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15 de marzo de 2020

Me llamo Naruto Uzumaki y resido en Shibuya, en la ciudad de Tokio, Japón. He decidido escribir este breve diario para llevar la cuenta de los días y, quizás, mantener la cordura mientras permanezco encerrado. Estoy en mi apartamento, intentando sobrevivir a lo que muchos llamarían un apocalipsis, una situación que surgió de repente. Era un día común y corriente, me preparé para ir al trabajo mientras en la televisión informaban sobre un grave accidente con muchos heridos. No me interesaba realmente; solo quería llegar al trabajo para recibir mi salario del mes. Al salir de casa, me encontré con el casero, quien solo me dijo: "recuerda que es fin de mes muchacho, así que espero mi renta"

Se alejó con una sonrisa cargada de sorna y burla. Esperaba, al menos, un "buenos días" de parte de ese despreciable calvo, pero ya lo conocía demasiado bien. Caminando por las calles, noté que muchos vecinos empacaban sus pertenencias y las cargaban en sus autos. Al intentar preguntarle a un vecino desagradable que siempre se mofaba de mí, este simplemente me ignoró y no me dijo nada. Continué mi camino sin pensar, y no fue sino hasta que entré a una tienda de electrodomésticos que, a través de un televisor, vi el anuncio de un presentador. No podía creer lo que mis ojos veían y sentí una oleada de náusea; un gran alboroto, personas atacando a otras, gritos y disparos de la policía que eran ignorados mientras la multitud se comportaba como si fueran trozos de carne.

"AHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!"

El grito de una mujer me hizo voltear, solo para darme cuenta de que varias criaturas se acercaban a nosotros, listas para atacarnos. Mi mente reaccionó al instante y corrí tan rápido como pude, volví a mi apartamento y me encerré, bloqueando la puerta con varios muebles pesados. Haber leído novelas y visto películas me dio una idea de qué hacer en esos momentos. Así que, utilizando una caja de herramientas que tenía en un cobertizo, desmonté varias tablas de mi cama y del suelo, usándolas para cubrir las ventanas y puertas. Desde aquel día, racioné mi comida y agua. Aunque, siendo sincero, me sorprende haber sobrevivido solo con sopas instantáneas y agua embotellada. Encender fuego fue un verdadero desafío al no tener gas, pero me las arreglé. Quién iba a pensar que el alcohol de desinfección y el aceite de atún podrían servir para hacer fuego con servilletas de cocina.

 Además, haber descargado tantos videos y libros en mi celular antes de que cayera internet también fue de ayuda. Las noches han sido un poco difíciles; al principio, los gritos y pedidos de ayuda resonaban en mi cabeza, y era complicado dormir con los ruidos nocturnos. Una gran desventaja de vivir solo es no tener a alguien con quien sentirse seguro, pero ya me he ido acostumbrando.Una vez intenté mirar el exterior a través de una pequeña ranura; lo que vi me dejó sin apetito por varios días. Uno de esos monstruos devoraba el cerebro de la hija de cinco años del vecino calvo. Su cabeza estaba separada de su cuerpo y sus órbitas oculares vacías. Intenté mantenerme informado sobre el mundo exterior, pero sin wifi ni señal en mi celular, estaba imposibilitado hasta que encontré una pequeña radio.

Pertenecía a mi padre; aún recordaba cómo funcionaba, pues él me había enseñado para situaciones de emergencia. Desafortunadamente, funcionaba con pilas y no tenía ninguna en casa, excepto las del control remoto, que no eran compatibles. Así que utilicé lo que tenía a mano para entretenerme un rato, y ahora puedo decir con seguridad que soy un experto en adivinanzas y póker, aunque a menudo me hago trampa y termino discutiendo conmigo mismo, solo para recordar que estoy solo.

Deteniendo su escritura, un joven de cabello rubio se giró hacia la puerta de su casa, que estaba siendo golpeada con tal fuerza que finalmente cedió. Ante el miedo de lo que podría haber invadido su espacio, tomó un cuchillo cercano para defenderse. Estaba resuelto a no caer sin pelear, aunque sabía que, si alguien había derribado la puerta tan fácilmente, sus posibilidades eran escasas. Una mujer entró en la habitación con una mirada feroz y apuntando con una escopeta a Naruto, quien solo pudo incrementar su nerviosismo. Un silencio sepulcral se mantuvo, mientras esperaban una señal de confrontación y la oficial de policía se acercaba a él.

VIVOS O MUERTOS, NINGUNO ME IMPORTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora