With my hand on my heart

MIMA

Mima no recuerda mucho de su infancia en el desierto, a veces cuando despierta tiene la sensación de que soño con su madre o quizá con su padre, recuerda menos a su madre por que ella murio cuando Mima tenia 3 años de edad, cuando cumplio 5 su padre la dejó en un convento diciendo que ellos harían un mejor trabajo para criarla que él.

A veces espera que él vuelva por ella... a veces desea que esté muerto.

La vida de una monja en el Ojo de Michael es fácil, te levantas y das las gracias el Ángel, te reunes con otras monjas y todas oran juntas mientras una vieja radio suena de fondo con sermones y plegarias para el Ángel y las plantas, vas a comer y agradeces al Ángel una vez más, agradeces después de levantarte y dejar tu plato, agradeces al Ángel mientras caminas, mientras haces tus tareas asignadas durante el día e incluso mientras te bañas por que sin las plantas no tendrias agua para hacerlo.

Mima se esconde debajo de un rosal cuando quiere tomar una siesta, las demás monjas no la buscan ahí porque temen espinarse, ella sonríe en silencio y agradece al Ángel por su escondite.

Antes de dormir todas se reúnen en la zona central de la iglesia y el padre Chapel dice algunas oraciones para el Ángel... entonces por primera vez desde que Mima está ahí él la mira, una de sus cejas pobladas se alza ligeramente y se da la vuelta para hablar con la Madre Superiora del convento, un escalofrío sube por la columna de Mima cuando ambos se acercan a ella y la alejan de las demás monjas, la Madre superiora le acaricia una mejilla.

-Agradece al Ángel hija mía, has sido elegida- dice la mujer con una sonrisa mientras los gélidos ojos de Chapel se clavan en la niña.

Mima siente que no tiene nada que agradecer al Ángel.

No agradece la ropa nueva, no agradece la horrible cama nueva que le dieron, no agradece no poder reunirse con las demás monjas para orar, comer y lavarse.

Y definitivamente no agradece el entrenamiento que está recibiendo.

Mima de 13 años cae de cara sobre la arena mientras uno de los discípulos de Chapel la patea desde arriba.

-Incluso en el suelo nadie te tendrá piedad- la voz de Chapel es otra de las cosas que ella no agradece al Angel -Nadie va a ayudarte, tienes que salvarte a ti misma, ¡Inicien de nuevo!-

Los moretones florecen en la piel morena de Mima, ella cree que se ven graciosos pero no agradece al Ángel. Sisea de dolor cuando toca un moretón reciente, aún no es morado, todavía tiene ese curioso color verdoso de cuando las venas debajo de la piel no han coagulado por completo y le gusta, sonríe y decide que el verde es su color favorito y esta vez sí agradece al Ángel.

-¿Peregrinaje?-

Chapel mira a Mima atentamente mientras le están probando su uniforme nuevo, es la misma ropa que usan las demás monjas pero la tela es más nueva y mantiene un color oscuro brillante... Mientras ella siga creciendo como él prevé pronto la chica usará un uniforme mucho más vistoso.

-Cuando cumplen 15 años las monjas van a su primer peregrinaje, es importante repartir la palabra del Ángel y las plantas- Chapel bebe de su té -Pero tu volveras aqui cada 4 meses para seguir con tu entrenamiento-

Mima suspira y siente el golpe del bastón de metal de Chapel en sus pantorrillas antes de caer al suelo mordiéndose los labios para no gritar

-¿Que debes decir?-

-Yo... Yo doy gracias al Ángel por esta oportunidad-

El viejo gruñe satisfecho y mira en el reflejo del espejo como Mima se traga sus lágrimas.

-Buena chica-