Cap. 27

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27. LA DAMA SUSY.

Subí a regañadientes al auto de Liam argumentando la inminente destrucción de los asientos y el suelo alfombrado por la pintura que empapaba nuestras ropas... y por mi suerte.

— Ya les has hecho cosas peores a mis autos —respondió Liam cerrando la puerta del copiloto.

Solo porque había ocasionado aquel accidente en la calle Bromler en el que no giró a la derecha, había vomitado en su auto al salir de Brow Hill y habíamos burlado a la muerte en Minnesota saliendo del auto que minutos después se convertiría en galleta de Audi, no significaba que fuera del todo mi culpa ¿o si?

Culpaba directamente a Liam de la primera y la ultima.

— ¡¿Qué están haciendo?! —gritó molesto el hombre de la cara roja que se atrevió a despedir a su jefe, desde la ventana del segundo piso— Bajen de ese auto.

—Me pregunto cuanto tiempo tardará en darse cuenta de quien eres tú —dije con la mirada clavada hacia el frente, justo en el hombre de cara roja.

—A mi me intriga su reacción ¿Cómo crees que lo tome? —me miró.

Me encogí de hombros. —Despidió a su jefe... yo directamente me mataría.

—Nunca me habían despedido —comentó Liam más para si mismo.

Reí. —Bienvenido a mi mundo... no, bienvenido al mundo del resto del mundo.

Me miró ceñudo. —¿Cuantas veces te han despedido?

Abrí la boca para responder pero vi el cuerpo regordete y la cara roja de cierto hombre que minutos antes nos había despedido, correr con una velocidad impresionante hacia el auto.

—¡Liam, vamonos ahora!

Liam siguió la trayectoria de mi mirada y arrancó dejando atrás a nuestro pequeño, simpático y regordente Cara Roja.

Al verlo por el retrovisor gruñir, tirar su gorra de los Medias Rojas y ponerse aún más rojo con las amenazas que nos lanzaba, comenzamos a reír.

—No has respondido mi pregunta —rectificó Liam una vez que quedamos en silencio.

Asentí. —Me han despedido muchas veces. A los 19 trabajé en una paletería, me despidieron por comerme la mercancía. A los 20 me despidieron de una tienda de hamburguesas por pelear con una niña de 6 que quería tres cajas más de juguetes gratis, ella aseguraba ser la princesa de México, le dije que México era un país libre, soberano, autónomo y no se regía por monarquías, entonces lloró y me despidieron. A los 21 trabajé en una tienda de pollo frito, me despidieron cuando le dije al jefe que matar pollos era cruel y las papas fritas sintéticas apoyaban considerablemente la obesidad infantil. A los 22 trabajé en Izzy Pizza y fui despedida cuando un grupo de adolescentes llamó a la pizzería y comenzó a hacerme propuestas indecentes...

—¿Te despidieron por que unos adolescentes te hicieron propuestas indecentes?

—Me despidieron por que fui muy explícita cuando les dije lo que podían hacer con sus propuestas.

Los labios de Liam formaron una fina U inversa y asintió sin más.

—A los 23 me despidieron de Publisher Weekly porque, como sabes, mi hermana se acostó con mi jefe Bob y cuando lo botó el lanzó su ira sobre mi persona.

—Vaya.

—Si... es divertido tener muchos empleos... hasta creo que ser despedida es algo divertido en algunas ocasiones.

Liam frunció el ceño. —Nunca voy a entender tu sinónimo de diversión, Lucinda.

Reí leve. —Solo llévame a casa para que pueda llegar a tiempo a la prueba de vestido de tu novia.

Afortunado Desastre (LR #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora