Terminó de limpiar las mesas, acomodar las sillas y fregar toda la vajilla acumulada. Al barrer la suciedad del suelo, una sensación de agotamiento se apoderó de él, agravada por el uniforme empapado en sudor y suciedad tras horas de arduo trabajo. Ese día su jefe y mejor amigo, Kim Namjoon, le había pedido de favor cerrar la cafetería, pues tenía una importante reunión con un posible inversor.
Se puso su ropa, acomodó su cabello castaño con sus manos, mirándose en el pequeño espejo que tenía pegado en la puerta del casillero, intentando aplacar un poco el nido de pájaros que tenía por peinado en ese momento. Al final decidió ponerse su abrigo con capucha, pues no hubo manera de hacer ceder su negro cabello.
Salió de la tienda, poniendo el cartelito de cerrado y el seguro a la puerta. Miró la hora en su teléfono, soltando un suspiro al constatar que casi era media noche.
—Hola, Jungkook.
Pegó un brinco llevando una mano a su pecho, girándose a ver al causante del aquel susto. Su ceño se frunció al ver a aquel hombre de cabello rosa, como algodón de azúcar, cuya presencia inesperada lo tenía desconcertado. Los ojos verdosos de Jimin, enmarcados por un sutil delineado marrón, le miraban con expresión ansiosa. Jungkook no pudo evitar notar lo excepcionalmente atractivo que lucía ese día, con su suéter amarillo pastel dos tallas más grande y sus botas Converse a juego.
Tenía parte de su cabello recogido hacia atrás con un pasador en forma de flor, que hacía contraste con los dos pequeños aretes que llevaba puestos ese día.—¿Qué haces aquí, Jimin? —su tono salió aún más brusco de lo que pretendía, pero al recordar la última conversación que tuvieron su incomodidad solo hizo aumentar.
—Quería verte, Kookie —sonrió ladeando la cabeza, sus ojitos volviéndose una fina línea.
—Terminamos hace dos semanas, Jimin. Pensé que había quedado claro —le sorprendía lo descarado que podía ser para aparecerse allí bajo aquella excusa.
—Pero Kookie-
—Jimin, vete por favor —pidió con voz más amable, sintiéndose mal al verlo bajar la mirada con una mueca de angustia.
—Te extraño demasiado, Kookie —sus ojitos se cristalizaron, y pronto dos gruesas lágrimas corrían por sus mejillas abultadas. Se lanzó a su cuerpo, abrazándolo con fuerza mientras restregaba su rostro contra su pecho—. Regresa conmigo, te lo pido.
Verlo así de vulnerable removió aquella máscara de indiferencia que se había inventado. Si vio a sí mismo llevando una mano al cabello rosa para darle unas cuantas caricias, mientras la otra se acomodaba en la cintura fina del más bajo.
—No llores ¿sí? —pidió con voz dulce, y Jimin sonrió un poquito antes de mirarlo.
Jungkook siempre había sido débil ante sus lágrimas, y el hecho de que ahora lo estuviese consolando de tal forma quería decir que todavía tenía una oportunidad para volver a estar juntos.
Se puso de puntillas cruzando sus brazos detrás del cuello del pelinegro, queriendo besar esos labios finos y suaves que tanto había extrañado. La cercanía entre ambos reavivó sentimientos pasados, pero un empujón repentino detuvo cualquier gesto romántico. Jungkook se sintió impotente ante la tempestad de emociones que lo invadía, resistiéndose a la tentación de dejarse llevar por su historia con Jimin.—No puedo ser bueno contigo, enseguida te aprovechas para enredarme en tu labia de nuevo —le reprochó cruzando sus brazos sobre su pecho.
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Cenizas de una obsesión [Kookmin OS]
FanfictionEn un mundo donde el amor puede convertirse en una peligrosa obsesión, dos almas se ven atrapadas en un torbellino de emociones intensas. La pasión y la posesividad se entrelazan en una danza mortal, llevándolos a ambos por un camino inesperado y os...