Babe estaba sentado en su habitación, solo, rodeado de catálogos de cosas para bebés.
La habitación estaba sumida en una penumbra sombría, apenas iluminada por la luz tenue que se filtraba a través de las cortinas entreabiertas.
Cada página que pasaba en los catálogos parecía pesar toneladas sobre sus hombros, recordándole dolorosamente el sueño que parecía estar fuera de su alcance.
Cada imagen de sonrientes bebés en ropas diminutas y cunas acogedoras era como un puñal en el corazón de Babe, recordándole lo que tanto anhelaba pero parecía estar tan lejos de alcanzar.
La sensación de vacío en su pecho se hacía cada vez más profunda a medida que contemplaba los productos destinados a la maternidad y la paternidad, productos que parecían estar reservados para otros, pero nunca para él y Charlie.
El recuerdo de la conversación con el médico resonaba en su mente, como un eco de desesperanza que se negaba a irse.
(...) Inicio Del Flashback (...)
Charlie y Babe se encontraban sentados en la sala de espera del consultorio médico, con los ojos fijos en el suelo, sumidos en un silencio abrumador que solo era interrumpido por el suave murmullo de la ventilación. La atmósfera estaba cargada de tensión y ansiedad, como si el aire mismo estuviera impregnado con la pesadez de su desesperación.
El médico, un hombre de mediana edad con una expresión compasiva en el rostro, entró en la sala y se sentó frente a ellos con una calma que contrastaba con el torbellino de emociones que los consumía.
Lo siento mucho, Charlie, Babe- comenzó el médico, su voz resonando con una mezcla de compasión y pesar. -Entiendo lo que están pasando y quiero que sepan que estoy aquí para ayudarlos en lo que pueda- dijo con voz suave.
Charlie levantó la vista, sus ojos oscuros reflejando la angustia que sentía en su interior.
¿Qué... qué nos pasa, doctor?-preguntó con voz temblorosa, apenas capaz de articular las palabras que pesaban en su corazón.
El médico suspiró, eligiendo sus palabras con cuidado antes de continuar.
Como saben, ustedes dos son alfas, lo cual hace que las posibilidades de concebir de manera natural sean extremadamente bajas- explicó con delicadeza, consciente del impacto que sus palabras tendrían en la joven pareja.
Babe sintió cómo un nudo se formaba en su garganta, mientras las lágrimas amenazaban con escapar de sus ojos.
Habían construido tantos sueños alrededor de la idea de ser padres, de ver crecer a sus hijos y construir una vida familiar juntos, que enfrentarse a la realidad de que quizás nunca podrían experimentar la alegría de tener un hijo propio era devastador.
¿Entonces... no hay ninguna esperanza? ¿No podemos tener hijos propios?-preguntó Babe, su voz rota por la emoción que amenazaba con abrumarlo por completo.
El médico se tomó un momento antes de responder, consciente de la fragilidad de la situación.
No es completamente imposible"-dijo finalmente, su tono suave y tranquilo tratando de ofrecer un rayo de esperanza en medio de la oscuridad que los rodeaba.- Pero como les dije, las probabilidades son muy bajas- dijo mientras veía a la pareja
Charlie y Babe se miraron el uno al otro, sintiendo un agudo dolor en sus corazones.
La idea de no poder concebir un hijo juntos los golpeaba con una crueldad que era difícil de soportar.
¿Qué opciones hay, doctor?-preguntó Charlie, su voz firme pero cargada de angustia.
El médico les ofreció una mirada comprensiva antes de responder.
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Un Cachorro, Un Nuevo Amor
RomanceBabe y Charlie quieren formar una familia pero lamentablemente al ser alfas no pueden quedar embarazado, así buscan una alternativa. Way es un dulce Omega que está enamorado de sus dos mejores amigos, los cuales le propone algo muy inusual.
