Único

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Hace 8 meses exactos que Felix había sido nombrado como el Jefe de la Policía de Seúl. En el momento en el que asumió su puesto se ganó un “enemigo” dentro de la comisaría, Hyunjin. El Oficial Hwang llevaba en la comisaría aproximadamente unos 7 años, tenía casi todo para el jefe, pero su impulsividad no se lo permitía. Todos los demás oficiales le decían Hwang “impulso” Hyunjin, ya que siempre se dejaba llevar por el primer pensamiento que se le ocurría.

Felix no había ni estado 4 horas en la estación como Jefe y Hyunjin ya lo odiaba. No sabía por qué, pero sus impresiones ya decían que el rubio con pecas sería un dolor de huevos. Y así fué, pero no del tipo de dolor de huevos que Hwang pensaba, fué un tipo de dolor diferente. Se dió cuenta que sus genitales realmente dolían cuando veían al jefe en acción, cuando se paseaba por la estación con su uniforme apretado marcando perfectamente ese culo bien firme que tenía, también cuando se reunían de vez en cuando y el lindo jefecito maquillaba levemente su rostro. Así que ya saben de qué tipo de dolor hablamos, ¿no?.

Hyunjin realmente no lo quería aceptar, pero su pene se endurecía cada vez que Felix lo retaba o le ordenaba algo, le daban demasiadas ganas de esposar sus muñecas en su espalda y azotarlo hasta que el rubio ruegue porque pare. Mierda, tenía demasiadas fantasías con su jefe.

Hoy era día de allanamientos, y a Hyunjin le tocó ir en el mismo equipo que Felix. Ambos estaban uniformados por completo, chaleco antibalas, casco, máscara y las demás cosas reglamentarias. El pelinegro estaba extremadamente excitado, ver a su uniformado jefe en acción era una de sus mayores fantasías por lo que en este momento estaba semi duro pero lo dejó pasar ya que estaban por entrar al edificio el cual tenían que allanar.

Casi 40 minutos después Hyunjin y Felix eran los únicos que quedaban dentro del edificio, de un momento a otro y sin saber cómo pasó el más alto estaba a centímetros del rubio.

– ¿Qué está haciendo Oficial Hwang? – dijo Felix observandolo.

– No sé, sinceramente no lo sé. Lo único que sé es que tengo muchas ganas de besarlo, quiero apretar su cintura, quiero esposarlo y nalguearlo hasta que me pida perdón por todas las veces que me retó a lo largo de estos meses. – le confesó Hyunjin a milímetros de su boca.

– ¿Y que se lo impide? – dijo con una sonrisa muy sádica.

Esa respuesta tomó por sorpresa al Oficial Hwang pero su reacción fue automática y en unos pocos milisegundos ya estaba besando ferozmente a su jefe. Hyunjin apretó lo que podía de la cintura del rubio por encima del traje policial. Felix se aferraba al chaleco antibalas del mayor. Ambos disfrutaban de ese beso que esperaban hace meses hasta que una bocina y un grito los hizo separarse.

– Del uno al diez, ¿Qué tanto te gustaría cogerme en la patrulla? – preguntó sin ningún tipo de vergüenza el rubio.

– Un mil, ¿Por? – contestó el peli negro. Iba a decir algo más pero otro ruido de bocina lo interrumpió.

– Vamos, podemos estacionar la patrulla en el baldío cerca de la comisaría. – Felix volvió a darle un beso y salió arreglándose la ropa.

Exactamente ocho minutos después Hyunjin se encontró con él y con todos los oficiales afuera del edificio. Vió como Felix le dijo algo al Jefe de Allanamientos, este asintió y después se dirigió a su patrulla. Felix se acercó a él y le dijo.

– Le dije que teníamos algo que hacer antes de dar el parte, apúrate. – le explicó y ambos subieron a la patrulla.

El viaje desde el edificio hasta el lugar donde habían acordado “esconderse” fue de 15 minutos. En esos minutos Felix no dejó sus manos quietas y toqueteo con fervor a su compañero, tocaba sus muslos, sus brazos y su abdomen. Hyunjin le advirtió varias veces que se quedara quieto pero el rubio hizo caso omiso.

Al llegar al destino lograron estacionarse lo más escondido posible y, minutos después, Feliz ya estaba arriba de Hyunjin mientras se besaban fogosamente.

– Jefe Lee tiene unas manos muy inquietas, ¿Debería esposarlo? – le dijo Hyunjin mientras mordisqueaba su cuello.

– Podría esposar me, he sido un jefe muy malo ¿No? – le respondió siguiendo el juego.

– Totalmente, ha sido el peor jefe. – agarró las muñecas del rubio y las sujetó con fuerza por detrás de su espalda. – A partir de ahora mando yo, y usted me obedece, ¿Entiende Jefe Lee? – esposoló sus manos con extrema destreza y habilidad.

– S-Si, haré lo que me diga OficialHwang. – contestó soltando un quejido por la brusquedad del agarre.

Hyunjin volvió a mordisquear y lamer su cuello mientras amasaba sus dos nalgas con fuerza, sacándole jadeos y gemidos ahogados al rubio. Unos segundos después separó su cara del cuello contrario y empezó a desabotonar la camisa de Felix y se concentró en atender los efectos pezones de su jefe. Los chupó, los lamió, dejó leves marcas de rojas de mordeduras alrededor y lo hizo temblar de placer mientras los pellizacaba con sus manos. El miembro de Felix estaba completa erecto y necesitaba atención, por lo que Hyunjin con gran agilidad liberó el falo del contrario.

– Mhg… Oficial Hwang d-deje de jugar así. – se quejó unos minutos después de que Hyunjin empezó a bombear lentamente su erección.

– Silencio mi lindo jefecito, cállese y disfrute. – lo besó.

Felix se deshacía en el regazo de Hyunjin mientras este lo masturbaba con gran empeño, lo hizo llegar al borde del orgasmo unas dos veces ya pero aún así no llegó derramar su esencia. Unos cuantos minutos de súplicas después, Hyunjin lo dejó correrse sobre él.

– Ahora es mi turno jefe, colabore para que pueda meterme en usted. – le dijo acercando un par de dedos a su boca para que los lubrique con saliva.

Cuando creyó que ya estaba preparado, después de haber dejado al descubierto la parte inferior de Felix, llevó los dedos a su entrada y comenzó a frotarlos hasta introducir uno a uno.

– ¡Ahg! O-Oficial, ya estoy. Metalo por favor. – rogó Felix mientras era embestido con tres dedos dentro suyo.

– Como usted quiera Jefe. – siguió con el juego.

Acomodó mejor a Felix sobre su regazo e introdujo lentamente su miembro mientras gemía por la sensación de estrechez. Felix gimió exageradamente cuando, de una sola estocada, el peli negro tocó su próstata.

– ¡Si, si! Más rápido, más rápido por favor. – pedía Felix mientras Hyunjin empujaba dentro suyo.

– ¿Quién diría que al final el Jefe era una zorra necesitada?¿Le gusta ésto? Porque yo podría acostumbrarme a estar dentro suyo siempre, se siente tan bien Jefe Lee. – le decía al oído mientras embestía más rápido en el rubio.

– ¡Si!¡Me encanta! M-Me voy a venir otra vez, no pare. ¡No pare Oficial Hwang! – rogó nuevamente.

Cómo siempre a órdenes de su jefe, no paró. Siguió penetrando intensamente dentro de él hasta que el rubio volvió a manchar su camisa con su esencia. Y, unas cuantas embestidas después, se corrió dentro de él.

Ambos respiraban pesadamente, los vidrios estaban empañados por el calor del momento y ellos estaban algo cansados.

– Se supone que usted me odiaba, ¿No Oficial Hwang? – río mientras Hyunjin le quitaba las esposas.

– Puedo odiarlo y querer cogerlo al mismo tiempo, en realidad ahora solo quiero seguir cogiéndolo. – contestó una vez que Felix volvió a su lugar.

– Entonces… ¿Su casa o la mía? – preguntó pícaramente el rubio.

– La que esté más cerca. – y puso en marcha la patrulla.

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⏰ Última actualización: Jun 15 ⏰

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