—Mantente lejos Genya.— advirtió al encontrar a aquel demonio.— es una luna, inferior pero lo es.— agregó con burla.
—¡No me subestimes cazadora!— reclamo ocupando su técnica demoniaca. Pero no duró más de dos segundos en ser atacada por la de ordes negros.
—tercera postura: avalancha.— dijo segundos antes de cortar el cuello de ese demonio.— nose porque me mandaron... creo que sobreestime a ese demonio.
—Pude hacerlo yo solo.— reclamo el chico pues lo dejo fuera de la pelea
—Tienes razón, hasta alguien como tú podría hacerlo.— respondió con simpleza comenzando a caminar de regreso a su finca.
—¡¿Que quiso decir?!— preguntó con exaltación.
—Puedes quedarte en mi finca, no hay aldeas cerca.— hablo con un tono neutro.— Voy a salir a una misión con el pilar de la serpiente, volveré en una semana.
—¿Está segura?— preguntó con duda.
—Por lo que sé Shinazugawa no es muy amable contigo. Quédate en mi finca el tiempo que desees.—Su amabilidad salía a la luz, no soportaba ver a alguien en el estado de Genya. Buscar aprobación es algo que Yumei entendía a la perfección.
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—Quisiera encontrarme una luna pronto.— dijo con cansancio el peli negro.— Me aburro mucho sin un buen oponente.
—Si te encontraras a alguna morirías, Obanai.— se burlo.— Vamos a cenar muero de hambre.
El peli negro suspiro con pesadez siguiendo a la pilar de el hielo a un restaurante de la ciudad. Acababan de terminar su misión así que se sentían más que merecidos de una buena cena
—¿Que piensas sobre la niña demonio que lleva Kamado?— dijo mientras se sentaba enfrente suyo.
—Lo mismo que esa vez.— respondió rápidamente y con seguridad.— Se me hace una estupidez dejarlos vivos.
— pienso lo mismo.— dijo comenzando a comer, no lo decía en voz alta pero le agradaba conversar con Yumei era como hablar con su reflejo pues decía todo lo que él quería escuchar; era una buena niña.
Era la segunda más joven contando a Muiichiro Tokito; aunque no lo pareciera era una de las personas más maduras que conocía y eso le agradaba.
—Me voy a mi finca; tengo mucho trabajo.— inesperadamente un cuervo kasugai apareció.
—¡El pilar de la llama ha perecido!— informó con lágrimas en los ojos; una vez estuvo seguro que se habían enterado dio la vuelta para seguir informándole a los pilares.
Ambos se quedaron en un silencio profundo del que nadie podía salir, las palabras no salían de su boca y el sabor amargo en la lengua era molesto.
—Me voy a casa.— informó el peli negro levantándose con neutralidad.— Nos vemos, Yumei.
—Nos vemos.— se despidió la chica mientras se levantó y camino a dirección contraria de el pilar de la serpiente.
No estaba triste; siempre se encargó de no crear más lazos con las personas a su alrededor precisamente para no llorar cuando alguien muriera; pero aun así una sensación rara en el pecho no la dejaba tranquila.
Camino a su hogar a paso tranquilo mientras buscaba por los aires a su cuervo; una vez lo vio lo llamo para que bajase.
—¿Contra quien peleó kyojuro?— preguntó con tranquilidad mientras su cuervo se posaba sobre su hombro.
—Contra la luna superior número tres.— informó con pesadez.
—Ya veo.— contestó decidida a no tocar más el tema.
—¡Kamado Tanjiro estaba ahí! También el jabalí y el chico rubio.
—¿Murieron?— era una pregunta retórica; pero tenía la ligera esperanza de que alguno siguiera con vida; o hablando desde lo profundo de su pensar que el rubio siguiera vivo.
—No están siendo trasladados a la finca de la señorita shinobu.— Al terminar de mencionar eso la pilar se detuvo quedándose en silencio unos segundos.— ¿Que pasa?
—Avísale a Genya que tardaré un poco más en llegar y que se ponga cómodo; que se sienta como su casa.— dijo rápidamente mientras comenzaba a correr en dirección a el hogar de las Kocho.
Escucho como su cuervo se quejó; pero ya estaba considerablemente lejos de él como para responderle; no sabía a que se debía aquel impulso de correr hacia él pero sentía un alivio reconfortante al saber que seguía vivo.
