único

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Carlos y Charles se habían conocido en la universidad y desde el primer momento supieron que eran destinados; El Omega había llegado por simple casualidad a tocar la puerta del Alfa español para pedir ayuda con unas cajas que se habían quedado en ...

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Carlos y Charles se habían conocido en la universidad y desde el primer momento supieron que eran destinados; El Omega había llegado por simple casualidad a tocar la puerta del Alfa español para pedir ayuda con unas cajas que se habían quedado en los estantes más altos. Tras haber ayudado a Charles, Carlos decidió que ese lindo Omega sería su novio; luego de semanas de citas, viajes y un par de besos finalmente el monegasco le dió el tan esperado "sí". La conexión que ambos formaron era simplemente espectacular, la brisa de amor les llevaba en un lento baile que ambos estaban dispuestos a bailar; cualquiera que los viera sabía cuánto amor había ahí, que el destino era cierto por ellos dos y que definitivamente estarían juntos para siempre.

Cuatro largos años después ambos estaban casados, fue una linda ceremonia en el sur de Italia, una fiesta a lo grande, llena de sus grandes amigos y familiares que estaban emocionados de presenciar el siguiente paso a la relación de sus seres queridos. Chales lucía un lindo traje champagne que cautivó (si es que se podía un poco más) a su futuro esposo. Un lindo atardecer fue testigo de las lágrimas de felicidad que ambos derramaron al ser declarados esposos oficialmente, un broche perfecto, un mundo perfecto.

Dos semanas después partieron a su luna de miel, una cortesía de sus amigos Max y Sergio, quienes los llevaron a Cancún. Un Sergio muy embarazado le deseó suerte y le entregó un regalo más que hizo las mejillas del ojiverde ponerse de un color bermejo. Aquella noche fue distinta, claro que habían tenido relaciones (muchas veces más de las que ambos podían nombrar) pero está vez, más allá de eso, sus cuerpos se fundieron en uno solo.

⸺oh Carlos, Carlos justo ahí⸺ las uñas de Charles se enterraban con fuertes movimientos en la gran espalda del alfa, quien tenía su cara enterrada en el cuello del Omega, inhalando su suave olor a avellanas y miel que lo volvía loco. Sus estocadas se volvían más violentas mientras pasaba el tiempo y pronto sintió su orgasmo venir, acomodó a Charles de manera que sus caderas quedarán un poco elevadas y pudiera recibir su nudo. Sus colmillos salieron a relucir al sentir las feromonas que el Omega desprendía porque pronto se liberaría. El nudo empezó a ensancharse y pronto se liberó dentro del pequeño cuerpo del Omega. El orgasmo de Charles llegó justo cuando sintió los colmillos de su Alfa enterrarse en su glándula de olor, aquellos hilos invisibles que los empezaban a unir los sintió desde sus entrañas y al derramarse en su abdomen soltó un gran gemido que Carlos guardaría por siempre en su memoria. Estaban unidos y nada podría separarlos. Tan solo dos años después de eso estaban esperando a su primer retoño, aún no sabían con certeza que sería pero sin duda lo amarían sin importar qué.

dirty dreams; charlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora