• La ultima bruja •

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Unas semanas después de la ejecución de Selene el castillo de Bram se complació en celebrar la boda de su princesa menor y su coronación como monarca de Rumania.

El salon principal se encontraba adornando con miles de flores, y una gran cantidad de regalos se amontonaba sobre una mesa, los invitados se mostraban felices con la unión, el vino y la comida no se hicieron esperar, y la fiesta continuó aun cuando los novios fueron a cumplir con su noche de bodas.

Lo amaba, pero su toque le quemaba, le hacía recordad aquello que ya no podía entregarle, sus besos lastimaban su piel, sus manos rompían su corazón un poco más, su cuerpo la asfixiaba, la dañaba.

-¿Estas bien?- le pregunto al ver las lagrimas bajar por sus mejillas- ¿te lastime?

-Es normal- mintió, pues ella nunca le confío que su pureza le había sido arrebatada- tranquilo.

El resto de la noche la adorno con una sonrisa, besos llenos de miedo y temor, unos que ella entegaba de esa forma, caricias que llenaban de dolor su piel ¿que mal había hecho para merecer esto?

Si todo salía lo planeado ella lograría hacer creer que su hijo era legítimo de su matrimonio, todos debían creer eso o de lo contrario será su fin.




































Si todo salía lo planeado ella lograría hacer creer que su hijo era legítimo de su matrimonio, todos debían creer eso o de lo contrario será su fin

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Cuando el embarazo de la reina fue anunciado el reino entero se lleno de alegría y jubiló, pues con esa llegada se tenia la esperanza de que la cadena de miedo que azotó a los príncipes mayores llegara a su fin, la alegría era aun más inmensa con los padres del niño.

—Un bebé, Narcisa, vamos a tener un bebé— murmuró el castaño tomando sus manos—.

—Tuyo y mío, si, un bebé — le respondió tomando sus manos, le hacía ternura la forma en la que el hombre se comportaba con la noticia, no se veía capaz de decirle la verdad sobre su bebé, se odiaba de solo pensarlo—.

Todos sabían que los primeros meses eran esenciales para cualquier mujer embarazada, por eso su esposo y todo el personal del castillo se desvivian en atenciones y cuidados para la rubia, Vladimir y Stefan no la dejaban sola en ningún momento del día, y desconfiaban de todo y todos.

—Majestad —saludo una de las criadas— el té que manda Lady Lea, lo recomienda, ella lo tomo durante su espera con su primer hijo— ofreció una tasa humeante—.

—¿Lady Lea?— cuestiono —tengo entendido que llego hace unos días y se dio a luz hace poco— sonrió —fue dama de compañía de mi hermana, la más fiel que ella tenia— bebió el té y un sabor dulce bajo por su garganta— si ella lo manda debe ser por que realmente funciona, gracias.

Timezone- Alec Vulturi [ PAUSADA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora