🦋 CAPÍTULO 10 🦋

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Gemini sentía que había vivido el susto de su vida aquella tarde. Cuando llegó a donde estaba Fourth entendió que la situación era grave, el alfa no era de armar dramas por cualquier cosa, así que al ver las lágrimas resbalar por sus mejillas supo que aquello era serio y que necesitaba actuar de inmediato.

En contra de la voluntad de su mejor amigo, tanto el primo del Norawit y Pond le habían ayudado a llevarlo a la enfermería donde rápidamente examinaron la pierna que había sufrido el impacto. Según lo que contó el equipo y el propio Nattawat, en una distracción por su parte había apoyado mal sus pasos y por ende su peso había caído completamente sobre su tobillo. Gemini estaba tan callado que parecía ausente en medio de las personas que se encontraban allí; estaba realmente asustado. Sus ojos grises pasaban casi llorosos del rostro de angustia de Fourth hasta su pierna que estaba siendo palpada por las manos del especialista. Él sabía que un profesional de la salud no le haría daño a su compañero pero notar el dolor del mayor aumentar con cada tacto y apretón, despertaba en él unas ganas asesinas de querer correr a todos de allí y ser él quien cuidara del herido chico.

Gemini creía que al estar quieto y detrás de todos no sería tan evidente y por tanto, no haría preocupar al jugador de fútbol pero jamás podría engañar a Fourth; no cuando los ojos del contrario siempre se habían mantenido sobre los de él. Con calma y una suave sonrisa, el alfa intentó calmar la preocupación y terror en el rostro de su amigo pero fue inútil, Norawit no le miraría en ese instante porque sabía que terminaría derramando el llanto que tanto le estaba costando contener.

Fourth sentía su tobillo doler como el demonio, pero su corazón fue el más lastimado aquella tarde luego del rechazo y distancia que había implantado su pequeño niño de ojitos grises.

Como resultado de todo habían terminado en el hospital por sugerencia inmediata del doctor que atendía la pequeña clínica instalada al interior de la universidad. Llevaban alrededor de una hora en el odioso lugar y para el menor de todos estaba siendo una inmensa tortura. Gemini tenía muy malos recuerdos de los hospitales e inconscientemente les había creado cierta fobia, al estar en medio de aquellos uniformes blancos, instrumentos metálicos, olor a medicamentos y eco entre los relucientes pasillos sólo le recordada las tantas veces que había sido llamado "fenómeno" y las otras tantas en las que había servido de rata de laboratorio para todo aquel que en su momento quiso contentar a su millonario padre.

Phuwin y Pond habían venido con él, más que nada para intentar calmarlo pues una vez Fourth desapareció entre las puertas de la sección ortopédica, el menor se había venido abajo mostrando finalmente lo nervioso que se encontraba. Su primo le sostuvo en brazos hasta que su llanto se calmó y el alfa de cabellos rojos le había traído un té, mismo que bebió hasta haber recobrado el control en su respiración. Tal vez esos dos pensaran que estaba exagerando demasiado pero nadie podía siquiera imaginar lo profunda e inquebrantable que era su conexión con aquel alfa. Nadie sabía lo importante que era Fourth para él.

- ¿Son familiares?- La pregunta hizo que los tres chicos se pusieran de pie notando como la enfermera de baja estatura les miraba de manera seria pero gentil.

- Amigos.- Fue Phuwin quien respondió porque al parecer a Gem se le había olvidado su propio idioma.

- Si no son familiares no pueden pasar.- Anunció y el terror en los ojos de Gemini creció.

El de ojos de color ceniza miró a su primo con desespero, casi rogando por su ayuda en lo que el de azul en su mirar peinaba con ligereza sus cabellos tratando de buscar la calma que recién encontrada, volvió a perder. Por suerte ahí también estaba Pond y quizás sólo era por su habilidad de saber aprovechar su apariencia, su condición de alfa o la fluidez que tenía al hablar pero de algún modo aquel risueño chico había logrado convencer a la enfermera de dejarles entrar.

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