En un pequeño pueblo se encontraba un joven sacerdote que había dedicó su vida a la pequeña iglesia a que la gente de su pueblo se sintiera segura y encontrarán un refugio en ella.
Hasta que un día por aquellas puertas hermosas de cedro entro un hombre, alto, rubio, ojos azules pero que quemaban como el infierno mismo, Sergio al sentir su presencia se estremeció completamente sabia que no era alguien bueno. Sabía que todo lo que traería sería perdición pero por otra parte sentía que algo lo jalaba hacía el.
El creía en aquellas deidades que les llamaban por demonios y el podía jurar que ese tipo era uno, pero a la vez no podía dejar de pensarlo, siempre se sentaba en el mismo lugar y ponía atención ante la mínima palabra que el musitaba.
Aquel día al terminar, sintió el roce que dio aquel hombre sobre el, y eso tan pequeño bastó para que Sergio sintiera un ardor en su cuerpo que pronto lo llevó a una ducha helada pidiendo internamente perdón a Dios por siquiera pensar de esa manera.
No había dudas, era el mismo diablo en su iglesia, y hasta cierto punto no sabía si luchaba contra este o contra el mismo por todo lo que pasaba en su mente.
Aquella noche se sentía tan cansado que se recostó, cuando de pronto sintió como un peso se abalanzaba sobre el, tomándolo de la cintura y aprisionándolo.
Abrió sus ojos y pudo ver aquellos ojos pero ya no tenían ese azul eran negros y cargados de la lujuria misma, sintió como una lengua pasaba por todo su cuello y dejó escapar un gemido, pero no opuso resistencia alguna, al contrario comenzó a abrir de poco a poco sus piernas. El rubio notó la acción y dio la sonrisa más maliciosa que pudiera existir en el mundo.
-Ahora voy a meter mi mano en tu ropa, y no parare hasta que llegues al infierno conmigo, ¿Oíste?
-Hazlo ya.
Empezaron una pelea de lenguas desenfrenada mientras Sergio sentía la helada mano de aquel ojiazul sobre su miembro. Con tan poco tacto sobre el se estaba volviendo loco.
-Hazlo, duro y no pares. Llévame a pecar contigo. Por favor.
Lo próximo que sintió fue su respiración agitada al darse cuenta que todo esto era una pesadilla, oh ¿un sueño? No sabía cómo llamarlo lo que si sabía era que había sido uno de los mejores momentos que había tenido en mucho tiempo aunque fuera en sus sueños pero todo parecía tan real.
Pero se había percatado que en todo este tiempo ni siquiera sabía el nombre de aquel hombre y no sabía si era lo correcto acercase a él.
Pero su curiosidad y necesidad lo hacían querer hacerlo, finalmente era un hombre que estaba en la casa de los cielos.
Podía ayudarlo a sacarlo de aquel infierno o tal vez el sería el que lo arrastrara a él.
Lo que sea que fuera la respuesta, sentía que tenía que sacar esa necesidad de él.
Perdóname Dios, es todo lo que podía pensar y decir.
——-
Diosito cierra tus ojitos y no veas esto por favor, se me ocurrió esto ayer antes de dormir, así queeee, déjenme saber si también tienen medio alterada la realidad como yo 😔 jaja lqm
ESTÁS LEYENDO
Prayers for Checo
FanfictionCheco es un sacerdote devoto a su fé, pero todo cambia cuando un hombre alto de traje negro entra por primera vez a su iglesia, una vez que vio esos ojos sabía que no habría vuelta atrás.