La sangre todavía brotaba de los cortes frescos realizados hace poco en los cuerpos despedazados de sus padres, digamos que ver los cuerpos desmembrados de tus padres no es la mejor forma de comenzar el día, mucho menos a ver sido descubiertos en la habitación después de ver tan terrible imagen, era más que claro que sus padres al final si merecían morir, pero no de una forma tan asquerosa.
Resultaba ser que por más que se mostraran perfectos ante la sociedad, la familia más importante de Rumania era la más podrida de todas, no había día en que los herederos no sufrieran algún castigo. Su desgracia aumento a sus dieciséis años cuando las atribuciones a la brujería se hacían cada vez más grandes, se les acuso de actos que eran conscientes de haber realizado pero que negaban a toda costa, el primero en ser condenado a la hoguera fue su hermano; Andriev.
-Selene, nosotros solo nos defendíamos, el matarlos fue un accidente y lo sabes
-Ellos no entienden eso, Narcisa, frente a ellos somos monstruos, los tres-Dijo mientras colocaba un pequeño guante de encaje en la mano de su hermana- El don que poseemos el día de hoy es una maldición y nunca dejara de serlo, Andriev lo sabía, sabia el riesgo en el que se ponía.
-No lo podemos dejar morir, Selene...
-No, llevamos más de cinco años con esa maldición, el sabrá como escapar, tú lo sabes y yo lo sé, él no va a morir, ahora cálmate.
Ambas hermanas salieron con dirección a los calabozos del castillo, tenían permitido ver a su hermano antes de ser ejecutado públicamente.
-An, ¿Como estas?
-Bien, pero ahora necesito su ayuda, Selene, Narcisa, ya saben qué hacer.
Selene se quedó con su hermano y la menor salió a dar una orden a la gente del castillo, todos ellos eran testigos de los maltratos y abusos que recibían los jóvenes, todo su personal le era totalmente fiel a los tres, empezando por su guardia, en los que sobresalían Stefan y Vladimir, aquellos eran como un par de hermanos más y eran los únicos testigos de las habilidades con las que contaban los trillizos.
-Stefan, Vladimir, ya saben que hacer
-Usted no se preocupe señora, nadie entrara a este lugar, pero solo disponen de veinte minutos.
-Es tiempo suficiente.
Entro de nuevo a los calabozos y vio como su hermana entraba a la celda y comenzaban con su plan. Se posiciono frente a sus dos hermanos y realizaron un pequeño corte en sus muñecas, viendo como corría un pequeño liquido rojo con marcas negras en la muñeca de la menor, se tomaron de la nano y comenzaron. Lo que algunos veían como un acto de brujería y perdición para ellos era su única salvación.
-Haosul va emana din sângele nostru, răul va fi cel mai mare aliat al nostru, inima va continua să trăiască din distrugere și resentimente.
<El caos emanará de nuestra sangre, el mal será nuestro mayor aliado, el corazón seguirá viviendo de la destrucción y el rencor>
Sus ojos se volvieron negros y las sombras entraron en el cuerpo de su hermano, cubriéndolo completamente, la salvación de su hermano estaba hecha, pero como cada don explotado tenía sus consecuencias y el desmayo de su hermana era una de las manifestaciones del don.
-¡Stefan, Vladimir! -Los gritos alertaron a ambos guardias que se encontraban en la puerta vigilando- Levántenla, ya saben que hacer, Andriev, sánala. -Hablo y vio como de las manos de su hermano brotaba una tenue luz blanca que cerraba las cortadas en el brazo de su hermana menor-.
Stefan comenzó a arrullar a la pequeña niña, y fue directo a la pequeña ventana que transmitía un poco de luz al lúgubre lugar, lo único que podría hacerle frente a la oscuridad era un poco de luz, sus hermanos y ella eran oscuridad, Vladimir y Stefan su antídoto, eran todo lo que los trillizos necesitaban para mantearse a flote, ellos eran sus amigos, sus confidentes, su paz, era todo lo bueno que tenían en sus vidas, eran las únicas personas que estaban seguros nunca les fallarían.
La hora había llegado, Selene se mostraba fría, ninguna expresión salía de su rostro, sabía que su hermano volvería, pero no sabía que tan lejos lo llevaría el don de su hermana, el estaría seguro y ellas lo sabían.
Narcisa por otro lado estaba alejada de todo aquello, era la "Flor blanca" de su familia y tenía que estar alejada de toda aquella maldad, frente a ella se encontraba Stefan, en la parte trasera Vladimir, no había más, ella ocuparía su don dentro de poco y ellos tendrían que sacarla de allí apenas lo hiciera, podrían hacer pasar su desmayo como parte del choque de emociones al ver a su hermano arder en llamas y así fue.
-Inferno-Susurro y su hermano desapareció en cenizas, dejando ver como su sombra eran consumida por las llamas-.
Dos años después de la primera condena, fue su hermana, Selene, quien desaparecería en sombras, luego de ser acusada de matar a su prometido al momento de sacrificarlo en un intento de traer de la muerte a su hermano.
-Creo que realmente estamos malditos, no sé cómo se te ocurrió matar a ese hombre, Sele, firmaste tu sentencia de muerte, y después de ti iré yo, me dejaran sola, no voy a tener a nadie más para habitar este maldito lugar.
-Tienes a la guardia, ellos te cuidaran.
- ¡Ellos no son mis hermanos, Selene!
-Pues tendrás que hacer como si lo fueran, la soledad no es una opción para gene como nosotros, ellos son luz, tu luz.
Narcisa salió molesta del lugar, los Bram se caracterizaban por ser una familia unida, ahora dentro de un par de minutos se quedaría sola, no tendría nadie que parara los planes que tenía, pero tampoco tendría a sus hermanos con ella y no la malentiendan, ella amaba a Stefan y Vladimir, pero sin duda alguna ellos no eran lo que ella necesitaría más adelante.
Media hora más tarde, Selene estaba ardiendo en la hoguera, la maldad de Rumania había muerto al fin.
<Recuerda que la fortaleza del reino no depende de que tan fuerte sea su gente, sino de que tan unidos sean> Esas fueron las últimas palabras de su hermana antes de desaparecer por el fuego, ocupando el mismo método de su hermano.
Pronto, solo fueron sus más leales guardias y ella, junto a toda la gente que vivía en el castillo de Bram, se creía que con la muerte de estos dos hermanos la maldad se alejaría de Rumania, sin saber que la mayor maldad, aun rondaba los pasillos de su amado castillo.
<La maldad corrompe hasta al ser más puro de una familia>
<Nunca pensé que sería ella quien más daño causara>
<Los hermanos brujos han abandonado Rumania, podemos vivir en paz>
Narcisa sabía que había llegado su fin, aunque desaparecería de la misma manera que sus hermanos, ella amaba infundir miedo en sus habitantes, como último acto de brujería, abrió sus ojos negros como la noche ante todos los presentes y desapareció antes que prendieran fuego a la hoguera.
Los príncipes brujos habían muerto finalmente junto a toda su maldad.
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Timezone- Alec Vulturi
VampireEn un intento por defender a su clan, Narcisa les entregó a su mejor arma, ellos eran su ofrenda de paz ¿Resultó? No, pero esto era una muestra de que ellos no cumplían su palabra. "-¡Te di tu mejor arma, no te debo nada! -Ellos no merecían ese fina...