la temía un poco. Juntos, avanzaron por el sendero cubierto de maleza que conducía a la entrada de la casa.

El crujido de las tablas podridas bajo sus pies resonaba en el silencio de la noche mientras empujaban la puerta, que se abrió con un gemido lastimero. Una ráfaga de aire frío los recibió, trayendo consigo un olor a humedad y descomposición.

Laura sacó una linterna de su mochila y la encendió, iluminando el interior de la casa con un resplandor débil y tembloroso. Las sombras danzaban en las paredes, pareciendo cobrar vida propia.

"¿Qué estamos buscando exactamente?" preguntó Miguel, su voz apenas un susurro.

"Respuestas", respondió Laura, avanzando con determinación por el pasillo polvoriento. "Algo está pasando en este pueblo, algo que la gente no quiere admitir. Y estoy decidida a descubrir la verdad, no importa qué."

Miguel la siguió en silencio, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho mientras se adentraban más y más en la oscuridad de la casa abandonada. Un escalofrío recorrió su espalda cuando un susurro sutil se filtró en sus oídos, como si las paredes mismas estuvieran hablando en un idioma que no podía entender.

De repente, Laura se detuvo abruptamente, su linterna iluminando una figura borrosa en el extremo del pasillo. Un grito ahogado escapó de sus labios cuando la figura cobró vida, moviéndose hacia ellos con pasos lentos y torpes.

"Miguel, ¡corre!" exclamó Laura, retrocediendo hacia la salida.

Pero ya era demasiado tarde. Las sombras los envolvieron, devorando la luz de sus linternas y sumiéndolos en la oscuridad total. Y en medio de la negrura, algo acechaba, esperando su oportunidad para atacar.

El miedo se apoderó de ellos, envolviéndolos en su abrazo gélido mientras luchaban por encontrar una salida de ese laberinto de sombras y secretos. Y en lo más profundo de la noche, algo esperaba pacientemente su llegada, con ojos ardientes y ansiosos por devorar sus almas.

El juego acababa de comenzar, y en las sombras de la noche, nada era lo que parecía.