El Monte Olimpo estaba en silencio; las reuniones del solsticio no empezarían sino hasta dentro de tres días. Las instalaciones del rey y la reina del cielo probablemente eran el último lugar que alguien consideraría para una visita no oficial.
Casi nadie mostraba interés en el pináculo del Monte, un lugar que incluso los dioses evitaban si era posible. Sin embargo, la Sala del Hilar, o el Epinetron, estaba ocupada con una de las últimas reuniones antes del inicio del Ruedo. Eran las nueve de la noche en el preludio del evento principal.
Tres tronos ocupaban una parte de la sala circular, y tres figuras envueltas en capas blancas escuchaban a un orador.
-Os pido que ententendáis, sin importar quién gane el ruedo, los elegidos serán los mejores Dones. No repitamos el incidente del Milenio anterior.
Un golpe resonó en la habitación, seguido de un gruñido.
-Espero que no estés insinuando negligencia en nuestros predecesores. Eres la entidad de las decisiones; estamos estrechamente ligados a ti.
-Oh, Atropos, ¿insinuas que debería hacerme responsable del destino del Ruedo? -una sonrisa astuta apareció en los labios de la diosa-. Eso cae fuera de las responsabilidades de mi contrato.
Atropos gruñó, esta vez más guturalmente. Otra de las figuras en los tronos golpeó el suelo dos veces con una vara de plata.
-Jano, muchos dioses te desprecian. Olvidan que, sin importar quién de los olímpicos solicite una audiencia, esta será sometida a consideración. Pero tú entras en esta sala cuando lo deseas, tienes el placer de plantear futuros. Tus propuestas son altamente estimadas en el Hilar. No olvides, sin embargo, que si intentas mirarnos a los ojos, serás reducida a cenizas. No te atrevas a desafiar nuestro juicio; tu poder jamás ha alcanzado la profundidad de nuestra sabiduría.
-Láquesis, querida, ¡jamás! -la diosa de las encrucijadas se inclinó en una reverencia satírica-. Sé que podrían aplastarme tan fácilmente como el viento disipa las nubes al amanecer.
-No has sido reemplazada en cinco mil años, Jano. Las cinco épocas debieron hacerte olvidar el ciclo natural del universo. Si tus planteamientos se vuelven engreídos, la tabla de vacantes abrirá una posición al alba.
-Ah, Cloto, mis disculpas. Había olvidado cuán osado te habías vuelto -una sonrisa pícara asomó a los labios de Jano-. Entonces, dado que soy un incordio en lugar de una inspiración, me retiro. Tengo asuntos que arreglar.
La diosa se dio la vuelta y comenzó a caminar con pasos campantes.
-Jano... -dijo Láquesis-. No creas que desconocemos tus jueguecillos.
La diosa ya se aproximaba a las puertas del Epinetron.
-Solo sigo el curso de mi destino.
Cuando las puertas se cerraron, la sala quedó impregnada con la tensión de un rayo de Zeus. Atropos, incapaz de contenerse, rompió el silencio primero.
-Láquesis, sus acciones son inadmisibles. Ella no puede tentar a los suneklektos en los días del ruedo.
-Aún dispone de dos horas, Átropos.
Las diez de la noche en el tiempo de los humanos estaban cerca.
-Aún así, es contraproducente. No contamos las decisiones fuera de los tres días del ruedo -prosiguió Cloto.
-Pero los elegimos por su esencia. Jano tiene razón; aunque ahora no tengamos en cuenta sus elecciones, podríamos contemplar cómo manejan sus Hilos. La sesión ha concluido. Preparémonos para el Ruedo. Preparad a vuestros tres mathētḗs.
Láquesis, Cloto y Atropos se desvanecieron entre neblinas etéreas.
____________________________________________________________
He cultivado esta idea durante eras, donde en mi mente florecen incontables mundos. La mitología griega se erige como una de mis más preciadas travesías, una fuente inagotable de sabiduría y fascinación. Creo que descubriremos vastos tesoros en los personajes que pronto presentaremos, tanto los que perduran como los que son efímeros. Anhelo que mis palabras acaricien las fibras de sus pensamientos y emociones. La vida se tiñe de magia cuando nos sumergimos en la aventura.
Envío mi más profundo aprecio y mis más inspirados augurios para vuestro Hilar.
¡Que tejáis las más grandiosas epopeyas!
- Karida Marshall
ESTÁS LEYENDO
Origen | Saga Las Tres Moiras
FantasíaDurante siglos, la esencia y el poder de las Moiras no permanecieron en un solo lugar, sino que cambiaron de huésped con el paso del tiempo. Las Moiras originales, después de un milenio decidiendo el destino de los mortales, eligieron a sus primeros...