Parte II

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Desearía que fueras ella

"I wish you were her"

De Fearlamore

Alfa-Bet-eado

Parte II de la serie: La otra mujer

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Desesperación.

Se lo comió desde dentro.

El sentimiento se había instalado profundamente en sus huesos desde el momento en que Hermione salió de la casa de ellos. ¿O era sólo suya?

Su respuesta resonó en su mente, una y otra y otra vez. La incertidumbre en su voz y la oscuridad de sus ojos cuando lo dejó allí de pie en lo que solía ser su dormitorio quedaron grabados en su cabeza. La cama en la que se sentaba olía a ella, a ellos, y Draco se preguntó si habría algún hechizo que pudiera preservarla por un tiempo, sólo para fingir que ella se había ido de viaje y regresaría en unos días.

Sólo que ella no volvería con él.

Ni mañana ni dentro de unos días.

Quizás ni siquiera dentro de cinco años.

Tal vez Draco nunca volvería a ver el oro en sus ojos ni a sentir la calidez de su toque.

Draco no durmió. Siguió mirando hacia la puerta pensando que tal vez pasaría algo. Tal vez el mañana no llegaría y Hermione en realidad no lo habría dejado.

El sol salió durante unas horas antes de que se atreviera siquiera a pensar en moverse, si se movía, significaba que tenía que prepararse para el día. Y Draco no quería eso. No quería casarse. La sola idea de tener que recitar los votos matrimoniales a una persona que no fuera Hermione lo enfermaba. Draco sintió que la oscuridad se apoderaba de su corazón y su mente, preguntándose si al final de esos cinco años volvería a ser el mismo de antes.

Le llevó algún tiempo convencerse de moverse y comenzar a prepararse para la nueva vida que le esperaba.

Una sin la calidez de Hermione Granger a su lado.

Draco no pidió ayuda. Rara vez sucedió, y nunca cuando la gente esperaba que se derrumbara, como en este caso, como en sexto año. Se mantendría reservado y trataría de hacerlo lo mejor que pudiera. Es por lo que negó las súplicas de Pansy de hacerle compañía hasta que comenzara la boda. También negó la ayuda de Blaise y sólo aceptó la botella de whisky de Theo que le envió a través de una lechuza.

Tan pronto como tomó su varita, cambió las protecciones para que nadie pudiera atravesarlas. Draco no necesitaba a nadie. Lamería sus heridas en paz y esperaría lo mejor. Su futuro estaba en sus manos, nadie más que él lo moldearía.

Una lección aprendida de la manera más difícil.

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Con dos vasos de whisky de fuego en su sistema, caminó por el salón de baile de la Mansión donde se llevaría a cabo todo el asunto. Draco no pudo evitar comparar el clima exterior con el tormento que había dentro de su corazón. Era casi poético, la forma en que el cielo lloraba por él cuando él no podía.

Draco no saludó a su madre ni a su supuesta nueva familia. Tampoco le importaba el paradero de la mujer con la que se iba a casar. Sólo quería que esto terminara para poder regresar a su casa y dormir todo el día, dando la bienvenida a las pesadillas que probablemente lo perseguirían. Cada vez que usaba Oclumancia durante gran parte del día, sus sueños eran atormentados por gritos y súplicas, un recordatorio de los momentos en que Ocluía todo el día y, a veces, incluso por la noche.

Desearía que fueras ella Parte II *Traducción*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora