On my knees

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Sabía que estaba cometiendo el acto más impuro que podría hacer, pero no sabía cómo parar la tentación de tenerlo siempre a él, era más fuerte que todo lo que creía pero a este punto de su vida no podía hacer más que pensar en Max, poco le importaba quien era ya, todo lo que quería y deseaba era poder estar con el toda una eternidad, estaba capaz y dispuesto a irse al infierno con el, para poder pasar el resto de su vida a su lado.

Estaba vuelto loco, no podía pensar o respirar bien después de aquella noche, fue la mejor de su vida era cierto que no podía caminar bien o si quiera era digno de pararse ante el montón de personas y decirles que se arrepintieron de sus actos cuando el en lo más mínimo se arrepentía y no podía esperar a terminar sus deberes, y deseaba que esa noche Max también fuera a visitarlo y no exactamente a tomar una taza de té con el.

Las horas pasaban y ese día habían decidido realizar un festejo por las fiestas del pueblo, todos estaban reunidos y ayudando pero no había ni siquiera una señal de Max por el lugar.

-Hoy no a venido a verte el ojitos lindos.

-Max, Carola se llama Max y solo es mi amigo.

-Aja y usted de la nada decidió usar una playera de cuello cuando estamos a casi 30

-Si, así como también espero que guardes silencio porque alguien nos puede escuchar y te recuerdo que sigo siendo el sacerdote.

-¿Puedo serte sincera?

-¿Alguna vez no lo has hecho? Eres la persona más sincera y lengua suelta que conozco.

-Hey.

-Y por eso también mi mejor amiga.

-Checo, mereces más, no estoy diciendo que sea malo a lo que te dedicas claro que no, jamás. Pero mereces disfrutar de esa libertad sin sentir que le debes algo a alguien.

-¿Y que dirían los demás, la gente?

-A la mierda con ellos,

-Es mucho que pensar Carola.

-El tiempo se acaba y las oportunidades se van.

Ante estas palabras no pudo evitar plantearse que sería de él y su vida si decidiera darle otro rumbo tal vez Carola tenía razón era momento para pensar en algo más en su vida o en alguien más, nunca era tarde, comenzó a caminar con la mente en blanco cuando sintió una mano en su cintura que lo detuvo de un jalón y sabía exactamente de quién se trataba porque con solo el toque de su mano, su cuerpo se erizó completamente.

-Padre, ¿Tendrá un momento? Quiero hacer un secreto de confesión.

-Vayamos entonces.

Sin ninguna palabra más, comenzaron juntos a caminar hacia el confesionario donde Max le pidió a Sergio que se sentaran juntos en el mismo espacio que no era necesario que estuviera del otro lado porque no tenía que avergonzarse de lo que diría a continuación.

-Bien, comienza.

-Padre, he pecado y he llevado a alguien más a cometer ese pecado carnal conmigo.

-¿Ha sido así de malo?

-No se imagina cuanto.- Dijo Max para después comenzar a pasar su mano por los muslos del contrario en dirección hacia su miembro haciendo que Sergio tragara saliva.

-¿Y te arrepientes?

-No, ni un poco, honestamente espero que la otra persona decida volver a cometer este tipo de actos.

-Deberías arrepentirte.

-¿Te arrepientes, Sergio?.- Cuestiono, dirigiendo su mirada hacia el más bajo.

-No, y estaba esperando que tú tampoco porque no puedo contenerme más.

Sin más que decir, se subió sobre el y comenzó a besarlo de una manera desesperada y necesitada como si en sus labios encontrara la salvación de este mundo. Max sujetó sus glúteos y comenzó a apretarlos fuertemente sacando gemidos de Sergio que dejaba salir sobre los labios de Max al momento de estarlo besando, y le era excitante aún más el saber que en cualquier momento podrían verlos.
Max bajo su mano hasta el cierre de pantalón pero este lo detuvo.

-No, ahora me toca a mi complacerte.

En un instante Sergio se encontraba arrodillado pero no exactamente para rezar, con sus delicadas y santas manos comenzó a desabotonar su pantalón y bajar el cierre, dejando al descubierto las piernas de Max besándolas de poco en poco hasta llegar a donde se encontraba su miembro, admirándolo completamente.

Comenzó dando suaves lambidas alrededor, pasó su lengua por el glande al mismo tiempo que lo masturbaba, lamiendo suavemente con su lengua de arriba abajo en su falo, para introducirlo en su boca.

Sus movimientos eran lentos, pero a medida que sentía que la erección iba creciendo y la excitación del rubio, aumentaba su ritmo teniendo el miembro en su boca y la vez su mano ayudándolo en el trabajo.

Max agarro el cabello de Sergio, haciendo que esté se inclinara y pudiera tener contacto visual con el, algo que había quedado claro es que Max en todo momento disfrutaba tener contacto visual no sabía si era porque realmente le gustara o disfrutaba ver cómo el hombre pecaba profundamente, tan profunda como su garganta en ese momento.

Checo realmente tomo su tiempo para besar y acariciar, tomaba nota mental de cada movimiento o sonido que hiciera Max para saber exactamente en que punto tocar, si en algún momento el agua pudo ser convertida en vino, creía firmemente en que el infierno podía convertirse en el cielo.

Con el pre semen que salía de Max al combinarse con la saliva santa de Checo, comenzó a masturbarlo, primero acarició suavemente sus testículos con la yema de sus hermosas manos, siempre con la vista fija hacia el, veía en Max una sonrisa como si en ese mismo momento le estabas vendiendo tu alma al diablo y vaya que lo estaba haciendo pero a este punto, ya no importaba.

Una mano estaba ocupada siguiendo acariciandolo y con la otra pasaba dos dedos hacia arriaba y hacía abajo en todo lo largo del tronco del gran y venoso miembro de Max.

Sujetando la base, y rodeando su punta rosada comenzó a hacer círculos con la palma de su mano, comenzado a moverse de arriba a abajo, sincronizando sus movimientos cada vez más, viendo como Max trataba de reprimir sus gemidos y mordía sus labios para ahogarlos pero era casi imposible.

En la mente de Max, Checo se veía como un mismísimo ángel, un ser tan puro e inocente pero que sabía como volverlo loco a él y a su verga, implorando cada vez que jamás terminara.

Comenzó a pasar sus dedos por su glande, haciendo movimientos circulares y pasando su lengua de vez en cuando, sin olvidarse de los bellos y carnosos muslos de Max, que los apretaba de vez en cuando, lo cual solo hacía enloquecer mas al ojiazul.

Estaban perdidos en una nube de lujuria y deseo cuando escucharon como alguien estaba entrando a la iglesia y comenzaban a recorrerla pero ni siquiera esto lo detendría, Sergio comenzó a follar el miembro con su mano cada vez más rápido pero asegurándose que este sintiera placer.

Metió el gran miembro de Max una vez en su boca, y el contrario comenzó a tomar el control ahora y follar duramente la boca de Checo, sujetando a este por su cabello y empujándolo cada vez más para que estuviera más dentro, sintiendo cada vez más cerca su orgasmo, por otra parte las manos de Checo estaban perdidas en los muslos de Max, que apretaba y dejaba rasguños en ellos, sintiendo que podía ser un poco posesiva con ello.

Al sentir que llegaría a su liberación, Max apartó a Checo, comenzó a masturbarse el mismo y el de pecas seguía arrodillado ante el y con la boca abierta y su lengua hacia el aire, espero como tal cachorrito que le dieran lo que pedía, a lo cual Max no dudó ni en poco en dárselo, dejando salir todo de el, salpicándolo por todas partes una vez que sintió que era todo, lo atrajo hacia el para besarlo y sentir todos los sabores mezclados en la boca de su amante, amando cada pequeña parte de su boca.

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Lo que más me gusta de la religión es el pecado y cada vez que se me ocurre algo para escribir de esto, siento el pecado cada vez más grande 🙂‍↔️ cuando me muera recen por mi, porfa

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⏰ Última actualización: Sep 16 ⏰

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