VIII

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Puede que se haya encariñado con Alondra. Su tono frío que usaba con todos se volvió más suave con ella, era la primera persona a la que usaba mucho contacto físico y la única que le sacaba sonrisas verdaderas.

Pero eso no significaba que sintiera algo... ¿Verdad?

El timbre sonó y Alondra se giro hacia ella cuando el salón se vació.

—Rai.— Lentamente tomo su mano.—Me gustas.

Le encantaba escucharlo.

—Y tú me gustas, Alondra. Mucho, Mucho.

Verla sonríe era suficiente. Esperaba estar haciendola feliz porque de verdad quería ser buena con ella.

Y no sabía por qué.

Quizas era la culpa, ¿no?

¡Me gustas! || Adaptación RailoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora