Esteban: Una aventura bajo el agua.

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Este fue un relato conjunto escrito en mi comunidad de WhatsApp.

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Era una fría y lluviosa tarde de junio, cuando Esteban, el gato, se encontraba al lado de la ventana, pensando en la desgracia de no poder salir de su acogedor hogar. No quería mojarse sus patitas, pero prefería siempre salir a dar un paseo. 

Pero hoy un paseo no sería posible, la injusta vida había convertido la lluvia en tormenta y si las cosas le fueran peor, la lluvia se convertiría en huracán y eso los llevaría a la triste, desoladora e irreversible muerte. 

Menos mal que esto era solo una lluvia. 

Aun así, el valiente gato decidió atreverse, para cruzar la furiosa tormenta. Tenía que ver a su amada gatita, porque si se quedaba en su casita se sentiría muy solo y triste. Y eso le causaba mucho pavor, así que se llenó de coraje y se aventuró. Mientras salía del patio de su casita a una velocidad increíblemente poderosa, se consiguió con Danny el pato. 

Quien movía su cola alegremente, disfrutando de la lluvia. 

Esteban, el gato, se detiene para observarle. Casi parecía que Danny, el pato, bailaba una cumbia él solito. Esteban pensó en acompañarlo, pero inmediatamente su mente se transportó de nuevo a su amada gatita. Entonces, la idea emergió de lo más profundo de su corazón, e iría a buscarla para bailar junto a ella bajo la lluvia. Sería romántico, pensó. 

De manera que lo llevó a preguntarse si Danny el pato podría llevarlo en su espalda para llevarlo a su amada gatita, quería llegar rápido, estaba desesperado por ver a esa hermosa gata que lo volvía loco, se le acercó a Danny el pato mientras que Danny nolo notaba porque estaba muy concentrado en su baile, hasta que escucho un fuerte maullido que lo comparo con un bravo león bebé, volteo a ver el hermoso gato blanco que tenía al frente y le pregunto "¿cuál era su problema?"... 

De manera que, al llegar al sitio previsto, la encontró maullando de manera miaulvada, en el suelo, un plan bien estructurado, que sostenía con ayuda de unas croquetas, pues la brisa tras la tormenta le había arruinado su miaucabro plan: «otro día será, humanos, otro día será», pensaba. 

La lluvia, había salvado a la humanidad ese día, pues la gatita, no podía mojar su majestuosa apariencia, ni en su conquista. Los mortales ignoraban la suerte con la que corrieron en dicha jornada. 

Con una garra alzada, dos castrados gatos emergieron de entre los árboles, llevaron el plano consigo, nadie dijo nada, la gata lucía molesta. Y mientras renegaba camino a casa, pensaba en las caricias que le daría su esclavo, lo cálida que se sentiría en su cama de plumas mientras se acicalara. 

Por otro lado, Esteban volvió a donde el pato e intercambiaron un par de palabras. 

Pero de un momento a otro, empezó a haber problemas. 

Las cosas con ese patito blanco parecían ponerse bravas. 

Él miraba con ansias de pelear y Esteban no entendía qué problema tenía con él. 

Fue ahí cuando él, antes de cometer cualquier acto de violencia, le preguntó: 

—¿Cuál es tu problema, patito cheto?—mencionó lo último con burla. 

—Pasa que me enteré de que te andas comiendo a mi gata, pero no dejaré que un cruzado como vos me la quite— dijo con acento de pato gallego. 

Esteban quedó sorprendido, no esperaba que el amor de su vida fuera otra gata de techo más. Pero, como dice a menudo su dueño: todas iguales... 

Lo más sorprendente de ese hecho, era que un pato pudiera quitarle su amada gata y él que lo consideraba su amigo. 

En medio de la lluvia se lanzó sobre Danny, quien, muy hábil y veloz, pudo esquivarlo y salió huyendo. Estuvieron un buen rato en la persecución hasta que la gata llegó a donde estaban ambos. 

En su filosa mente felina, ideaba llena de ira una solución, sus instintos le hacían asomar sus largas y nada limadas garras, había puesto empeño en no rasgar la nueva estructura que su esclavo en casa le había comprado luego de tres meses de sueldo, pero no podía dejar que supiera le gustaba, la gata, tenía una reputación que mantener, y tras todo eso, un plan que llevar a cabo. 

Todo, para este momento, sus letales armas emergían de entre sus rosadas almohadillas, se erizó amenazante y a modo de trance invocaron a muchos demonios gatunos, —los vecinos temían, creían una mujer estaba siendo atacada, o un bebé estaba siendo sacrificado. Nada cercano a la realidad, o casi—. Con el cuerpo empinado se acercó a medio lado, Danny el pato retrocedió, ya había visto esa mirada antes, en otras circunstancias, violentas, pero, con ronroneos de por medio. El patose alejó, lo suficiente para no ser alcanzado por estos. 

Esteban, lleno de celos, se lamentaba en sus adentros. ¿Cómo podría todo ser así? Había sido bueno con ella, le había cazado aves en sus buenos momentos, y ahora, le clavaba la garra en la espalda; traición. 

Un descuido de este, fue suficiente para que la gata se lanzara sobre él, solo un intento tuvo y optó por subir de un árbol hacia un tejado, pero la poseída, había anticipado su actuar, los tejados crujían, los sonidos eran desgarradores, pelusa en el aire se esparcía cuáles burbujas. 

De momento, Danny sintió un auto frenar en seco, leyó la palabra *control* y eso fue suficiente, para entender la situación. Tres hombres fuertemente equipados, habían estado haciendo seguimiento a la cabecilla. Era un asunto de seguridad nacional. Y Danny, con su peculiar andar, se largó cuánto antes. 

Durante el ajetreo de la escena, una anciana molesta, nada temerosa, arrojó agua al tejado, provocando que la pelea callejera volviera al terreno principal, y ahí sucedió. Los hombres creyeron ser rápidos, con especiales guantes, cuidadosamente creados para capturar a este pez gordo. Al fin dio sus frutos, la gata soltaba miauldiciones e intentaba liberarse, pero fue cegada por la mortal aguja, que eficaz, la indujo entre las patas de miaurfeo. El gato, por su parte, saltaba y se escabullía como podía, pero sus esperanzas, fueron cegadas por un auto. Esteban, yacía ahora despanzurrado en medio de la calle. 

Horas más tarde, unos rasgados ojos se abrían pesados, lentamente recobraba conciencia, intentaba levantar su cabeza y en vano caía de vuelta. Preocupada, creía que le estaban poniendo una camisa de fuerza, «me descubrieron, alguien habló»,«no estoy loca, no lo estoy».

 —Calma, preciosa, te pondrás bien pronto. —La mujer, ató la faja con precisión—. Ha sido por tu bien, ya no tendrás que preocuparte de un embarazo, serás una dama responsable. 

La gata no protestó, perdió todo interés en resistirse, ya todo estaba hecho. En sus aún separados pensamientos, lloraba a mares, casi lo logra, había visto a sus hijos en la cima de las razas. Gatos alados surcarían los cielos; sus hijos. Había craneado todo, y Danny le había jurado que sus quiméricas crías nacerían con grandes alas. 

_Volar... 

¿Qué acaso la humanidad no sueña con ello también? Le habían echado a perder su miaucabro plan, ya no iba a poder sobrepoblar la tierra. A la pobre, la habían castrado.

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⏰ Última actualización: Jun 11 ⏰

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