cap 6

92 13 1
                                        

- ¿a que se refiere, sr Gallardo? – Pregunte confundida, no se de que me este hablando y siendo sincera empiezo a tener miedo sin razón alguna.

- Olvídelo, Greco. Mejor déjelo así - prendió el auto y empezó a conducir en completo silencio.

- No me atreví a preguntar nada más, pues el mal humor habita en todo su ser. Al cabo de uso largos minutos en completo silencio, llegamos a un restaurante. No recuerdo de que haiga agendado alguna reunión a esta hora de la tarde y mucho menos que también abarcara parte de la noche. Debo de avisarle a mi hermana para que deje al niño a cargo de la vecina en lo que llego a casa. Abrí mi bolso y cogí el teléfono. Mi hermana contesto al segundo tono.

- Tardaras en llegar, hoy tengo que llegar mas temprano al club – inquirió agitada.
- ¿qué estás haciendo? Bueno, eso no importa ahora – el Sr. Gallardo estaciono el auto y apago el motor de este -. Deja a Matías con lisie, llegare un poco más tarde. Aun estoy trabajando.

- Barbara….

- Te prometo no llegar tarde. Además, lisie, ya fue su niñera anteriormente, ¿sí? – respiro hondo.

- Esta bien, hermanita. Cuídate mucho y no demores mucho, por favor – colgó la llamada sin esperar una respuesta de mi parte.

Guarde de nuevo mi teléfono con un gran suspiro. Espero que esta reunión no sea muy tardada, la verdad deseo llegar a casa y descansar tanto de esta ropa como de estos molestos tacones que me veo obligada a usar. Vivir en el campo es mucho mejor que vivir en la ciudad.
- ¿tiene hijos? No recuerdo que eso este en el contrato – ladeo mi cabeza en mi dirección.

- No, no tengo hijos – asintió – el Sr. Gallardo, ¿la reunión demorara mucho? Debo llegar temprano para cuidar de mi sobrino.

- No sé, ya que le estaría yo mintiendo la verdad puede que acabe temprano tanto como puede que acabe tarde. Todo depende de la disposición de los socios, ya que algunos son complicados, por así decirlo.

- Oh, entiendo.

- Yo la llevo a su casa, usted no se preocupe, vamos no hagamos esperar más a la gente.

Salimos del auto sin hablar nada más. Ahora se ve mucho mas tranquilo que hace un momento en la oficina.  Lo mejor será no tener amistades cercanas en mi trabajo o este ogro de cara bonita, terminara despidiéndome por andar de ojo alegre, cosa que no es cierta. En ningún momento le coqueteé al abogado López, lo único que hice fue ser amable con el no se que fue lo que le hizo pensar eso. Al llegar adentro del restaurante, una mujer hermosa se abalanzo sobre mi jefe. Pareciera como si se conocieran desde hace tiempo atrás.

- No lo puedo creer, Damián Gallardo – chillo la chica enrollando sus flacos brazos sobre el cuello del este hombre. Todo un casanova el jefecito -. ¿Me extrañaste mucho, bebe?

- Lucia, ¿Qué haces aquí? Porque no me avisaste que venias – sonrió tomándola por la cintura.

Gire mi cuerpo con la intención de darles la espalda. No tengo porque presenciar este tipo de caricias. Miré mis uñas distraídamente mientras ellos seguían hablando en un idioma que ni siquiera entendí ni maíz. Me tiene con esta bendita curiosidad de saber quien es y porque mi jefe se siente más animado. Quiero suponer que debe ser alguna novia o algo por el estilo.

- Greco – llamo y gire levantando mi cabeza para verlo solo a unos pasos de mi sin la rubia hermosa colgando de su cuello -. No se quede ahí como estatua, vamos.

- Si – imbécil.

Bipolar hijo de la chingada.
Cada día que pasa me cae peor y me pregunto, ¿Por qué tengo que soportar tantos insultos y burlas de este poco hombre? Si se que trabajo es para demostrarles a mis padres de que puedo sobrevivir sin ayuda de ellos. Se que están en la espera de que vuelva con el rabo entre as patas y retomar mi lugar en la productora, pero se quedaran esperando porque no les voy a dar el gusto de volver a ese lugar nunca. Y no por connor, el ya no vive en mis pensamientos como solía hacerlo, es por mí; merezco poder realizarme, abrir mis alas, no cumplir e sueño de los demás. Entramos al lugar y me sorprendí por lo grande y hermoso que es.

- Al parecer llegamos temprano – miro su reloj de la muñeca y me hizo alemanes para que tomara asiento primero -. ¿Desea tomar algo mientras llegan los demás?

- No. Yo prefiero esperar para que no me digan que soy mal educada – mi estomago no me ayudo ya que rugió y por ende tuve que disimular viendo a mi alrededor. Los ricos y sus extravagantes gustos. Ya quisiera poder pagar un lugar, así como este.

- Cuénteme, Greco, ¿en verdad planeaba Salir con el abogado López? – pregunto sin pelos en la lengua. Cubrí mi incomodidad con una falsa y fingida tos, que le hizo levantar una ceja. -. No creo haberle mencionado las reglas, le informo: en la empresa no puede usted relacionarse sentimentalmente con nadie de lo contrario será despedida. Estaba en el contrato, ¿acaso no leyó esa parte?

No la leí, y no porque no fuera una regla importante; si no mas bien, eso es lo que menos me importa en estos momentos.
- Lo tengo bastante claro, Sr. Gallardo – estrecho sus ojos apoyando sus codos en la mesa -. Busque un trabajo para poder salir adelante, no para encontrar un novio.

- Bueno solamente le recordaba por cualquier cosa, no viene a más – este hombre está impredecible y raro.

- Recuerdo muy bien todo lo que veo, leo y escucho, créame – elevo la comisura de sus labios un poco.

- Yo igual – trague saliva desviando mi mirada. Me pone sumamente incomoda sabiendo que pudo a ver visto algo que no debía de ver -. Es algo imposible de olvidar y mas cuando la cabeza se pone dura.

- ¿eh? – el camarero llego a interrumpir mis palabras.

- ¿Qué desea ordenar esta noche, Sr. Gallardo?

- Lo mismo de siempre, Trevor – fruncí el señor ¿no que iban a venir los socios?
- Si seño, ¿y esta bella dama?

- Lo mismo – contesto este por mí.

El chico asintió y se marcho del lugar. Un silencio sumamente incomodo entre nosotros dos. El Sr. Gallardo siguió observándome con su ceño fruncido y con la quijada apoyada da en sus manos. La calentura se me subió al rostro y trate de disimularlo observando un cuadro que estaba pegado ala pared.

- ¿quiero saber cómo se hará cargo del problema que ha causado, Sr. Greco? – su pregunta me guio a mirarlo -. Me ha generado fuertes dolores de cabeza en estos días.

- Pues … dígame que he hecho mal y tratare de mejorarlo en lo que cabe – respondí.
En sus labios se dibujo una sonrisa torcida y por cierto muy encantadora y hechizante. Cruzo los brazos en la mesa y inclino un poco su cuerpo hacia mí. Mi corazón se aceleró ante este acto.

- Usted se hace o es, Srita. ¿Greco? No le tengo que decir yo lo que ha hecho usted mal, si bien que sabe que ha hecho mal.

- Disculpe mi ignorancia, pero lo único que he hecho mal es haberle faltado el respeto el día que nos conocimos (el día de la entrevista) y por ello, ya le ofrecí una disculpa. Entonces, no comprendo a lo que se refiere.

- Tendré que explicarle con plastilina, porque usted es muy lenta para captar las cosas y las palabras de los demás, ¿así es usted con y todos? – cada vez entiendo menos a lo que se refiere -. Suele dejar el problema vivo y ardiendo por sus….

Y volvió a pasar lo mismo de hace rato el bendito mesero nos volvió a interrumpir.






Una disculpa no he tenido Internet ni tiempo y les quería dar la sorpresa de escribirles 2 capítulos pero escribí de nuevo el cap 5 🤡 en lugar del 6 y 7

Nos vemos para la próxima ♡

✨️ Recondito De Tú Vida 🥴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora