Narra Malena.
Después del desastroso día de ayer necesito buenas noticias y bueno que mi hermano esté en la puerta de mi cuarto como un acechador me da de todo menos buenas vibras. Enciendo la luz con el interruptor de al lado de mi cama, tengo los estores corridos y no entra mucha luz natural.
– ¿Pasó algo Trist?
– Tu quieres mucho a papá, ¿verdad?
Me incorporo frotándome los ojos, ahora mismo no tengo muy claro si mi hermano es de verdad o una ilusión, ayer me quedé hasta tarde despierta leyendo.
– No te capto.
– Bueno, tu desperézate y haz todas esas cosas que haces antes de venir a desayunar y valoramos de nuevo mi pregunta.
Dicho eso cierra la puerta y lo escucho dar pasos hasta la cocina. Juro que es mi hermano, pero a veces no hay quien lo entienda. Me pongo de rodillas en la cama y subo los estores. Tengo una cristalera bastante grande en mi cuarto, (que es mi cosa favorita y la que más voy a echar de menos en la universidad) desde aquí se ve el mar chocando contra la orilla y hace un muy buen día. Me cambio a un ritmo prudencial, me desperté antes de que sonara el despertador por lo tanto voy bien de tiempo. Salgo a lavarme los dientes y la cara y agarro mi maraña de pelo en un moño bajo. Una vez que acabo en el baño, Papá me mira sonriente en la entrada del pasillo.
– ¿Qué os pasa a todos hoy?
– Tu me quieres mucho, ¿verdad?
– Estás haciendo que me lo cuestione. – suelto sin entender esta situación.
– Bueno, yo te quiero mucho a ti.
Paso por su lado mirándolo y arqueando la ceja. Tristan está desayunado en su sitio de la mesa. Toma su bol de cereales con especial énfasis, me siento a su lado y me sirvo unos pocos a mi también.
– ¿Me puedes empezar a dar contexto sobre lo que está pasando? ¿Y mamá?
– Se tuvo que ir antes a trabajar.
– Contestar a una de dos preguntas que te hago te puede funcionar con los papis pero no conmigo – le digo en tono recriminatorio.
Hablando del rey de roma, se asoma por la encimera que separa la mesa y la cocina en sí y habla.
– ¿Te has comprado un pantalón nuevo?
Niego con la cabeza. – ¿Qué le pasa a los míos?
– No, absolutamente nada, son preciosos caracola, era solo una pregunta sin intenciones.
Echo la leche en un vaso y me como los cereales con la mano.
– Eres una psicópata. – dice mi hermano.
– Y tú un falso que no me dices que le pasa a papá, parece que le acaban de meter un palo por el culo.
– A lo mejor está asustado porque quizá se lo metas tu.
Escupo, literalmente, la leche que estaba bebiendo y le doy una colleja.
– ¡Tristan!
Él también ha manchado la mesa y nos levantamos a coger unas servilletas.
– ¿Sabes que pegarle a tu hermano menor está considerado delito?
– Decir barbaridades también.
– No, estamos en un país libre.
Dios, que repelente es el renacuajo este.
– ¿Rodrick ha dejado unos pantalones para lavar en nuestra casa? – interrumpe papá.
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Confesarse en voz alta {ACABADA} {en edición}
Romance<< Se han querido más allá de lo platónico, mucho antes de que tuvieran las agallas de confesarse en voz alta. >> Ryder y Malena nunca han tenido una relación normal. Todas las personas cercanas a ellos lo saben. Se molestaban entre ell...