El beso cada ves era más intenso, el paraguayo estaba completamente sonrojado, el brasileño no aguanto más y lo lanzo a la cama de una forma brusca. El paraguayo sintió algo de dolor por lo fuerte que lo lanzó, sin más no se pudo quejar ya que el brasileño lo volvió a besar de forma brusca, no tardó en arrancarle la ropa al paraguayo, él mirar al paraguayo le dio una satisfacción de verlo tal sumiso ante el, eso lo excitaba más, empezó a tocar de forma brusca por todo el cuerpo del paraguayo, empezó a lamer un pezon del paraguayo, el contrario estaba sumergido el el placer que le provocaba, un tiempo después el brasileño lo puso en cuatro lo iba a penetrar pero fue interrumpido por el paraguayo.
—Espera, es mi primera vez, tengo que preparar-
Antes de que el paraguayo pudiera terminar de hablar fue penetrado, este sentía como si se iba a desgarrar por dentro ya que el brasileño le avía metido su miembro completamente.
(Dios, es muy estrecho) pensaba el brasileño.
El paraguayo empezó a soltar lágrimas de dolor con cada estocada sentía como se desgarraba.
— PARA POR FAVOR
Suplicaba el paraguayo, el contrario solo lo ignoró y metió sus dedos en la boca del paraguayo para que ya no se quejara.
Así pasaron toda la noche, el paraguayo no podía caminar bien a la mañana siguiente ya que fue su primera ves como el pasivo, siempre era el que daba.
El paraguayo tenía un fuerte dolor en la cadera, también tenía muchas mordidas y moretones, las mordidas le dolían más ta que el Imperio tenía dientes muy afilados que hicieron sangrar al paraguayo con cada mordida. Este no le dio importancia ya que según lo amaba.Pasaron los meses y el paraguayo y el Brasileño tuvieron varios encuentros íntimos, ya que eran amantes, todo se mantuvo en secreto ya que el imperio no quería que supieran su relación con Paraguay, el paraguayo no lo pensó mucho y acepto mantener todo en secreto.
El paraguayo se sentía solo últimamente ya que el brasileño ya no lo citaba al contrario lo ignoraba, ya no respondía sus cartas, él cansado de eso decidió ir al territorio del Brasileño para sorprenderlo y resolver las cosas, el viaje fue largo pero no le importó, llevaba mucho equipaje ya que estaba llevando muchos regalos, no solo para el Imperio si no también para su hijo, llevaba muchos juguetes de alta calidad, vestimentas a la moda de la apoca, telas carísimas.
Al llegar al territorio del brasileño, el paraguayo se emocionó ya que iba a ver a su amante, el enserio lo ama, no le importa lo brusco que sea con el. Al llegar al castillo del Imperio este saludo a los guardias y entró, le pareció raro ver al castillo tan solitario, la última vez que vino estaba llena de sirvientes y guardias, esta ves solo avía una poca cantidad de guardias, no le dio tanta importancia y se dirigió a la habitación del Imperio, antes de llegar se escuchaba un ruido muy singular, mientras más se acercaba a la habitación más se desesperaba, al llegar no abrió la puerta del todo solo un poco para mirar. De sus ojos empezaron a caer lágrimas, el paraguayo vio como el Imperio se revolcaba con Uruguay, al mirar mejor se dio cuenta que era mucho más cálido con el, lo besaba le daba mimos, incluso le decía que lo amaba, cosa que nunca hizo con el. Lo primero que hizo fue estar en calma, se secó las lágrimas y se dirigió a la habitación del hijo del Imperio, para saludarlo y darle sus regalos.— Muchas gracias señor Paraguay!!
— Ja, ja, ja, no estoy tan viejo para que me digas señor.
— lo siento
—Tranquilo no pasa nada, espero que disfrutes tus juguetes, ya me tengo que retirar, adiós Brasil
Dicho esto el paraguayo lo cargo y le dio un beso en la frente, se avía encariñando con él pero ya no lo iba poder ver. El va a romper todo contacto con el imperio solo se hablarán de forma política nada más.
Él se marchó, claro llevando todos los regalos que le trajo al imperio excepto los regalos de Brasil.
Al llegar a su territorio quemo todas las cartas del Imperio, le envío una última carta diciéndole que ya no son amantes que él lo terminaba.
Un mes después le llegaron muchas cartas al paraguayo todas del imperio, él no leyó ninguna las quemo todas.