Todo tiene un comienzo.

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La mañana era realmente fresca, un ligero aire se colaba entre las hojas de los árboles, pese a que el sol estaba en el cielo con todo su esplendor.

E igualmente Sakura estaba aún más radiante, se había despertado feliz y muy nerviosa.

Casi cae tres veces por las prisas.

Caminaba a grandes pasos teniendo llegar tarde.

Su mejor amiga Ino la había convencido de tener una cita a ciegas con "un chico genial."
Que a ojos de la rubia, la deslumbraría totalmente.

Al principio la pelirosa no estaba tan convencida, pero su amiga conoce perfectamente bien como persuadirla y terminó por hacerla aceptar.

¿Qué podía perder?

Y por supuesto antes de la tan ansiada fecha, las amigas habían estado corriendo durante una semana encontrando el atuendo perfecto.

—Tienes que ir más hermosa que nunca, frente. Se le va caer la baba.

La pelirosa giró los ojos, aveces su amiga era exasperante, pero la adoraba demasiado.

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Pov Sakura. 🌸

La semana pasó demasiado rápido.

Ahora me dirijo a la cafetería  donde mi mejor amiga dijo que el chico me esperaría.

-Al menos dime su nombre, Ino.

-Lo reconocerás al instante, o más bien, él a ti.

Una cita a ciegas.

¿Qué podría ser peor?

Digo, nunca me he considerado fea o antipática. Pero me da un poco de miedo que no llene las expectativas de ese chico misterioso.

Yo conozco a mi amiga y a lo mucho que me quiere, siento que aveces puede exagerar mis cualidades y siento que eso ha hecho exactamente, porque mi adorada rubia a dicho que ese chico ansia conocerme.

Pasé las puertas del establecimiento más nerviosa que antes y busqué con la mirada algún chico que pudiera ser mi chico, o más bien, el chico de mi cita y me golpeé mentalmente por ya casi adueñarmelo.

¿Cómo iba a reconocerlo si ni siquiera sabe cómo luce?

Ino quiso que todo fuera una sorpresa.

Giré la mirada por los grandes ventanales pues sentí unos ojos fijos en mí y ahí lo vi.

Un chico con el cabello negro azabache y de mirada estoica, también  traía una chamarra negra, su rostro era atractivo.

Si fuera un astro, quizás sería la luna.

¿Será él?

Pero el ruido de las puertas abriéndose me distrajo y pude ver entrar a otro chico, muy diferente al que vi detrás de los ventanales de la cafetería.

Venía vestido con un chamarra naranja y un pantalón negro, el cabello le lucía mojado y su cabello era rubio, como el sol.

Él pasó la vista por la mitad del lugar y cuando su mirada se atravesó con la mía me regaló la sonrisa más bonita del mundo.

Era él.

El chico se  acercó con un ligero nerviosismo, y eso me hizo ponerme más nerviosa a mí.

—Hola, tú debes ser Sakura. —Me saludó y extendió  su mano, también me mostró su bonita manera de sonreír, con el sonrojo en sus mejillas.

Extendí mi mano para devolver la cortesía y me quedé un poco embelesada a verlo, el chico rubio tenía también unos lindos ojos azules, que  bastaron para ponerme más roja que un tomate.

Ahora los dos estábamos sonrojados.

— Sí, me llamo Sakura, ¿Cuál es tu nombre?— Seguíamos tomados de la mano y sentir su tacto me gustó, él era muy cálido.

—Yo soy Naruto.

Su nombre es bonito y único. Cómo él.

—Es un gusto conocerte. Le sonreí.

—Soy yo  quién celebro que a esa rubia loca se le haya ocurrido organizar esta cita, eres más bonita de lo que ella suele decir.— Me dijo sin tapujos y no pude evitar volver a sonrojarme, si es que eso era posible.

—Eso ha sido un cumplido peculiar.—No supe responderle, nunca he sido coqueta y los cumplidos de chicos guapos me dejan muda.

Él se rascó la cabeza.

—Lo siento, es imposible no ponerme nervioso con una chica tan linda como tú.

Creí que era imposible ponerme más roja, pero él lo logró.

—Deberíamos sentarnos. — Su comentario hizo que volviera sentir vergüenza, vergüenza se la linda.

—Claro.

Nos dirigimos hacia una de las mesas y él como todo un caballero tomó la silla para ofrecermela.

—Gracias, Naruto.

Él sonrió.

Tiene una sonrisa bonita.

Se sentó frente a mí y se removía nervioso.

—¿Haz venido solo? — Quise hacerle otra pregunta para ayudarle a apaciguar su nerviosismo y al mismo tiempo el mío.

—No, bueno, sí.

Sonreí.

—¿Cómo es eso?

—Vino mi mejor amigo a acompañarme, pero se marchó, no quiso entrar.

—¿Y eso?—Me causó curiosidad.

—No lo sé. — Se encogió de hombros. — Él creía que Ino me había mentido y en realidad serías un chico. No creyó que existiera una chica tan bonita y de cabello color rosa. Pero él fue el primero en verte por la ventana y me dijo que si existías y se marchó.

Bad kind of butterflies.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora