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Me encontraba sentado en mi cama observando a Ron empacar sus cosas con la ayuda de Hermione. Cada vez que metía algo en el baúl, sentía una punzada de tristeza en el pecho. Me decía a mí mismo que debía estar feliz por ellos, por la oportunidad que tenían de progresar como familia, de vivir sin las preocupaciones financieras que los habían agobiado durante tanto tiempo. No podía permitirme ser egoísta. Pero la verdad era que la idea de quedarme sin mis mejores amigos me desanimaba profundamente.

Mientras veía a Ron y Hermione juntos, intentaba consolarme pensando que al menos me quedaban Hermione. Mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Ron.

_ Harry, ¿puedes ayudarme con este baúl? Parece que está más pesado de lo que pensaba,dijo Ron, tratando de levantarlo.

_ Claro, Ron, respondí, acercándome para ayudarlo. _ Aunque, ¿qué has metido aquí? ¿Piedras?

Ron soltó una risa nerviosa mientras levantábamos el baúl juntos. _ Solo quiero asegurarme de llevarme todo lo que necesito. No quiero dejar nada atrás.

_ Te entiendo, dije, aunque en mi mente pensaba en todo lo que estaba a punto de dejar atrás. No solo sus pertenencias, sino también nuestra amistad diaria.

Hoy era el día en que debía despedir a Ron y Ginny en la estación de tren. Nos dirigimos a la estación con tiempo de sobra, y el ambiente estaba cargado de tristeza.

Hermione tenía a Ron abrazado, sin querer soltarlo. Pero, lo soltó solo cuando escuchó el ruido del tren acercándose. Me acerqué a Ron y lo abracé también, despidiéndome de él con una promesa.

_ Nos escribiremos, ¿ok? Cuéntame todo lo que pase, le dije, tratando de sonar optimista.

_ Claro, Harry. No te preocupes, no perderemos contacto, respondió Ron con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

Ginny se despidió rápidamente, evitando mostrarse demasiado afectada, pero su mirada me decía todo lo que necesitaba saber.

Los vi subirse al tren y, mientras éste se alejaba, una sensación de vacío se instaló en mi pecho. Hermione, que estaba a mi lado, también los miraba alejarse con ojos tristes.

Mientras regresábamos, mi mente seguía sumida en mi pensamientos, hasta que, de repente, vi una cabellera rubia a lo lejos, entre los árboles observé cómo Draco nos miraba fijamente. Era imposible no reconocerlo después de tanto tiempo observándolo.

_ Draco, murmuré para mí mismo.

_ Harry, quiero estar sola un rato. Iré a leer. Espero que no te moleste, dijo Hermione, sacándome de mis pensamientos.

_ Tranquila, Hermione. Está bien. Yo iré a dar un paseo, respondí, comprendiendo su necesidad de espacio.

Me despedí de ella y volví la vista hacia donde estaba Draco, pero ya no lo vi. Sentí una punzada de inquietud, pero decidí seguir caminando hacia Hogwarts.

Al entrar al castillo, lo vi sentado en una de las bancas del patio. Mi corazón dio un vuelco y me acerqué sin dudarlo.

_ Malfoy, me pareció haberte visto. ¿Nos estabas vigilando? le pregunté, tratando de mantener mi voz firme.

Draco me miró rápidamente, su rostro mostrando una mezcla de sorpresa y algo más que no pude identificar de inmediato.

_ Perdona, es que te estaba buscando, dijo, haciendo que mi corazón se acelerara aún más. _Quería preguntarte si... si querias que fuéramos a beber algo. Ya sabes.

_¿A beber algo? repetí, extrañado.

_ Sí, ya sabes como... una cita, dijo Draco, mirándome con sus ojos grises, llenos de una vulnerabilidad que rara vez mostraba.

"La Obsesión"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora