VORTEX:Juegos Mortales ©{✓}

Cap 6:Celestia

Celestina, distrito capital de Néxar.

Lexaris.

—Pasajeros y pasajeras de Voidside, bienvenidos a Celestia, distrito capital de Néxar. Les invitamos a apreciar el paisaje donde disfrutarán de esta experiencia única en sus vidas, mientras llegamos a la plaza central de Celestia.

Mis ojos se abrieron con asombro mientras la ciudad de Celestia se desplegaba ante mí, como un sueño que nunca pensé posible. Celestia era... hermosa, de una manera que nunca había experimentado. En la desolación de Voidside, todo lo que conocía eran edificios en ruinas, calles grises y vacías, y el constante peso de la pobreza, pero aquí, la realidad era diferente, casi irreal. Los edificios eran altos, imponentes, y relucientes bajo la luz del sol, que bañaba la ciudad en un resplandor suave y plateado. Sus superficies de cristal y metal reflejaban la luz de una forma que parecía desafiar las leyes de la naturaleza, creando destellos azules que bailaban en el aire, como si la ciudad misma respirara. Sentí que mi corazón se encogía un poco, no solo por la belleza que tenía frente a mí, sino por lo distante y ajena que me parecía. Escuchaba a mi alrededor las exclamaciones de sorpresa de los demás, un reflejo de lo que yo también sentía, pero que no podía expresar con palabras. Lentamente, todos nos pusimos de pie, casi como si fuera un acto reflejo, tratando de absorber cada detalle de la vista espectacular que teníamos delante. Pude observar cómo ellos se llenaban de maravilla, pero yo sentía una mezcla de melancolía. Era difícil imaginar que en un lugar como este, tan lleno de vida y luz, existiera y en Vodiside las personas estén sufriendo. Sentí una pequeña punzada en el pecho.

—Es... hermoso —murmuró Dani, su voz apenas un susurro cargado de asombro. Sus ojos, iluminados por las luces de neón azul que se filtraban a través de las ventanas, brillaban con  de fascinación. La luz azul envolvía su rostro, dibujando sombras suaves que lo hacían parecer casi etéreo, como si formara parte de aquel paisaje.

Una sonrisa suave se dibujó en mi rostro al verlo tan cautivado, y asentí con ternura.

—Muy hermoso —murmuré en respuesta, como si mis palabras fueran demasiado frágiles para romper el hechizo que Celestia había lanzado sobre nosotros.

La sorpresa en nuestros rostros era genuina, una reacción casi inevitable para quienes venimos de un lugar donde la belleza es un lujo que rara vez se ve. Voidside era todo lo que conocíamos: pobreza, hambre, y desolación. Aquí, en cambio, el contraste era tan abrumador que se sentía como estar en otro mundo. El Cyberbus estaba lleno de aquellos que, como nosotros, compartían la misma historia, y ahora, todos estábamos cautivados, casi inmersos en un sueño que no queríamos despertar.

Celestia no era solo un distrito; era una verdadera joya moderna y futurista. Las torres de cristal se alzaban hacia el cielo como gigantes, sus superficies reflejando el resplandor de las luces que bailaban en el aire. Puentes elevados conectaban los edificios, flotando con una gracia que parecía desafiar la gravedad. Las pantallas holográficas danzaban en sincronía, mostrando anuncios y noticias en un caleidoscopio de colores vibrantes, mientras drones zumbaban suavemente por encima, cumpliendo sus tareas con precisión casi irreal. Jardines verticales se entrelazaban con las estructuras, y fuentes de agua danzante agregaban un toque de naturaleza al entorno urbano, suavizando la fría modernidad con su presencia serena. Cada rincón de Celestia parecía diseñado para impresionar, con luces neón que cambiaban de color y patrones, creando un espectáculo visual constante que mantenía nuestros ojos cautivos. Sentí maravilla y nerviosismo al contemplar todo esto. Era un tan mundo diferente a mío. Aquí, la vida se vivía con una energía y dinamismo que resultaban tanto inspiradores como intimidantes. Me pregunté en silencio si alguna vez podría encajar en un lugar así. Era tan hermoso que, por un momento, dudé de su realidad, pero sabía que lo que veía era verdadero. Frente a mí estaba el sueño de muchos, el sueño de dos niños que nunca pensaron que llegarían aquí.