O4.

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El agua escurría por su cuerpo, relajándose al instante. El olor a coco del gel de baño inundaba el cuarto. La espuma del shampoo caía por sus hombros, pasando con delicadeza por sus brazos.

Pasó sus manos por su cabello, echándolo hacia atrás para que su rostro quede descubierto. Cuando se aseguró de enjabornarse bien, cerró la llave de la ducha.

Salió de su bañera y cogió la toalla para envolverla de la cintura para abajo. Con otra toalla más pequeña, secó su rostro y luego su cabello.

Cuando entró a su habitación, secó su cuerpo y caminó desnudo hacia su gran closet para abrir uno de los pequeños cajones y ver las diversas lencerías que guardaba.

Escogió una que le encantaba a Heeseung: uno rojo de encaje, ese que desprendía pasión y lujuria quien lo viera.

Sonrió, imaginando todo lo que haría esa noche junto a su novio.

Se puso la diminuta prenda antes de salir del armario y camina hacia su tocador. Cogiendo su crema corporal favorita y untarla sobre sus piernas recién depiladas, luego por todo su cuerpo, quedando completamente suave, como si fuera la piel de un bebé.

Tomó la secadora para enchufarla y secar su cabello húmedo, dándole un poco de volumen. Aunque en unos minutos, quedaría despeinado.

El timbre sonó, sonrió al saber qué es lo que había llegado. Cogió su bata y se la puso mientras bajaba corriendo por las escaleras, encontrándose con las preciosas rosas que había pedido hace un momento.

La noche recién comenzaba y como siempre, sería larga. Porque estará entre los brazos de Heeseung, besándolo y disfrutando cómo este lo hacía suyo.

Jugará como a él tanto le gusta. Lo llenará de placer y de mucho deseo. Hará que cada toque queme su piel con la pasión desprendiendo de sus cuerpos.

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Había pasado más de una hora y Heeseung recién llegaba. Desde el piso de abajo podía oler el aroma a coco, el favorito de Sunoo luego de ducharse. Ya sabía lo que le esperaba al entrar a su habitación.

Se quitó el saco, mirándolo. Sus ojos se oscurecieron por unos segundos, pensando en el porqué de su demora. Debrochó los botones de su camisa y caminó hacia las escaleras, subiendo sin hacer mucho ruido.

Cuando estuvo en frente de la puerta de su cuarto, se quitó el cinturón, dejando caer su pantalón al suelo junto a su camisa, quedando solo en ropa interior.

Tomó el pómulo de la puerta y la abrió. Encontrándose con Sunoo sentado sobre sus pies, saltando sobre el consolador rosa que estaba posicionado justo en su entrada lubricada.

Estaba tan sumergido en autocomplacerse, que ni siquiera se dió cuenta que Heeseung lo observaba.

Sunoo gemía mientras llevaba sus manos a sus nalgas y abría más, para caer más profundo sobre el consolador. Mordió sus labios, casi lastimándose.

Gimió fuerte, queriendo arrancar la delicada lencería y tomar su pene entre sus manos para masturbarse. Quería hacerlo, mierda, sentía que iba a explotar en cualquier momento.

Cuando guío sus manos hacia el delgado hilo al lado de sus caderas, fue detenido por un fuerte agarre en una de sus muñecas y otra en sus cabellos.

Soltó un chillido. Heeseung lo había tomado desprevenido.

El pecho de Sunoo subía y bajaba, mordió sus labios al sentir los de su novio sobre su cuello, succionando fuerte dejando grandes marcas sobre la blanquecina piel.

El rubio gimió bajito, mientras se movía sobre el consolador. Su Heeseung estaba con él, y lo haría suyo una y otra vez.

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Heeseung le quitó el consolador y lo tiró por algún lugar de la habitación. Dejó libre los cabellos de Sunoo y lo tiró en el colchón, cayendo de espaldas.

Lo miró con tanta profundidad que sus ojos podían traspasar su cuerpo y partirlo en mil pedazos si pudiera.

Heeseung lo deja como si de un objeto se tratara, luego va hacia uno de los cajones del tocador blanco de Sunoo y saca las esposas envueltas en cuero. Camina hacia su novio y jala de sus pies, posicianandose en medio y acercándose a su rostro.

-Esta noche -susurró contra sus labios-. Te haré saber una vez más a quién le perteneces.

Sunoo lo atrajo hacia él, desapareciendo la poca distancia que había entre ellos para besarlo.

Le encantaba cuando tomaba el control y hacía lo que quería con él. Le excitaba tanto que no le importaba ser humillado.

Heeseung mordió el labio inferior de su novio al separase, haciendo que este gimiera y lo mirara con ojos brillosos, completamente prendido y necesitado.

Tomó a Sunoo de las caderas y en un acto rápido lo dejó boca abajo, dejando su lindo trasero a la vista, decorado con un hilo rojo. Su favorito.

Dio una fuerte cachetada a una de las nalgas del rubio, haciendo que este gimiera alto, su mano quedó marcada en la zona. Sonrió, gustoso de lo que había hecho.

Subió encima del cuerpo más pequeño y lo tomó de ambos brazos para esposarlo contra el respaldar de la cama, que había sido diseñado exclusivamente para este tipo de situaciones.

Cuando se aseguró de que no pudiera moverse, bajó de él y de la cama. Inspeccionó la habitación, encontrándose con preciosuras sobre el sillón afelpado:

Rosas.

𝗋𝗈𝗌𝖾𝗌 & 𝗄𝗂𝗌𝗌𝖾𝗌 ♡⃕  𝗁𝖾𝖾𝗌𝗎𝗇 ﹙𝖼𝗈𝗆𝗉𝗅𝖾𝗍𝗈﹚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora