Capítulo 06: Noche de lluvia.

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Kidou acababa de llegar a su casa y se aflojaba el nudo de la corbata para comenzar a desvestirse cuando su móvil vibró en su bolsillo, al sacarlo vio una llamada entrante, arqueó una ceja extrañado, descolgó y se llevó el aparato a la oreja.

"¿Qué pasa, Fudou?"

"Ikeda acaba de dejarme."

Las cejas del hombre de gafas se elevaron un instante ante aquella noticia y entonces se echó a reír con fuerza y buen humor, hacía días que se sentía huraño y taciturno debido a que Fudou aceptó salir con su compañera de trabajo después de que esta insistiera continuamente durante semana y media.

"Oye, podrías fingir que te compadeces de mí."

"Lo siento mucho," mintió descaradamente Kidou con una gran sonrisa.

"¡Podrías fingir un poco mejor!" exclamó Fudou al otro lado de la línea, sin que Kidou lo supiera él también sonreía divertido.

"No soy tan buen intérprete. En fin, ¿qué ha pasado?, ¿dónde estás? ¿No ibas a cenar hoy con ella?"

"¿Qué ha pasado? Pues que me ha dejado en la puerta del restaurante, después de que fuera tan pesada sobre cuánto quería venir a este estúpido lugar. No creo que me dejen cancelar ahora la reserva, maldita Ikeda."

"¿Qué restaurante es?"

"Haru Tsubame, ¿por qué quieres saberlo?"

Kidou se quedó pensativo un momento, si bien había dejado de reír se sentía especialmente afortunado.

"¿No es ese restaurante que está cerca de Sharp&Stone que tiene mucha fama entre la parejas jóvenes?"

"Sí."

"¿Cuándo tienes la reserva?"

"En un cuarto de hora, ¿pero qué importa eso?"

Kidou miró su reloj de muñeca y comprobó la hora.

"Llego en diez minutos."

Por un momento se hizo el silencio al otro lado de la línea, pero entonces le llegó la voz débil de Fudou.
"¿Qué estás diciendo?"

"Que voy a cenar contigo, llego en diez minutos."

"Oye, no te he llamado para obligarte..."

El hombre colgó el teléfono dejando al otro con la palabra en la boca y volvió a arreglarse el nudo de la corbata con una feliz sonrisa. Se calzó y sacó el paraguas empapado del paragüero donde acababa de dejarlo.

Fuera llovía fuertemente, una tormenta a las puertas del verano, estaban en la estación lluviosa. Pero aunque en el exterior el clima era desapacible y ventoso, en el corazón de Kidou reinaba el optimismo y el regocijo. Puede que fuera la peor persona del mundo al alegrarse de aquella forma por la ruptura de su amigo; pero le rechinaban todas las entrañas ante la idea de que Fudou saliera con otra persona que no fuera él.

Después de lo ocurrido entre ellos dos semanas antes, ambos hombres se habían vuelto más cercanos incluso. Por eso la noticia de que Fudou empezó a salir con Ikeda le sentó especialmente mal a Kidou quien creía tener posibilidades de volver a enamorar a aquella persona que amaba tanto. Pero como se decía, después de la lluvia siempre salía el sol. Así que tras ese tiempo oscuro y deprimente en el que una sensación amarga como la bilis subía desde su estómago cada vez que Ikeda se acercaba a ellos en el trabajo para intentar pasar tiempo con Fudou, quien no le prestaba especial atención, por fin podía respirar y sacar la cabeza del oscuro océano de tristeza en el que se agitaba sin rumbo.

Kidou paró un instante frente a otra puerta en su mismo piso y llamó, un hombre de piel más oscura y cabello claro caído y recogido en una corta coleta le abrió y se apartó para dejarle pasar. Desde dentro otro hombre de cabello castaño con una bandana naranja en la frente lo saludó alegremente.

Cuando florecen los cerezos [KidouxFudou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora