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Entrecerro las compuertas, achicando un poco sus oculares círculos rojos. La luz brillante le cegaba, movió un poco las manos y las hizo en puño.

Bajó levemente el parlante, mirando al suelo mientras más imágenes y voces, aparecían en su memoria. Sus piernas tuvieron un leve falló, flaquearon un poco y si no fuera por que esta amarrado a aquella camilla. Hubiera ido directo al piso, súplicas, llantos, llamados a que reaccionará, gritos de pavor y miradas de horror. Era lo único que le aparecía en su mente, trago saliba gruesamente y con dificultad. Sudando frío y escuchando las manecillas del reloj dictar la hora, se estaba cansando. Así que, decidió apagarse por un rato mientras aparecían los altos comandos. Para ver que habían decidido hacer con él, al fin y en cuentas. Ya había aceptado su destino y no iba a retroceder, no era un cobarde como el G-man.


























......











































-Por favor, chicos. Él apenas debe de estar procesando todo esta jodida mierda, el ahorita debe de estar confundido. Triste y cansado, aunque sea. Déjenlo descansar un poco más.- Suplicó con esperanzas, aquella persona.

-Ya sabemos de su estado, tanto físico como emocional. Sin embargo, no le podemos ocultar nada. Tarde o temprano, sabrá la verdad.- Contra dijo el contrario.

-A veís, los dos. Osparaís de una buena vez os meto un cañonazo, tíos. Pareced unos críos, ambos tened la razón. En cambio, SpeakerWoman tened más la razón. Aún es muy pronto para informarleís que su amigo a fallecido, debemoís os esperad a que se rehabitalice mentalmente. No podemos bombardearlo así, no lo aguantará.- Razono un tercero.

Una cuarta persona, cerró los ojos y suspiro con pesadez, se tallo un poco la sien y la nariz. Agotado, se levantó de su asiento y con sigilo. Salió de aquella sala de circunferencias, metió ambas manos a sus bolsillos y caminó sin algún rumbo fijó. Recopilando todo lo sucedido en sus archivos, guardando, atesorando y borrando alguno que otro de esos documentos en su mente.

Y sin el rumbo fijo, caminó por unos segundos, minutos u incluso horas y sin previo aviso. Choco con una puerta, no una pequeña. Una de Titan, sin embargo. Esta era un poco diferente, pues. Aunque fuera de Titan, estaba más pequeña que las otras y tenían un color rojo ladrillo. Enseguida identificó de quién era ese cuarto, le dió unos leves toques y como no obtuvo respuesta como lo supuso en un principio. Agarró la manija, la giró y entró a la habitación. Cerró la puerta, volteó y ahí miró a una persona.

Suspirando profundo y leve, se acercó a aquella cama y se puso a un lado de ésta.

-No tienes que preocuparte de esos idiotas, yo te protegeré.- Pauso un poco, llevo una de sus manos en el parlante del contrario y lo acarició. -Nada de ésto, es tú culpa. Fue un accidente que a cualquiera le hubiera pasado, te pasó a ti lamentablemente.- Murmuró bajo y despacio, acariciándole la cabeza.

Sentía al contrario tenso y tembloroso, con la mirada buscó una manta y cuando la encontró, fue por ella y se la puso en el contrario. Se fue por una silla, regreso con ella, la puso a un lado de la cama y se sentó en ella.

-Me aseguraré que nada malo te pasé, lo prometo......Ya te perdimos una ves, no dejaré que vuelva a pasar.- Mencionó en voz baja.










『....』















-Skibidi, skibidi, ski, dop, dop, yes, yes-

-Dop, dop, yes, yes. Ski, bidi-

Aunque no sabía muy bien ese idioma, extrañamente les entendía a la perfección. Sabía que hablaban de él, pero. Parecía como si estuvieran hablando de un tema muy ajeno a su persona, uno que a un no sabía que existía.

Mí rosa roja frágil ꧁Daffodilazal꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora